Cuando el coche llegó al edificio de apartamentos, Doria dejó escapar un suspiro, -Stefano, siento mucho lo que ha pasado hoy.
Stefano sonrió y negó suavemente con la cabeza, -He oído el tipo de persona que es Édgar, pero no esperaba que hiciera algo tan increíble.
-Sí, es arrogante y aburrido -Doria dijo, abriendo la puerta del coche-. Te he molestado hoy. Lo siento.
-Doria -Stefano la llamó, dudó un momento antes de preguntar, un poco nervioso-. Seguimos siendo amigos, ¿verdad?
Doria se congeló y asintió, -Claro, ¿qué pasa?
Stefano volvió a sonreír, -Nada.
-Entonces cuídate en tu camino y envíame un mensaje cuando llegues a casa.
-De acuerdo.
“Vayamos paso a paso, mientras ella no me rechace.”, Stefano pensó.
Cuando el coche negro se marchó, Doria retiró los ojos y subió al piso.
Abrió la puerta y vio a Claudia desplomada en el sofá, comiendo sin aliento un bocadillo.
Doria se cambió de zapatos, se acercó y preguntó, -Claudia, ¿no fuiste a cenar con Daniel?
Claudia suspiró por quincuagésima séptima vez esta noche, -Sí, Stefano dijo que Daniel puede aceptar todo tipo de comida. Pensé que no lleva mucho en la Ciudad Sur, así que lo llevé a comer especialidades, pero...
Cuanto más decía Claudia, más se enfurecía, -Hasta la puerta del restaurante, me dijo que se le ocurrió que aún había latas en la nevera comprada hace unos días y va a caducar.
Doria preguntó, -¿Así que os despertáis y regresáis a casa?
-Sí -respondió Claudia, acurrucándose de nuevo en el sofá-. Incluso me invitó a su casa a comer latas pero me negué.
Doria no pudo contener la risa.
Claudia continuó suspirando, -Creo que o bien está poniendo excusas para no querer cenar conmigo, o tal vez no es normal en su cerebro.
Doria dijo, -Pero los extranjeros tienen una extraña terquedad a veces, así que no pienses demasiado.
-En serio, si no es tan guapo, yo podría haberlo arrastrado al hospital cuando estamos delante del restaurante -Claudia se sentó con las piernas cruzadas y dijo con seriedad, -Doria, ¿crees que cuanto más guapa es una persona, más extraña es?
-No creo que esto tenga mucho que ver con la apariencia.
-¡Qué va! Creo que Édgar tiene un gran problema con su cerebro y ahora finalmente he encontrado a alguien que puede igualarlo.
Doria no dijo nada.
Claudia dijo, -Vale, no mencionemos estas cosas molestas. ¿Cómo te ha ido hoy tu cita con Stefano? ¿Has hecho algún progreso?
Doria la corrigió, -Es una comida entre amigos normales en vez de una cita.
-Bien, entonces esta comida entre tú y Stefano, ¿hubo algo más allá del ámbito de los amigos normales?
Respondió Doria, -No.
Al ver su rostro desmoralizado, Claudia percibió un indicio de que algo iba mal.
A menudo, cuando este tipo de emoción aparecía en el rostro de Doria, tenía algo que ver con él.
Siguió preguntando, -¿Ha ido Édgar a molestaros otra vez? Mira, te dije que tenía un problema en la cabeza.
Doria perdió la sonrisa y no supo qué decir.
Realmente no podía entender en qué estaba pensando el hombre ese.
Claudia preguntó después, -¿Y entonces qué?
-No pasa nada. Stefano y yo nos fuimos directamente.
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