Capítulo662
Noa alzó con lentitud la mirada, sus ojos cristalinos se encontraron profundamente con los de
Clara.
No pronunció una palabra, pero Clara pudo leer lo que pensaba en sus ojos parlantes.
—Noa raramente encuentra a alguien que le guste, raramente se aferra a alguien de esta manera.
Clara, considera esto como darle un respiro a Noa. Si estar con Rodrigo la hace feliz, la hace
sentirse cómoda, es muy gratificante, ya que esta pequeña ha estado necesitada de amor, entonces
permíteles estar juntos, al menos por ahora- Alejandro inclinó su rostro y susurró con ternura en
su oído, con un toque de súplica apenas perceptible.
-Puedo ver que Noa tiene sentimientos por él, y no estoy tratando de separarlos- Clara desvió su
mirada y se encontró con la ardiente mirada de Alejandro.
-Entiendo, lo sé- Alejandro sonrió comprensivamente. Este hombre, generalmente tan frío como
el hielo, solo mostraba esta calidez hacia ella. -Pero no olvides que detrás de Noa, no solo estás tú,
sino también yo, para protegerla.
Fue un mensaje conciso pero contundente. Clara sintió un latido en su corazón y se apresuró a
retirar su mirada.
Así era Alejandro, hombre de pocas palabras, siempre directo. Cada palabra que pronunciaba era
verdadera y efectiva.
Aparte de Julio y la protagonista de esta noche, Luz, toda la familia estaba sentada en la mesa de
Clara.
Alejandro se sentó con gran obstinación junto a ella, sin importarle las miradas de desdén, enojo y
resentimiento que lo rodeaban, permaneció imperturbable.
–
-Alejandro, ¿te has sentado en el lugar equivocado? – Victor fue directo y miró fijamente el rostro sereno de Alejandro a través de la gran mesa, con una mirada que parecía la de un sospechoso. Esta mesa está reservada, para mi familia Pérez o nuestros amigos, no está reservada para ti.
La mesa quedó en silencio, todos miraron a Alejandro.
Frente a las burlas, Alejandro simplemente curvó los labios en un elegante gesto y miró profundamente a la mujer a su lado, quien permanecía impasible.
-No me he sentado en el lugar equivocado. Dondequiera que se siente Clara, ahí estaré yo a su lado
–
– respondió.
Clara casi escupe su agua, girando con brusquedad la cabeza, para fulminar con la mirada a
Alejandro, quien parecía completamente despreocupado.
Víctor murmuró una maldición y giró la cabeza para beber su agua.

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