Mi Juez Pervertido romance Capítulo 23

Nicolás

Tan pronto como cerré la puerta, todavía con una sonrisa en mi rostro después de besar a mi zorra.

“ Perdona a mi novia. Sonrío y me dirijo hacia la pareja. Y señalo las sillas y les pido que se sienten y voy a mi mesa.

— No hay problema, me gustaba tu novia. — Responde el juez Santiago sonriendo y yo le devuelvo la sonrisa.

— ¿Cómo puedo ayudarte? Pregunto con curiosidad.

— El señor Ruiz quiere hacerle unas preguntas sobre un proceso... — se sobresalta y mira al guardia de seguridad y le dice: — Miguel, lo que escuchas aquí es "off", ¿me escuchas?

"Sí…" murmura molesto.

— No escuché, Miguel... — pregunta, o mejor dicho, ordena y me pongo a sonreír cuando veo que estaban tomando algo y me da pena el tipo que si se parece a mi prostituta estaba perdido .

Ya te lo dije, Mónica. él se queja y tan pronto como ella ve que va a obedecer, comienza.

"Juez Ruiz, ¿qué me puede decir sobre la mafia de Lo Fuego?" Ella me suelta y yo dejo de sonreír de inmediato.

"Juez Santiago, ¿por qué necesita hablar de ellos?" Pregunto tanto curiosa como preocupada.

— Porque fui elegido, digámoslo así, para juzgar al hijo del presidente... — Se suelta y noto que le tiemblan las manos.

" ¿Estás seguro de que vas a juzgar?" Pregunto con cuidado. Los dos sabemos lo famosa que es esta mafia.

— Me temo que sí, recibí un correo y me enviaron el caso para el juicio... — dice temblando y noto que este Miguel le toma las manos y las sigue tocando como si eso ayudara a calmarla abajo.

'Así que parece que se ha decidido...' 'Todo lo que digo es. Los defensores públicos que nos enviaron estos procesos solo estaban dispuestos a poner en riesgo nuestras vidas.

"Sí, Nicholas, ¿puedo llamarte así?" — pregunta ella y yo asiento con la cabeza y sonrío cuando veo la expresión en el rostro de ese guardaespaldas que no le gustó nada lo que era antes de detenerse en mi mesa cinco jueces ya se negaron y honestamente ya soy el sexto que pidieron no juzgar y no lo aceptaron..." responde con pesar.

"Entonces Mónica, ¿vas a juzgar?" Pregunto preocupada.

— Sí, tengo el problema, no es solo juzgarlo, lo siento por el lenguaje. Ella se disculpa torpemente y sonríe.

— No hay necesidad de disculparse, sé cómo son las cosas. Y otro estamos en mi oficina y no en una sesión de prueba. — Le recuerdo que sonrío y sonrío juntas.

"De nuevo, me disculpo, esta no es forma de hablarle a una estatura como tú...", tartamudea.

— Tranquila, ¿necesitas agua? Pregunto.

- ¡No gracias! Estoy bien solo de recordarlo, me estoy empezando a asustar... - declara y entiendo que lo que siente no es fácil.

"¿Y con qué quieres ayuda?" Pregunto con cautela.

"Nicholas, ¿cómo procedo en un juicio cuando ya le han puesto precio a mi cabeza...", pregunta ella.

" ¿Alguna vez has recibido amenazas?" Pregunto sorprendido.

"Sí... ¡Ya ha tenido varios!" - Responde Miguel y noto por su expresión que estaba preocupado por su clienta, o mejor dicho, por la forma en que la está tratando como a su esposa.

—- Si es cierto, no sé cómo, empecé a recibir amenazas de muerte y solo después me enteré de quién era el que me amenazaba. - ella declara.

"¿Qué estás diciendo?..." Pregunto con cautela.

“Si no me doy por vencido, comenzarán a perseguir a todos los miembros de mi familia ya matarlos uno por uno. - contesta ella con pesar que era la maldad de ser juez siempre nos amenazaban.

'¿Y qué decidiste?' pregunto con cautela

- ¿Atentamente? pregunta y yo asiento con la cabeza. — Por un lado quiero hacer justicia y por otro lado tengo miedo de que acabe perjudicando a mi familia y... — Tartamudea nerviosa y entiendo por lo que está pasando, yo he pasado por algo parecido .

- ¿Y? Decidí venir aquí para ver si puedo darme por vencido y si no puedo, prefiero irme del área. - declara y veo la determinación que había ahí y la admiro mucho.

"¿Estás seguro de que esto es lo que quieres?", Pregunto.

— No realmente, quiero juzgar… Quiero meter a ese cabrón en la cárcel, es que me está costando la vida no solo la mía sino la de mi familia. ella declara con pesar.

"Te ayudaré, veré qué puedo hacer para evitar que renuncies a tu trabajo". — Declaro que todavía no sé a qué otra cosa iría.

— Gracias Nicolás, puedes estar seguro de que tú y tu novia han encontrado buenos amigos. - declara y suelta la mano de Miguel y se levanta y yo también me levanto y espero a que pase delante y su novio siguiéndola como un cachorrito.

Sonrío de nuevo con la esperanza de conseguir lo que tanto desea, tendré que ponerme en contacto con algunos amigos. Tan pronto como abrí la puerta para que ella pasara, ella regresa y me abraza y dice:

- ¡Gracias por todo! pregunta mientras escucho un gruñido y le sonrío a Miguel y lo llamo. Si es raro o no, no dice nada y en cuanto se me acerca le digo: ¬—Tranquilo, no te rindas ¡le gustas! - le declaro y me mira y me dice:

"¡Entre la señorita Santiago y yo, no hay nada entre nosotros!" - dice en voz baja y sin dejar de sonreír al ver que ella se distrajo con mi lascivia y los miro charlando y digo:

— Miguel es obvio que os queréis mucho, no deja que nada malo venga a haceros daño. Pregunto y él asiente con la cabeza. Y se despiden y cuando van al ascensor lo llamo de nuevo y declaro. - ¡Cuidala bien! — Y él le devuelve el saludo y ella solo sonríe y tan pronto como entran en el ascensor y las puertas se cierran, escucho a mi Devassinha decir:

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