Capítulo98
Alejandro asintió y se acercó a Clara, mirándola sin expresión.
Ella tenía dos lágrimas claras en su pequeña cara, resplandeciente como la luna, parecidas a las flores frescas en el rocío de la madrugada. Su cabello negro ocultaba parte de sus hermosas mejillas, lo que hacía que sus labios rojos y sus dientes blancos parecieran aún más conmovedores.
Clara se sintió avergonzada y sus mejillas se sonrojaron. Una lágrima cayó de sus largas pestañas
como una estrella caída al mundo.
Alejandro se sorprendió y su pecho se agitó con cada movimiento de sus pestañas.
-¡Mocoso, discúlpate con tu esposa! -Fernando lo regañó con enojo.
-¿¿Por qué yo? Ella no está llorando por mi -preguntó Alejandro confundido.
-¡Porque Irene es tu mujer! ¿No te das cuenta de que cuando tu mujer llora, debes consolarla? ¿No
tienes boca para disculparte? -Fernando lo miró enojado.
-Abuelo, Clara y yo ya nos hemos divorciado, yo no soy….
-No has hecho nada bueno por ella en los últimos tres años, así que te debes disculpar con ella. ¡
Es lo mínimo que puedes hacer!
Al escuchar la palabra “divorcio“, la expresión de Fernando se oscureció y le dolió más que su
propio divorcio. ¡Maldito idiota que está confundido! Si no logras hacer feliz a Irene hoy, ¡no te
atrevas a decir que eres mi nieto en el futuro!
Alejandro apretó los labios y finalmente susurró: -Lo siento.
Clara abrió sus ojos almendrados y rojos, su corazón estaba agitado. En su memoria, era la primera
vez que este hombre le pedía disculpas. Pero lamentablemente, no había sinceridad en sus
palabras.
-¡Haz otra reverencia! – ordenó Fernando.
-¿Es realmente necesario? -Alejandro frunció el ceño.
-¡No está mal que no te haga hecho arrodillarte! Antes, cuando le debía una disculpa a tu abuela,
tenía que hacer una reverencia. ¡Tienes que ser sincero! Irene es mi tesoro, no te permitiré que la
trates con negligencia. ¡Hazlo rápido!
1/3
Alejandro no tuvo otra opción que hacer otra reverencia. Con las manos juntas sobre su pecho, inclinó profundamente su cuerpo hacia Clara: -Señorita Isabel, lo siento.
La escena parecía sacada directamente de una obra de teatro clásica, llena de belleza y elegancia, lo que hizo que el rabillo de los labios de Fernando se curvara locamente.
voz baja en su presencia, con una expresión severa. 1
-Hay familiares aquí, no necesitas esconder nada, especialmente en mi casa -añadió con
dignidad.
César miró a Alejandro con una expresión incómoda.
-Dime aquí -ordenó Alejandro con calma.
-Sí, señor Hernández -dijo César con voz baja y profunda-. Acabo de recibir una llamada de la
señora, ella escuchó que estaba aquí con el señor Hernández y no quería molestarlo, así que me
2/3
-Al menos esa mujer tiene algo de sentido común–dijo Fernando con disgusto al mencionar a
Ana.
-La señora dijo que el resultado del diagnóstico de la señorita Sánchez ha salido y que sufre de
depresión grave.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria