Édgar dijo, -¿Si no son tuyas, son mía? Las llevas, me molesta de verlas-
Doria estaba callada por dos segundos y dijo, -Si Gerente Édgar no las quieres, las tiras.-
-¿Las criadas mías son para tirar tus basuras para tí? Las tiras tú misma.-
-……-
-Pues tampoco puedo llevar tantos.-
Édgar todavía estaba irrazonable, -¿No podías venir a tirarlas poco a poca por cada día?-
Doria dio un respiro, -Vale, pero tengo un trabajo en las manos ahora, espero que Gerente Édgar me das unos días más.-
Después de unos segundos, él dio acuerdo con un sonido de la nariz fuera como le dio limosnas.
-Pues me voy, adiós Gerente Édgar.-
Ella acababa de caminar unos pasos, la voz de Édgar vino desde su espalda, -Que te lleve el chófer.-
Doria dijo, -No hace falta la molestia, me vale para coger un taxi.-
-¿No has dicho que a todos les gustas y eres hermosa como las flores, no es seguro que caminas sola por la noche, no?
Pasó un rato, Doria se rio con carcajada, -¿He dicho así...?-
Édgar retiró la vista, no quería hacerle caso evidentemente.
Doria tocó la nariz vergonsosamente y se marchó.
Cuando llegó abajo, justo iba andando hacia fuera, el chófer apareció en frente de ella, -Señora, el señor me dijo que te llevo a casa.-
Doria le corrigió con paciencia, -No me llames señora más, Édgar y yo nos hemos divorciado.-
Pero el chófer no fue listo y astuto como Vicente evidentemente, contenía por un rato y dijo, -Vale...Señora.-
En el camino a casa, Doria abrazó la bolsa de papel apoyando a la ventana de coche, tomó un largo respiro.
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