Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 546

Veinte minutos después, el Rolls-Royce negro se detuvo en la puerta de la comunidad.

Al ver el coche, Jerónimo se apresuró a acercarse:

—Sr. Édgar.

Édgar estaba envuelto en un aura fría en ese momento, como si fuera un demonio salido del mismísimo infierno. Preguntó con voz fría:

—¿Los has encontrado?

Jerónimo negó con la cabeza:

—Hemos revisado en toda la comunidad, cada sótano e incluso hemos buscado cuidadosamente en las zonas exteriores de la comunidad, pero seguimos sin encontrarlos.

Édgar se giró bruscamente y agarró a Jerónimo del cuello de la camisa, con voz gélida dijo:

—¿Está es la manera en que te he instruido para hacer las cosas?

Jerónimo bajó la cabeza:

—Le he fallado.

—¿Fallar? —Édgar respondió con ironía y lo apartó—. ¿Crees que con decir esto,ellos aparecerán?

Édgar cerró los ojos y continuó:

—¿Ha investigado la causa del incendio?

—Lo estamos investigando. Sin embargo, el fuego se extendió rápidamente, tal parece que no fue un accidente.

Édgar preguntó con voz fría:

—¿En verdad? ¡Guau! Me sorprende lo inteligente que eres. ¡Yo ni siquiera hubiera podido darme cuenta de eso! ¡Malldito descerebrado!

Luego, miró a Jerónimo fjamente:

—¿Recuerdas el aspecto de la mujer que te jaló antes?

—Más o mneos.

—¡¿Más o menos?!

Jerónimo dijo inmediatamente:

—¡Lo... lo recuerdo claramente!

Édgar dio una orden:

—¡Encuéntrenla cuanto antes!

—¡De... de acuerdo!

Jerónimo recibió la orden y se marchó apresuradamente.

A continuación, Édgar ordenó a su subordinado que esperaba a un lado y que se pusiera en contacto con el administrador del apartamento.

—Quero saber la causa del incendio lo antes posible. Además, ponte en contacto con la policía para obtener los vídeos de vigilancia de toda la zona, y si te encuentras con alguna persona sospechosa, detenla inmediatamente sin importar lo que diga.

—Sí, Sr. Édgar. Lo haré de inmediato.

—Espera. — Édgar entonces preguntó—. ¿Julieta también desapareció?

Su subordinado asintió con la cabeza:

—Sí.

—Llama a Alex y pídele que averigüe el paradero del novio de Julieta.

Tras la marcha de su subordinado, Édgar se quedó parado en el lugar. Mirando a la bulliciosa multitud no muy lejana, frunció sus labios y apretó lentamente los puños.

El gerente del apartamento se apresuró a acercarse después de un rato:

—Sr. Édgar, no sabía que usted también estaba aquí. Yo...

—Ve al grano.

El hombre se secó el sudor en la frente:

—Sr. Édgar, déjeme llevarlo al lugar donde se originó todo.

El fuego se había extinguido y todo el edificio seguía goteando agua. Todos los habitantes del apartamento se quejaban del incendio, con cara de preocupación y miedo.

Ellos subieron al piso donde se produjo el incendio. Entoncsm, el encargado les dijo:

—Sr. Édgar, tenga cuidado por donde pisa.

De pie ante la puerta de la apartamento quemado, el encargado dijo:

—Este es el lugar donde se produjo el incendio. Acabo de preguntar a un bombero y éste me dijo que en este lugar se había almacenado una gran cantidad de materiales inflamables, por lo que con una simple chispa, produciría fácilmente un gran incendio.

—¿Quién era la persona que ocupaba este departamento antes?

El asistente del gerente se apresuró a acercarse y dijo:

—Una Youtuber alquiló este lugar como su almacén, pero rescindió el contrato de alquiler hace dos días. Cabe destacar que el propietario no estaba en la ciudad y no tuvo tiempo de venir a inspeccionar el interior del apartamento. Además, ese Youtuber se fue sin pedirle al casero que le devolviera el depósito de garantía, así que...

Édgar se asomó al balcón y miró hacia arriba.

Ahora estaban en el decimoquinto piso y la casa en la que vivían estaba en el vigésimo.

Sosteniendo al pequeño, que no dejaba de llorar en sus brazos, Julieta echó un vistazo al asiento trasero y dijo con ansiedad:

—¿Adónde vamos? ¿Qué le pasó a la señora Roxana? Ha estado inconsciente...

—Es que ha inhalado demasiado humo y está inconsciente temporalmente. Pronto se despertará. —Gonzalo, que conducía el coche, la consoló con voz suave.

—¿A dónde vamos? Al menos deberías decírmelo.

—Confíe en mí. Los llevaré a un lugar seguro y nadie los encontrará.

Julieta ardía de ansiedad:

—Me siento tan ansiosa. ¿Puedes darme tu teléfono, por favor? Quiero hacer una llamada. Se pondrán ansiosos si no nos encuentran.

Su teléfono se perdió cuando bajó las escaleras y antes de que pudiera ponerse en contacto con Édgar, Gonzalo apareció entre la multitud y le dijo que la sacaría de allí ya que había mucha gente.

Como Julieta tenía que cuidar del niño, además de que confiaba mucho en Gonzalo, no lo pensó demasiado. Pensó que podría salir primero y encontrar a Jerónimo después. Sin embargo, de forma inesperada, Roxana, que la seguía por detrás, se desmayó. Entonces, Gonzalo ayudó a levantarse Roxana del suelo y los llevó a todos hasta el coche.

Y antes de que Julieta pudiera decir algo, Gonzalo había arrancado el coche.

Gonzalo miró hacia ella:

—Julieta, en realidad te he estado ocultando una cosa.

—¿Qué cosa?

Gonzalo continuó:

—En realidad, he estado trabajando para la señora Doria durante este periodo. Usted también debe saberlo, pues la señora Doria se ha convertido en la nueva responsable del Grupo Collazo y yo soy su subordinado.

Julieta se puso inconscientemente nerviosa:

—Entonces... ¿qué?

—La señora Doria se ha enterado de lo que estás haciendo. —Al hablar, Gonzalo echó una mirada al bebé en brazos de Julieta y entrecerró los ojos—. También sabe que es su bebé.

Julieta se sorprendió y sus pupilas se ampliaron:

—Im... Imposible. El Sr. Édgar lo ha mantenido en secreto todo este tiempo y la Sra. Doria no podría enterarse de nada de ésto.

Gonzalo soltó un suspiro:

—Es porque el señor Édgar se lo ha estado ocultando a la señora Doria, por lo que se enfadó tanto al enterarse de la verdad. Me ordenó que llevara al niño a un lugar donde el señor Édgar no pudiera encontrarlo y que ella nos esperara allí.

Antes de que Julieta pudiera decir algo, Gonzalo continuó:

—Por lo tanto, no puede informar de esto al señor Édgar. En cuanto a lo que digo, quizás usted no pueda creerme, pero se dará cuenta de todo cuando lleguemos al lugar, así que tenga paciencia.

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