Capítulo543
-¡Hermano mayor! ¡Ya sueltame un poco, que me estas asfixiando hermanito! Arturo vio a Clara
sacar la lengua y abrir exageradamente sus ojos, así que rápidamente intervino para aflojar el
agarre de Javier en el brazo de Clara.
-Vaya amistad la de ustedes dos, realmente da envidia, pero de la buena bromeó Victor,
mientras hacia una broma a Javier y se llenaba la bocotá con una torta de jamón.
Inés no pudo evitar cubrir su pequeña boca de deliciosas cerezas. Siempre había sido tranquila y
reservada frente a sus hermanos, por lo que escuchar esa broma casi hizo que se le saliera la
bebida de la boca.
Diego, preocupado de que Inés se atragantara, le dio palmaditas en la espalda y bromeó con Javier
de manera despreocupada. -Efectivamente, Clara ha escapado de un gran peligro, así que no
deberías decir cosas desafortunadas todo el tiempo, eso atrae mala suerte.
-¡Solo me preocupo demasiado por mi hermana, no puedo controlar lo que digo!
Clara fue arrebatada de los brazos de Javier por Arturo, pero él no se dio por vencido y aún sostenía
la mano de Clara firmemente.
Lo que comenzó como una reunión armoniosa de hermanos ahora tenía a Clara como el centro de
atención.
-Hablando de Clara, ¿no recibiste algún tipo de reconocimiento después de tu valiente rescate? ¿
Nadie te entregó un certificado o algo así? – preguntó Victor con un toque de incredulidad.
-Cuando la rescaté, me desmayé y no supe qué pasó después- respondió Clara con indiferencia,
mientras disfrutaba de los camarones que Arturo pelaba para ella.
-Recibimos un reconocimiento- dijo Diego después de haber terminado su comida y limpiado
sus labios con una servilleta.
Clara, con un camarón en la boca preguntó con sorpresa: -¿Qué estás diciendo?
-Dejé mí número de teléfono con Ignacio, del equipo de guardabosques del parque forestal. Después de que te rescataron, se pusieron en contacto conmigo y dijeron que la escaladora que salvaste vino en silla de ruedas con su familia hace dos días para entregarte un reconocimiento. Ellos querían agradecerte en persona. Lamentablemente, no saben quién eres ni tu nombre, así
que solo te llamaron la amable señorita.
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