apítulo404
¿Hermana?
Los dos hombres que se habían levantado se miraron el uno al otro y luego volvieron a sentarse.
El hombre que había sido golpeado, con sangre goteando de su cabello, sonrió y dijo: -Así que es
Jimena, ¡lo siento mucho!
-¡Hermano! ¿Qué estás planeando? – Jimena, al ver a su hermano mayor sosteniendo a Noa, estaba tan enojada que sus ojos parecían llamaradas.
-Jimena, ¿qué estás tramando? – Rodrigo frunció el ceño con fuerza y le hizo una pregunta
severa.
-¿Me cuestionas porque arruiné tus planes? ¿Crees que arruiné tu pequeño juego? – Los ojos de
Jimena estaban enrojecidos de la rabia.
-Él te despreció, así que golpearlo no debería ser un problema-dijo Rodrigo.
Los tres hombres estaban tan asustados que permanecieron inmóviles, con cortes en sus cabezas y sangre goteando, completamente asustados.
-Pero ¿ignoraste completamente lo que te dije? Te dije que, si no tenías problemas, no fueras a ACE. Y si ibas, tenías que decirmelo para que pudiera hacerte los arreglos necesarios.
Rodrigo tenía una expresión seria mientras la reprendía. -¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué no
puedes hacer las cosas más fáciles para mí? Si este lugar está tan caótico y tú causas problemas, ¿
cómo voy a estar ahí para protegerte a tiempo?
-No finjas preocuparte por mí aquí-le dijo Jimena, apuntando directamente a su rostro con las
manos en la cintura. -Admite que estás enojado porque te descubrí en una situación
comprometedora.
-No creas que puedes escapar tan fácilmente, Rodrigo. ¡Eres una vergüenza por cómo tratas
incluso a la hermana de Alejandro! ¡Eres despreciable!
-Jimena-la mirada del hombre se oscureció al instante.
Un escalofrío recorrió el corazón de Jimena al escuchar su nombre, retrocediendo un poco. Su
hermano mayor nunca le había hablado así antes, al menos no que recordara. Parecía que en verdad estaba enojado.
-Esto no es asunto tuyo. ¡Vete a casa! – Rodrigo respiró profundamente y echó a Jimena con voz
firme.
-Puedo irme a casa, pero tienes que venir conmigo-respondió Jimena. Rodrigo la miró y luego dirigió su mirada hacia Noa, que estaba profundamente dormida en sus brazos. -No voy a volver esta noche. Tú ve a casa ahora y deja de causar problemas.
-¿Así que planeas quedarte a dormir con ella? – La voz de Jimena era aguda y fuerte, resonando
en los oídos de los presentes.
-Luisana-Rodrigo exclamó sin más, no quería seguir perdiendo tiempo discutiendo con Jimena.
-Estoy aquí-dijo Luisana, entrando apresuradamente.

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