Tan solo con poder verla.
De repente, las puertas de Villa Hermosa se abrieron lentamente.
El corazón de Alejandro se retorció en su pecho, todo su cuerpo se agitó y su imponente figura se
inclinó hacia adelante. Sus ojos ardían intensamente, clavados en dirección de la puerta, incluso
su respiración se volvió más pesada.
Sin embargo, cuando Pol apareció en su línea de visión con una sonrisa ambigua y un paso
tranquilo, su corazón palpitante cayó como una piedra.
Alejandro lo miró fríamente mientras el hombre se acercaba a él.
-Alejandro, es bastante descortés e inoportuno aparecer aquí en medio de la noche sin saludar a
nadie, ¿no crees? – Pol lo miró con ojos burlones y sarcásticos..
La expresión de Alejandro no cambió, sus labios se curvaron finamente fríamente. -Mi presencia
aquí no tiene nada que ver contigo.
-Alejandro, ¿siempre has sido así de desvergonzado? – Pol soltó una risita llena de desprecio. -Sé
por qué viniste y sé en qué estás pensando. Te arrepientes de elegir a Beatriz sobre Clara. Te diste
cuenta de que esa mujer te ha engañado por completo, te has despertado a la realidad de tu
estupidez y ahora intentas recuperar a Clara para no quedarte sin nada, te ves patético. Lastimaste
profundamente a Clara, ¿crees que ella seguirá esperandote?
Se hizo un nudo en la garganta de Alejandro, este se movió mientras sus palabras le amargaban la
boca.
-Clara ya tiene a alguien más a su lado. Si estás pensando en volver a perseguirla, deberías
preguntarse si lo aprueba o si terminas por completo -Pol ajustó sus anteojos, su mirada se volvió
rígida.
-No te corresponde a ti decir esas cosas, Pol- Alejandro levantó la barbilla ligeramente, su deseo
ardiente de vencer y ganar resurgió. -Incluso si me arrepiento y quiero empezar de nuevo con
Clara, si ella rechaza la idea, será ella quien me lo diga en persona. Nada de lo que digas delante de
mí tiene validez.
-Alejandro…
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por Valencia. No necesitas venir a merodear cerca de mi casa todo el tiempo. ¡Esto no es un lugar
turístico! -Clara no pudo aguantar más a este hombre y le dijo fuertemente, ¡Vete de aquí de
inmediato, sin que nadie te despida! –
Alejandro aún la miraba fijamente, sus ojos enrojecidos se entrecerraron y luego habló en voz baja
hacía ella: -Está bien, buenas noches.
La expresión de Clara desconcertó: ¿Qué?
¿Buenas noches?
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¿Este hombre había viajado todo el camino hasta aquí solo para despedirse con unas buenas
noches? ¿Había perdido la cabeza?
Al instante, como si hubiera liberado un peso de sus hombros, Alejandro se giró sin más hacia su
auto deportivo.
-Alejandro, espera.
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