Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 517

Doria se sintió mareada al despertar y todo el lugar le parecía desconocido.

Quería sentarse pero no tenía fuerza alguna para hacerlo. No solo era eso, ella no podía ni siquiera hablar.

En ese momento, alguien se acercó a la puerta, por lo que Doria cerró los ojos al instante.

La puerta fue empujada y algunas personas entraron. Entre ellas escuchó la voz de Saúl:

—¿Cuándo se despertará?.

—La droga es ligera, supongo que pronto lo hará. —respondió Agustina.

Saúl gruñó:

—No puedo creer que tengamos que llegar a este punto para traerla aquí.

—Todo esto es por culpa de tu hijo.

—¿Por qué mencionas eso otra vez? —Saúl parecía molesto.

—¿Me equivoco?

—No importa, no quiero seguir discutiendo contigo sobre esto.

Agustina miró a Doria, que estaba profundamente dormida en la cama:

—Quiero ver hasta qué punto Édgar se escandalizaría por ella.

—Haz lo acordado, no seas imprudente, no nos servirá de nada provocarlo. —dijo Saúl.

Agustina se cruzó de brazos:

—Tú quieres al Grupo Santángel y yo también tengo cosas que quiero.

—Lo sé, solo te pido que lo hagas paso a paso.

Tras una pausa, Saúl añadió:

—Eliseo sigue abajo, será mejor que baje antes de que sospeche algo. Luego se retiró con su bastón.

Agustina dijo después de que él se hubiera ido:

—Parece que todavía hace falta algo de tiempo antes de que se despierte, vayámonos.

Las pestañas de Doria temblaron, ¿quién más estaba allí?

La otra parte no respondió mientras Agustina continuaba:

—No te sientas culpable, te lo deben. Solo estoy tratando de devolverte lo que te pertenecía, mientras Édgar colabore, ella podrá salir de aquí sana y salva.

La voz de un hombre se escuchó después de un largo rato:

—¿Realmente necesitamos llegar a esto?

—¿No eres consciente de la situación actual? ¿Alguna vez Édgar nos dio una oportunidad a nosotros y a la familia Santángel? Se dirige a ti como un hermano, pero ¿realmente te respeta? Israel, sé que el Grupo Santángel no es importante para ti, pero necesitas aferrarte a él solo para ser poderoso. —explicó Agustina.

Israel permaneció en silencio.

Después de unos segundos, Agustina continuó:

—Solo deseo que tengas una buena vida después de mi muerte. No quiero que vivas dependiendo de su misericordia, quiero que se arrodillen ante ti, ¿me entiendes?.

—No tienes que decir eso, ¿de qué sirve poseer todo esto después de que te hayas ido? —Dijo Israel.

—¿Por qué crees que Édgar sigue atacándonos aún ahora? Incluso se deshizo de los hombres leales de tu padre. Eso es porque quiere acabar con mi vida.

—Édgar no sería capaz de hacer eso.

—¿No sería? Ja, ja, ja—Agustina soltó una carcajada y miró a Doria en la cama—. Quería matarnos a los dos la última vez, pero ella sobrevivió. Conozco a Édgar mejor que tú, ¿crees que te dejaría vivir y no vengarse de mí? Incluso si nunca pensó en la venganza, aún así se deshará de ti solo para salvaguardarse.

Todos los invitados ya se habían ido, excepto Eliseo. Sin embargo, él no se sintió avergonzado en absoluto:

—No hay prisa, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vine aquí, ahora que todos se han ido, es un buen momento para que tengamos una pequeña charla.

Saúl se puso lívido al escuchar eso.

Eliseo se quedaría pase lo que pase.

Entonces Saúl se levantó:

—Haz lo que quieras, tienes la libertad de ir a donde quieras, yo ire a acostarme.

Justo después de que Saúl diera unos pasos, se oyó un ruido del exterior.

Eliseo fue rápido y se apresuró a salir, Saúl se puso rígido e indicó al hombre que tenía detrás que fuera a echar un vistazo.

Eliseo llegó al lugar de donde procedía el sonido, pero no había nadie, solo se podía ver unos cristales rotos.

Miró al hombre que le seguía y volvió a entrar corriendo.

Saúl bloqueó su camino con su bastón cuando éste quiso subir corriendo:

—¡Eres demasiado grosero!.

Eliseo sonrió:

—¿No dijiste que me dejabas visitar todo el lugar? Ya he terminado con el piso de abajo, ahora quiero visitar el de arriba.

—¡No te pases! Sé lo que estás pensando, crees que escondo a Doria, ¿no? Si insistes en subir, déjame preguntarte, ¿qué quieres que haga contigo si no la encuentras?

Eliseo apartó su bastón:

—Cálmese, no es que no confíe en usted, pero necesito echar un vistazo con mis propios ojos, por favor, déjame subir para poder explicarle a Édgar cuando me pregunte, ¿de verdad quiere ver que me torture?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO