Capítulo 608
En el momento en que Clara cayó desmayada, Pol la abrazó profundamente en sus brazos. Sus profundos ojos oscuros, se llenaron de llenaron de rabia, y gradualmente comenzó a a
enloquecerse.
Alejandro se quedó solo, de pie inmóvil en medio de la tierra helada y nevada, con una capa de nieve sobre su cabeza y hombros. Estaba esperando pacientemente, preparado para pasar toda la
noche alli si era necesario.
De repente, la puerta de hierro fuera de la mansión se abrió. Alejandro se iluminó como si hubiera
visto la luz al final del túnel. Al instante, su corazón se contrajo de repente.
Con una expresión pálida y sombría en su rostro, se dirigió directamente hacía él. Era Pol.
-¿Dónde está Clara? -preguntó Alejandro con los puños apretados, mirándolo ferozmente.
Pol se quitó las gafas, con una sonrisa fría en los labios y una mirada triunfante en sus ojos. -Clara se quedará en mi casa esta noche y no volverá contigo. Mucho menos vendrá a ver la nieve contigo. Ya ha descansado. Si todavía tienes un poco de dignidad, te largarás de aquí ahora mismo.
Voy a volver con ella.
Alejandro sintió como si lo hubieran golpeado con un rayo. Su voz tembló de rabia y amargura. – Pol, ¿te sientes orgulloso de esto? Lo único en lo que te basas para estar con Clara es tu astucia y tu
planificación.
-Si, ¿y qué? -respondió Pol con arrogancia, sin ocultar su mirada malvada. -Estoy dispuesto a
hacer lo que sea necesario por la mujer que amo. No como algunas personas que, aunque son unos
canallas en el fondo, fingen ser románticos frente a Clara.
-¡Pol! – Alejandro gritó con ira, su garganta llenándose de gran amargura
-Alejandro, como su rival y oponente, investigué todo esto solo porque me preocupo por Clara. La

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