En el otro lado.
Desde que el señor Santino fue hospitalizado, Vanesa e Iris nunca habían regresado a la casa de los Valerio. Aunque Iris pidió a un sirviente que viniera y le llevara la comida, Briana permanecía en alerta en todo momento.
Ella había investigado en secreto y se enteró que Doria no tuvo ningún accidente de coche en absoluto. Esto solo podía significar que su plan falló.
Pero a pesar de esto, Édgar todavía la está buscando. Ella tomó las joyas que trajo Mónica, se escondió en varios lugares y finalmente llegó a la casa de Valerio sin que nadie se diera cuenta.
Afortunadamente, ella e Iris no habían estado en contacto durante mucho tiempo, y como la familia Valerio está en una posición difícil para protegerse, Édgar no descubrió en absoluto que ella estaba escondida allí.
Pero quedarse aquí no era una solución a largo plazo. Tenía que encontrar una manera para que la familia Valerio la enviara al extranjero sin que Édgar la descubriera. Ahora, Abraham estaba en Suiza, por lo que ellos deberían tener capacidad de enviarla.
Pensando en esto, Briana llamó a Iris, pero nadie le respondió. Entonces, Briana frunció el ceño y sintió una sensación de agitación.
No podía salir de la casa de Valerio y no sabía cómo estaba el señor Santino.
Si Iris la quería evitar, adrede podría quedarse en el hospital sin volver a casa.
Cuando oscureció, se oyeron unos pasos desde fuera. Pero, a diferencia de antes, esta vez los pasos eran firmes y fuertes. Obviamente era un hombre.
Briana agarró al instante el cuchillo que había en la mesa de café y miró a la puerta con cautela.
Pronto, la puerta se abrió y una figura masculina, alta y derecha apareció en su vista.
—Eres tú. —al verlo, Briana arrugó más el entrecejo. —¿Por qué estás aquí? ¿Cuándo regresaste?
Abraham estaba de pie en la puerta, quien la miró en silencio, su mirada se movió gradualmente hacia abajo hasta que se encontró con el cuchillo que sujetaba Briana en la mano.
—Señorita Briana, eres la invitada de nuestra familia, por eso tengo que saludarte personalmente.
Al escuchar esto, Briana todavía no se relajó, sino que lo miró con frialdad.
—Ya que tu hermana te ha contado que estoy aquí, debes saber lo que pasó. Si lo que hizo Iris se difunde al público, tendrá un mal efecto en la familia Valerio. Édgar se vengará sin duda alguna.
—Según lo que dices, quisiera hacerte una pregunta, señorita Briana —Abraham sonrió—. Ya que mi hermana nunca tuvo contacto con Doria, ¿cómo es que ella se enteró de que Doria estaba embarazada?
—Aitana le dijo.
—Ya veo —continuó Abraham— ¿Y cómo lo sabía Aitana?
Briana permaneció en silencio, con una expresión aún más fría.
—Estoy seguro de que tú y yo tenemos claro por quién empezó este asunto. Antes de que hicieras estas maldades, ¿acaso no pensaste en las consecuencias? —agregó Abraham.
Briana se burló:
—He sufrido mucho porque Doria me hizo daño, ¡incluso ella dañó a la familia Collazo! ¿No está claro? Esa mujer se casó con Édgar hace unos años haciendo uso de trucos sucios. Y ahora, vuelve a usar esas tácticas deshonestas para difama a mí y a mi padre, y ustedes son los únicos que han sido engañados por ella. ¡Tarde o temprano la verdad saldrá a la luz!
—Siempre dices que se te calumnia. ¿Acaso Doria te obligó a hacer todo lo que hiciste? —Abraham dijo con frialdad.
—Yo...
Briana no sabía cómo refutarle, pero luego contesto con indiferencia.
—Solo quiero que todos sepan qué tipo de persona es Doria en realidad.
—Entonces para eso, enviaste a alguien a hacerle algo a su coche, tratando de crear un accidente de tráfico, para que Doria muriera en un accidente, ¿verdad?
—¡Se lo merece! Me robó todo lo que me pertenecía, e incluso hizo que el Grupo Collazo cayera, pero no esperaba que no se subiera a ese coche.
Cuando Abraham la escucho, le dijo con voz indiferente.
—Señorita Briana, debes saber que, sea como sea, tienes que pagar el precio por lo que hiciste.
En el patio trasero, sólo quedaban los gritos incontrolables de Briana.
Después de salir de la casa de los Valerio, Édgar volvió la cabeza y miró al hombre detrás de él, y dijo levemente:
—¿Por qué me sigues? ¿Crees que debería agradecerte?
Sin esperar a que Abraham respondiera, Édgar continuó:
—Han ocultado a Briana durante tanto tiempo, qué se puede considerar que estoy siendo magnánimo por no seguir indagando en el asunto.
—Quiero pedir perdón a Doria por mi hermana. —Abraham dijo.
—Le transmitiré tus disculpas, no es necesario que te encuentres con ella. —Édgar respondió.
Después de unos segundos, Abraham sonrió de repente.
—¿De qué te estás riendo? —Édgar frunció el ceño con disgusto.
—No esperaba que tuvieras tanto miedo de que me encuentre con Doria. Esto demuestra que no tienes confianza en su relación.
—Ja —Édgar se burló.
—Tengo muchas cosas con las que lidiar desde que regresé. —Abraham añadió—. Supongo que no tengo tiempo para ir a buscarla. He oído de que Doria está enferma recientemente, espero que puedas cuidar bien de ella.
—No hace falta que me lo recuerdes.
—Señor Édgar, si conoces bien a Doria, debes saber qué tipo de persona es —Abraham dijo—. En la mayoría de los casos, ella solo dará una oportunidad como máximo a otros, por eso espero que sepas apreciarla.
Édgar entrecerró sus ojos oscuros y no dijo nada.
—Tengo que ir al hospital. Cuídese, señor Édgar.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...