Doria llevó a Zoé y a Dolores al apartamento que había alquilado antes del alta.
Dolores siempre no opinaba sobre su decisión. Se limitaba a ordenar las cosas que Doria recuperaba, —¿No vas de compras? Adelante. Yo limpiaré la casa.
Doria dijo, —Mamá, ven con nosotros.
—Estoy bien. Tómate tu tiempo.— Dolores dijo, —Tengo que comprar algunas verduras en el mercado más tarde. Aunque te den el alta, tienes que complementar más la alimentación.
—De acuerdo, vamos entonces.
Dolores amonestó, —Ten cuidado. Vigila tus pasos.
Rafaela dijo, —No te preocupes, la vigilaré bien y prometo cuidarla.
Dolores sonrió y le dio una palmadita en el brazo, —Ven a cenar esta noche.
—¡Muy bien! Hace tiempo que escuché de Doria que cocinas bien, ¡así que por fin tengo la oportunidad de probarlo hoy!
El sol de la tarde brillaba perezosamente sobre el paisaje circundante, y la nieve se iba derritiendo poco a poco.
Zoé estaba sentado en el cochecito, agitando alegremente sus manitas y balbuceando incesantemente con la boca.
Aunque su pronunciación era mucho más clara, Doria tenía que adivinar lo que quería decir la mayoría de las veces.
Rafaela inclinó la cabeza y se estiró cómodamente, —¿Adónde vamos?
Doria dijo, —Vayamos al centro comercial que está al lado del estudio, así podremos comprobarlo.
—Está bien, pero tenemos que caminar un rato. ¿Quieres tomar un taxi?
—No es necesario. Siempre ando por ahí antes.
Rafaela sonrió, —Me temo que te acaban de dar el alta y estarás cansado.
Doria también sonrió, —Está bien pasear.
Habían recorrido este camino muchas veces. Pero esta vez, fue un poco diferente.
Como si nunca hubieran estado tan relajados.
El número de peatones aumentó debido al tiempo soleado, y algunas personas se sentaron junto a los parterres, disfrutando de este raro momento.
La nieve se derritió y las hojas de ginkgo aparecieron lentamente.
Toda la calle era hermosa bajo la luz del sol.
Las chicas del estudio querían saludar a Doria cuando se enteraron por Rafaela de que ésta estaba enferma. Aun así, cuando la vieron entrar empujando el cochecito, sus ojos se sintieron atraídos al instante por Zoé, y se reunieron en torno a él. Zoé no fue tímido y se rió.
Doria les pidió que se ocuparan de él durante un tiempo. Entró en el despacho y guardó el cuaderno de bocetos y algunos documentos en su bolso. Ella quería quedarse en casa con Zoé estos días.
Rafaela se ocupó del trabajo que se había retrasado. Fue una hora más tarde cuando llegaron al centro comercial.
En un principio, Doria quería comprar algunas prendas para Zoé. Sin embargo, inesperadamente, Rafaela fue más irracional que ella y compró todo lo que vio que Zoé podía ponerse.
Doria tiró de ella, —Es suficiente. Tiene mucha ropa.
Para Rafaela era una experiencia rara de ser rica, así que se alegró, —Ya no puede llevarlos.
Doria no respondió. El asistente se acercó con una bolsa, —Señora, su tarjeta y su ropa.
Rafaela lo cogió, dio las gracias y se fue con Doria. Rafaela negó con la cabeza sin dudarlo, —No, es caro.
Doria se quedó sin palabras. Volvió a mirar a la tienda de ropa de hombre y dijo, —Veo que ni siquiera miraste las etiquetas, y no dudaste en pagarlas hace un momento.
Rafaela no dijo nada. Tartamudeó, —El regalo es diferente. Me parece bien cualquier cosa, siempre que sea cómoda.
Y añadió, —No sabes que Daniel es muy exigente con su comida y su ropa.
Doria se rió y empujó el cochecito hacia delante, —Ahora ya sabes lo bueno que es Édgar.
Rafaela asintió, —Es encantador si no habla.
—Qué buena persona, pero tiene una lengua afilada.— Añadió después de un rato.
Doria se rió, —Ya encontraré la oportunidad de envenenarlo, tonto.
—Genial. ‘mi marido mudo’ es bastante emocionante.
Doria no dijo nada.
Charlaron y bromearon mientras llegaban a la zona de los niños. A Doria, embarazada, no le convenía entrar, así que Rafaela hizo pasar a Zoé.
Doria estaba sentada en el banco de fuera, sonriendo ante la escena, con los ojos curvados en una media luna.
Su vida ideal había llegado finalmente en este momento.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi pretendiente es mi EX-MARIDO
Quiero el finall...