Leila sabía lo que iba a decir, —Sr. Édgar, estás...
Édgar dijo, —¿Qué? Vale, será mejor que vayas al encuentro.
—¡No! Te lo prometo.
Édgar guardó su teléfono y se lo lanzó a Vicente, —Organiza a alguien para que vaya al encuentro.
—Sí.
Tras una pausa, Édgar añadió, —¿Tengo planes para mañana por la noche?
—Sí —Vicente inmediatamente dijo—. Pero ya no.
Édgar asintió y continuó.
Cuando llegaron al coche, Vicente añadió, —Señor Édgar, hay una cosa más.
—Habla.
—Recientemente la señorita Briana y un extranjero llamado Daniel se encontraban con frecuencia.
Édgar preguntó, —¿El vecino de Doria?
Vicente asintió, —Sí.
—¿Qué antecedentes tiene? ¿Lo has averiguado?
—Es de ascendencia mixta española e italiana, huérfano de padre y madre, violonchelista de fama internacional, realizó una gira nacional hace unos meses y Ciudad Sur fue su última parada.
—¿Cómo se conocieron él y Briana?
—Fue invitado a actuar en la fiesta de cumpleaños de la señorita Briana la semana pasada —Vicente continuó—. Después de eso, los dos tuvieron varias reuniones privadas y parece que...
—Vale —Édgar le interrumpió—. No me importa eso. Solo vigílala y no dejes que busque a Doria.
—De acuerdo.
***
El día siguiente, empezó a nevar desde la mañana con la temperatura baja.
Doria y Claudia salieron por la mañana a comprar los ingredientes para el puchero. Cuando llegaron a la puerta, vieron a Ismael esperando allí.
Doria abrió la puerta y dijo, —Te dije que vengas por la tarde, ¿por qué estás aquí tan temprano?
Ismael cogió los ingrediente y dijo, —Como el profesor tenía algo que hacer por la mañana, tenemos un descanso temporal.
Claudia dijo con envidia, —¡Genial! Ojalá mi jefa tuviera algo que hacer y me diera un día libre temporalmente también.
Doria rio, —Estás bromeando. Tú eres la jefa.
—Cierto. ¡Qué pena!
Justo cuando estaban hablando, se abrió la puerta del lado.
Daniel se paró en la puerta, observó a los tres y finalmente miró a Ismael.
Preguntó, —¿Quién es este señor?
Doria dijo, —Es mi hermano.
Daniel sonrió, —Vale.
Luego le saludó, asintiendo.
Ismael le saludó también.
Daniel añadió, —¿Hoy es vuestra reunión familiar?
—Nos reunimos para cenar.
Daniel preguntó, un poco confundido, —¿Reuniros para cenar?
Claudia le respondió, —Sí.
Daniel se quedó aturdido.
Luego preguntó, —¿Qué vais a comer hoy?
Claudia dijo con cara seria, —Latas.
Daniel se quedó en silencio.
Doria se echó a reír.
—Entonces también cuentas con muchas pretendientas, ¿por qué no las aceptas?
Ismael se quedó en silencio mientras iba a preparar la comida.
No mucho después, la voz de Stefano sonó desde fuera de la cocina, —¿Necesitas mi ayuda?
Doria giró la cabeza y respondió, —No, ya está casi listo. Puedes sentarte un rato.
Stefano asintió y luego miró a Ismael, —¿Eres Ismael? Encantado de conocerte.
Ismael se sorprendió un poco ante sus palabras, —¿Me conoces?
Stefano quería decir que lo había visto en la universidad cuando estuvo con Doria. Pero al final dijo, —Claudia me te mencionó.
Ismael dijo, —Vale.
Doria le entregó el vegetal, —Ismael, ayúdame a lavar esto.
Al verlo, Stefano dijo, —Entonces no os molesto. Llamadme si hay algo.
Doria asintió con una sonrisa, —Bien.
Poco después de la llegada de Stefano, Daniel también llegó con una botella de vino tinto.
Mientras el cielo se oscurecía poco a poco, hacía nieve cada vez más.
A medida que la gente se iba reuniendo, la sala se volvía más cálida.
Era la primera vez que Doria se reunía con sus amigos de forma tan animada.
Al ver esta escena, se puso contenta.
En ese momento, Claudia se apoyó en la puerta y preguntó, —Doria, ¿por que Leila no ha llegado todavía? ¿Debo llamarla?
Doria dijo, —De acuerdo.
—Bien.
Acababa de Claudia decirlo, el timbre y su teléfono sonaron al mismo tiempo.
Doria dijo, —Contesta y voy a abrir la puerta.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...