En el Grupo Santángel.
Después de enviar los documentos a la sala de conferencia, Vicente se retiró y fue a la oficina con un vaso de agua para Doria.
Ella lo tomó y le agradeció, tras pensar por un rato, le preguntó:
—¿Estos días el Grupo Santángel tiene mucho trabajo?
Vicente le respondió de manera rigurosa:
—No tanto.
Escuchándolo decir esto, ella se quedó confusa.
—Entonces ¿en qué está ocupado Édgar? Me parece que tiene mucho que hacer.
Mientras lo decía, frunció el ceño por instinto.
— ¿O, quizás ha pasado algo malo con la Familia Santángel?
Notando su malentendido, Vicente se precipitó a explicar:
—Señorita Doria, ni uno ni lo otro, sino…
Ya que el Sr. Édgar no le había dicho, significaba que no quería que ella supiera algo, así que él estaba un poco indeciso, sin saber qué hacer.
Doria dijo con serenidad:
—Sino... que tiene una aventura con alguien.
Vicente casi murio del susto y dijo inmediatamente:
—En realidad, estos días el Sr. Édgar está abordando las cosas del Grupo Collazo.
Doria se quedó atónita por un instante.
—¿El Grupo Collazo?
—Sí —Vicente asintió con la cabeza—. Quizás no conoce bien las circunstancias. Cuando Marcos estaba al cargo del Grupo, ya había estropeado al Gupo, muchas cuentas tenían graves déficits, además de la situación actual Grupo Collazo, todas las obras de los proyectos se detuvieron, muchas empresas pequeñas y grandes fueron a la quiebra como resultado, además muchos empleados se vieron afectados.
Doria dijo:
—¿Estos días ha estado ocupado en… estas cosas?
Vicente siguió explicando:
—Pase lo que pase, el Grupo Collazo es el número uno del país, son bastante grandes tanto la influencia como en tamaño, sobre todo, es una empresa totalmente independiente. Por tanto, lo que el Grupo Santángel puede hacer es limitado.
Ella no habló de nada por un momento.
Nunca hubiera imaginado que Édgar estuviera resolviendo los problemas surgidos en el Grupo Collazo. Cuando eso le venía a la mente, ella cerró los ojos.
El que no se consiguiera solucionar con ayuda de Édgar y Daniel juntos, podía verse cuán difícil y delicado era el asunto.
Resultó comprensible que Jairo y Gonzalo la hubieran venido a buscar.
Vicente dijo:
—Señorita Doria, confíe en el Sr. Édgar, él puede manejar las cosas, solo es que la Familia lo está vigilando de cerca, todavía necesita un poco más de tiempo.
Ella entrecerró los labios, tras unos segundos dijo:
—Lo sé.
Vicente inclinó la cabeza y se fue de la oficina.
Doria estaba sentada en el sofá, contemplando el ventanal frente a ella, en trance.
Con cada segundo que pasaba, el cielo que originalmente estaba lleno de luz se transformó en gris, y acabó por integrarse la oscuridad. Por las calles se encendieron las luces una por una.
Desde que Gonzalo y los demás la vinieron a buscar, ella llevaba todo el tiempo pensando en eso.
Si bien, Claudia y Daniel le han aconsejado no aceptar sus propuestas. Ya que todos le dijeron que esta cosa le traería mucho más problemas, pero nadie le había afirmado que sería un error, si ella se optara por este camino.
Todos sabían que, hoy en día el Grupo Collazo no podría mantenerse por mucho y llegaría a arruinarse a menos de que ella interviniera.
Quizás sea el resultado de las condiciones de vida desde niña, Doria solo prestaba atención a su propia vida, solo bastaba con pasar sus días en paz y poder proteger a las personas que eran importantes para ella.
Pero, ahora, fuera cual fuera el objetivo de aquellos, ella se sentía obligada a encargarse de este asunto. Ya sea por su propio bien, o por el bien de las decenas de miles de empleados, o incluso por Édgar.
Justo cuando estaba perdida en sus pensamientos, una voz masculina grave llegó desde detrás de ella
—¿Cuándo llegaste?
Doria giró la cabeza y notó que Édgar había regresado.
Ella dijo:
—No ha pasado mucho tiempo, ¿has terminado...?
Édgar se sentó a su lado, se quitó la corbata con una mano y luego se presionó el entrecejo con la mano.
—Todavía no, me sigue quedando un montón de documentos a despachar.
Percibiendo su acción, ella le preguntó en tono suave:
Édgar no le respondió en seguida. Después de un rato, él dijo:
—Marcos ha provocado un problema tan grande, que hasta ahora, ya no es sólo asunto del Grupo Collzo. Hay muchos aspectos implicados, y aunque sea un capitalista despiadado y de sangre fría, hay veces que de vez en cuando hago una buena acción.
Doria volvió a quedarse muda.
«¿Por qué esta frase me suena tan familiar?»
Ella se calló por un rato y luego dijo:
—Yo también quiero ser una buena persona de vez en cuando.
Édgar abrió los ojos de nuevo y la miró frunciendo levemente sus cejas.
Ella volvió a poner la mano por encima de sus ojos.
—Ay, te dije que no abrieras los ojos.
—¿Si alguien te dijo algo?
—Tampoco.., no importa quién me haya dicho qué, no importa, estaba viendo esas noticias relacionadas con lo del Grupo y pensé...
Sentía que se contenía alguna emoción en el corazón, que no podía sacarse ni reprimirse, lo que le hacía sentir muy incómoda.
Antes de que ella lograra saber cómo explicar ese sentimiento, Édgar dijo:
—Puedes dejar las cosas a un lado.
—Lo entiendo, el poder es una cosa, pero… yo también quiero hacer el bien a veces, como tú.
Él le preguntó:
—¿Ya te decidiste?
Doria agachó la cabeza y le contestó en voz baja:
—Sí, casi.
Puesto que él siempre estuvo ocupándose de este asunto, ¿por qué razón le rechazaría? Parecía bastante bien luchar juntos.
Al oír sus palabras, Édgar se levantó, agarró su barbilla y se rió en silencio.
—Sabía que harías eso.
Doria lo miro con dulzura y le devolvió la sonrisa.
—¿Significa que yo también soy bastante responsable socialmente?
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...