Mi pequeño caos (COMPLETO) romance Capítulo 17

-Acacia, viene un chico a verte- me dice mamá entrando a mi habitación- Creo que se llama Brandon.

-Brennan, mamá- la corrijo.

Estoy acostada en mi cama medio muerta. Me siento pésimo y eso no parece importarle mucho a mamá, ella solo quiero arreglarse para salir esta noche. No me ha dicho que es eso lo que va a hacer, pero el solo verla vestida con tacones y maquillada como si fuera un payaso, ya me doy cuenta de que tiene otros planes para esta noche más que quedarse conmigo y pasar un tiempo madre-hija.

¿A quién engaño? Lo único que quiero es que salga de fiesta ahora mismo para poder sentirme más relajada.

-Hazlo pasar- vuelvo a decirle cuando no capta la idea de que deje pasar a Bren de una vez por todas.

-Por cierto, yo ya me voy y no sé a qué hora vuelva- me dice y yo asiento.

-Como quieras, mamá.

Ella se va de la habitación y unas inmensas ganas de vomitar me invaden. No sé si estoy enferma o solo son las náuseas normales del embarazo, pero desde que desperté no he podido dejar de sentirme así y de querer vomitar algunas veces.

Las ganas de vomitar crecen y crecen hasta que llega un punto en que no aguanto más y corro al baño. Comienzo a vomitar y me asusto un poco cuando siento unas manos en mi espalda.

Es Bren, podría apostarlo.

-Suéltalo, linda Cass- me dice Bren mientras toma mi cabello con sus manos- Tranquila, ya va a terminar.

Después de terminar de expulsar cualquier indicio de comida que tenía en mi estómago, me siento en el piso de mi baño mientras Bren se sienta frente a mí.

-Tu mamá se fue cuando yo vino para acá- me dice Bren tomando con su mano una de las mías-Así que no te preocupes por eso.

-La verdad es que mi mamá es uno de mis menores problemas en este momento.

Con la ayuda de Bren me levanto del suelo, pero con dificultad porque me siento mareada. Me lavo los dientes y camino hasta mi cama donde me tiro en ella teniendo cuidado de no golpear mi estómago.

Bren me mira con preocupación mientras se sienta a mi lado y yo pongo mi cabeza en su hombro. Me siento cansada y con ganas de querer morirme, literal.

-Pareces estar a punto de morir, Cassie- me dice Bren y yo no puedo evitar soltar una risita- ¿Qué pasa?

-Tengo un demonio creciendo dentro mío, eso es lo que pasa- le digo y Bren suelta una risa a todo pulmón.

Me separo de él y lo miro mientras se ríe como un loco. La verdad es que no sé muy bien de qué se ríe, lo que dije no es tan gracioso.

-Eres más raro de lo que las chicas que se mueren de ti piensan- digo mientras me contagio de su risa.

-Es que te imagine con un bebé rojo y con cuernos.

Al menos ahora me siento un poco mejor. Siempre me siento mejor cuando Bren viene a verme.

-Ya, pero hablando en serio- me dice Bren volviendo a tomarme de las manos- ¿Cómo te sientes?

-Como la mierda- le respondo y él no puede aguantar una risa- Hablo en serio. Juro que he pasado más en el baño que en mi cama desde que desperté.

- ¿Qué crees que debe ser?

-No lo sé, ¿los nervios?

-No le dijiste a Tony, ¿verdad? - me pregunta Bren y a mí me da hasta vergüenza contestarle. - Tienes que decirle, Cass. Tony merece saber que va a ser papá.

-Lo sé, lo sé y lo sé- digo tapando mi cara con mis manos- Te he escuchado las mil veces que me lo has repetido desde que supiste de mi embarazo.

-Está bien, lo siento.

Bren se acerca más a mí y me envuelve en sus brazos. Allí, junto a él, me permito llorar. Y no me refiero a soltar un par de lágrimas, sino que a llorar de verdad.

Me apoyo en la única persona en la que he podido apoyarme estos meses. Bren. Mi único amigo y confidente en este asunto. Él me hace cariño en la espalda diciéndome que todo va a estar bien, que no tenga miedo y que él va a estar a mi lado pase lo que pase.

Demasiado tarde, Bren. Estoy aterrada.

-Tengo un mal presentimiento- le digo a Bren entre sollozos- Algo va a salir mal.

- ¿Qué cosa? - pregunta él con ternura.

-No lo sé, pero algo va a salir mal.

-Si piensas de esa manera por supuesto que algo va a salir mal, linda Cassie- me dice y besa mi cabeza.

Yo me alejo de él y le sonrío aún con lágrimas en mis ojos. Lo quiero mucho, pero no quiero pensar de qué manera.

No vale la pena.

