Los nervios se le pusieron de punta sintieron un frío gélido en su corazón, era un hombre de temer, no tenia escrúpulos, era un sádico, perverso, maldito hasta con su propia familia, Alice percibió el nerviosismo de su y amigo pregunto
—Hadrien, ¿te pasa algo ?, ¡estas muy nervioso!
—Eh, no es que recordé algo y me sentí así, vamos a sentarnos allá excluir Hadrien, quería descansar para calmarse un poco
—Hadrien estas sudando frío, ¿estas enfermo ?, ¿te sientes mal ?, ¿estas escuchando?
No la escuchaba nada estaba metido en sus pensamientos, recordando lo que le contó su padre de la agresión del patriarca de los Harper, lo acaba de ver y no puede decirle nada, no puede provocarlo, no así no es Él, no le daría oportunidad de nada a ese salvaje, cuando sentiste un jalón fuerte
Alice estaba parada frente a Él y estaba jaloneándolo para hacerlo regresar al presente, Hadrien reaccionó y la miro
—¿Qué ... qué pa ... sa?
—Hadrien te perdiste en tu mente, ¿Qué pasa ?, ¿tienes algún problema?
La miró todavía estaba ido en sus cavilaciones, pero de a poco regreso al presente y contesto
—Ah no, estaba pensando en mi nana, me olvide de su cumpleaños, no le compre nada
—Tu nana, si quieres le compramos un pendiente, acá hay una joyería vamos
Alice le dio la mano y lo levanto, lo jalo llevándolo a la joyería, tan ensimismado estaba que no se dio cuenta que era la joyería de Harper entraron, pero Jacob no estaba en ese momento, Alice busco hasta que encontró un lindo pendiente, pidió verlo, lo estaba revisando y dijo
—Hadrien, este es hermoso le va a gustar a tu nana, ¿Hadrien? —Y le gritó ¡Hadrien!
Él reacciono mirándola y sonriendo contesto —Dime
—Mira este pendiente le va a gustar a tu nana
—Si esta bonito, ¿cuanto cuesta?
La dependienta dijo —158 dólares
—Muy bien —afirmó Hadrien y le entrego la tarjeta de crédito
Le dieron el pendiente en una cajita y dentro de una bolsita lujosa, agradecieron y salieron, chocaron con un hombre muy voluminoso y Alice chilló
—¡Mire por donde camina, tonto!
El hombre le aclaro
—Creo que aquí la tonta es otra, usted se chocó conmigo, ¡yo estaba parado aquí!
Alice lo miro con furia ya estaba por gritar cuando Hadrien le dijo
—Alice no discutas, vámonos
—Hadrien, me empujo, ¿acaso no te diste cuenta?
—Contigo, ¡todo es golpes y violencia Harper!, por eso tu hijo está en la clínica
—¡No metas a mi hijo en esto!
—¡Claro que sí!, tú lo golpeaste, ¡casi lo matas!, además estamos discutiendo por niñerías, solo debes pedir disculpas por empujarla nada más, no sé porque quieres pelear
Jacob sabía que Él tenía razón en todo lo que explicaba, pero su ego estaba herido, eso quería desquitarse, se dio cuenta de la cantidad de personas que los observaban y claudico en sus deseos de golpear al descendiente Collins, pues debía preservar sus intereses la joyería era de su propiedad y una escena de violencia la desacreditaría, así que manifestó
—¡Lo siento señorita!, tiene razón, yo la empuje —lo dijo cabizbajo algo inusual en Él
Alice le contesto en forma severa
—Está disculpado señor, vámonos Hadrien
Hadrien miro a Harper y le dedico una sonrisa de triunfo que hizo reventar por dentro el ego del patriarca que apretó sus manos en puños y solo miro que de a poco desaparecían del lugar, entro furioso a su local, entro a su despacho cerro la puerta y grito enfurecido
—¡Maldito Collins!, le dije a tu padre que le iba a dar donde más le doliera y ese eres tú Hadrien, ya tendré oportunidad de desquitarme—dio un fuerte golpe en el escritorio gritando al mismo tiempo —¡Maldita sea!.
La pobre dependienta estaba asustada, no le gustaba que su jefe esté enojado porque se desquitaba con quién estaba de turno, pero ese día no era para la suerte de la pobre, Jacob, estaba furioso, se metió al baño, agarro la toalla se tapó la cara y lloró de impotencia, jamás dejaría que alguien lo viera así, hacia eso para descargar ese odio esa impotencia de golpear cuando lo provocaban y eso paso con el hijo de su enemigo Joseph Collins llorando decía
—Voy a matar a tu hijo Joseph Collins, eso te va a dejar una gran huella, ¡maldito hijo de puta!, te odio, me quitaste a la mujer que amaba, me quitas mis clientes en mis narices, voy a dejarte un dolor tan grande que vas a llorar sangre
Y se sentó en la orilla del inodoro a descargar con lagrimas esa impotencia que se quedó con Él.
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