Capítulo411
La pregunta tan evidente hizo que todas las miradas se centraran en Joaquín. La mirada
penetrante de Clara, llena de ironía, hizo que el corazón de Joaquín se acelerara, pero él
permaneció calmado y dijo: -Esto es algo que todos conocemos. Antes, el grupo Hernández
compitió con nosotros, y Ada Gutiérrez estaba indecisa entre usted y Alejandro, pero al final, usted
demostró ser la mejor y ganó el contrato de la organización de la boda. Ahora, nuestra situación es
más débil, y dado que el matrimonio de Ada Gutiérrez se acerca, es lógico que ella se una al grupo
Hernández, ¿verdad?
Sus palabras fueron cuidadosamente elegidas. Clara entrecerró los ojos, se recostó cómodamente
hacia atrás y sonrió: -Tu análisis es correcto, pero has pasado por alto un detalle: hasta ahora,
grupo Hernández y Ada Gutiérrez aún no han firmado un contrato formal.
Todos quedaron sorprendidos: -¿Ha pasado una semana y todavía no han firmado el contrato?
Joaquín mantuvo la compostura, pero su expresión claramente se volvió más rígida.
-Si ya hubieran firmado, ¿el grupo Hernández lo habría anunciado con bombo y platillo en su
comunicado de prensa? El silencio actual sugiere que las cosas no han progresado. Eso significa
que aún tenemos una oportunidad-dijo Clara mientras apuntaba con la punta de su pie y giraba
despreocupadamente en su silla. -Soy una persona obstinada por naturaleza, y no me rendiré
hasta el último momento. Por eso he ideado un nuevo plan, y en los próximos días se lo presentaré
nuevamente a Ada Gutiérrez para tratar de recuperar este proyecto.
El entusiasmo llenó a la multitud: ¡Clara era realmente asombrosa, ya tenía todo planeado!
Joaquín se vio obligado a unirse al coro de aprobación.
-Pero Clara, al fin y al cabo, nuestra compañía violó el contrato primero. Probablemente Ada
Gutiérrez ya esté muy molesta con nosotros. Si intentas hablar con ella de nuevo, hay una gran
posibilidad de que fracases, ¿verdad?
-Sí, podríamos estar desperdiciando nuestros esfuerzos por completo.
Los labios rojos de Clara brillaban, sus ojos parpadeaban como obsidiana, y su risa resonaba con desenfado. La vida no siempre es sencilla. Incluso si las probabilidades son pequeñas, aunque
sea una sola vez, ¡debo intentarlo!
Después de la reunión, los miembros del equipo del proyecto se dispersaron.
En la amplia sala de conferencias, solo quedaron Clara y Aarón. La señorita tomó el café que Aarón le entregó, se paró junto a la gran ventana y contempló la hermosa vista de la Ciudad de México,
saboreando el café con calma.
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