Bren pone su mano en mi estómago y sonríe. Me gusta cuando él hace eso. Siento que yo no estoy sola en todo este asunto porque aquí esta él cuidándome a mí y a mi bebé.

En ese momento siento algo extraño dentro de mi estómago. No entiendo muy bien que es, pero me asusta. No había sentido algo así nunca.

- ¿Sentiste eso? - me pregunta Bren con una sonrisa enorme eso su cara y mantiene sus manos en mi estómago.

- ¿El bebé está bien? - pregunto luego de asentir.

-Más que bien, Cass- me dice casi llorando- El demonio invasor se acaba de mover.

Abro los ojos con sorpresa y pongo mis manos en mi estómago junto a las de Bren, pero el invasor no quiere volver a moverse.

-Fue extraño- le digo con una mueca.

-Mejor te acostumbras porque ese invasor se moverá así y peor cuando sea más grande.

La sonrisa de Bren desaparece de un momento a otro y hace que la mía desaparezca también.

-No quiero ser malo y sabes que estoy de tu lado en cualquier cosa que decidas, pero tienes que darte cuenta, Cass- dice totalmente serio. Es raro ver aun Bren serio- ¿No crees que a Tony le gustaría estar contigo cuando pasan estas cosas?

- ¿A qué te refieres? - pregunto un poco confundida.

-No suelo ser muy directo cuando se trata de cosas serias porque no me gusta ser serio- dice con una mueca en la cara que hace que me quiera reír, pero creo que no es el momento- pero te lo diré de una vez y espero que me perdones.

Asiento con la cabeza un poco asustada de lo que me está a punto de decir Bren. Me importa su opinión más que ninguna y no quiero que me diga que estoy haciendo todo mal.

- ¿Qué me vas a explicar? ¿Qué te acostaste con un chico cualquiera que te dejó embarazada?

-No fue así, mamá.

- ¡No me digas mamá! ¡Yo ya no soy tu madre, puta!

No sé qué me duele más, mi trasero por la caída o el hecho de que mi propia madre me esté llamando puta.

- ¿Quién es el padre? - pregunta ella mirándome desde arriba.

Yo me quedo en silencio. Nadie más que Bren puede saber quién es el padre de mi bebé hasta que se lo diga a Tony.

El silencio parece irritar a mamá, porque me toma del cabello y hace que me levante del suelo de un salto.

-Es ese chico Brennan, ¿verdad?

- ¿Qué? No, el papá no es Bren.

- ¡No me mientas, niña! Ese chico es el padre y ahora mismo te voy a dejar a su casa porque tú ya no eres bienvenida aquí.

Mamá vuelve a botarme al suelo y corre hacia mi habitación. Con cuidado, corro tras ella y la veo metiendo toda mi ropa en una maleta. Bueno, no toda mi ropa. Solo lo que en su furia es capaz de tomar. Un par de blusas, playeras, jeans y zapatos. También hecha las cosas de la escuela y la cierra con furia.

Me ve y me toma del cabello de nuevo. De esa manera casi me arrastra por la calle hasta llegar a la casa de Bren. Es un vecindario pequeño. Todos sabemos dónde vivimos todos.

-Mamá, no hagas esto. Créeme, Bren no es el papá.

-Cállate a menos que quieras que te patee.

Me quedo llorando en silencio. Lo que menos quiero es que mamá haga un escándalo en casa de Bren. Después de todo lo que me ha ayudado, no se lo merece.

Las cosas después pasan muy rápido. Yo estoy demasiado ocupada llorando que ni me doy cuenta. El padrastro y la mamá de Bren abren la puerta, asustados. Nos ven ahí y me miran con los ojos muy abiertos. Mi mamá les grita que Bren es el padre de mi bebé, me tira dentro de la casa, cayendo bastante mal con mi espalda y luego entra la maleta. Veo como Bren corre bajando las escaleras y llega hasta mí. Me sostiene mientras sus padres le cierran la puerta a mi mamá en la cara.

-Les juro que no es verdad- susurro lo suficientemente alto para que los padres de Bren me escuchen- Bren no es el papá. Tony lo es.

Bren mira a sus papás asintiendo con la cabeza. La madre de Bren se arrodilla a mi lado y me abraza.

-No me importa quién es el padre, ahora estás aquí, tienes que estar tranquila.

Bren me lleva a su habitación y decidimos hablar en la mañana. No tengo idea de donde pretende dormir, pero cuando está a punto de salir de la habitación, lo llamo:

-Lo siento mucho- le digo entre sollozos. No puedo evitar llorar- Por favor, perdóname.

Bren se acurruca a mi lado y ahora ambos estamos acostados en su cama. Él me dice cosas al oído mientras me voy quedando dormida.

-No tengo nada que perdonar, Cassie.

La noticia ya explotó ahora solo queda aceptar las consecuencias.

Vaya noche de mierda.

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