Mi pretendiente es mi EX-MARIDO romance Capítulo 963

Doria recordó de repente algo, —La nueva toxina que dijo Justin antes, la caja… la caja sigue conmigo…

Salió de los brazos de Édgar y quiso ir a buscarla, pero Édgar la agarró de la muñeca, susurró, —Calma, por favor. No tiene nada que ver con la toxina, ni con la caja.

—Entonces… ¿Qué tiene de malo?

En ese momento llegó la voz de Álvaro, —Su estado es más grave que antes.

Estas palabras, como un trueno apagado, golpean con fuerza el corazón de Doria.

Su rostro palideció en un instante, murmuró, —¿No se dice que está mejorando? Llevamos tanto tiempo tratándolo en Ciudad Norte…

Édgar notó el temblor de su cuerpo y le cogió la mano con fuerza. —No es tan grave como te imaginas, no te preocupes. ¿Eh?

El pequeño lloraba así… ¿Cómo no iba a preocuparse Doria?

Ahora sólo sentía que todo su cuerpo había perdido fuerza. Podría haberse caído en cualquier momento, si no se hubiera apoyado en Édgar.

En este momento, la medicina probablemente hizo efecto. Y el pequeño dejó de llorar gradualmente. Ahora sollozaba con los ojos cerrados.

Rosalina se adelantó y le dijo a Álvaro, —Dame al niño. Lo llevaré a dormir.

Después de que Rosalina llevara al pequeño al dormitorio, Doria miró a Álvaro, —¿Qué demonios está pasando?

Álvaro se rascó la cabeza, —Bueno, es complicado. Nadie puede garantizar el efecto del tratamiento o algo así. Podría haber una posibilidad de recurrencia. A juzgar por los síntomas actuales, sí que es más grave que antes. Pero si lo piensas desde otra perspectiva, también es una buena noticia, ¿no? Al menos podemos saber dónde está el defecto del tratamiento anterior, para poder mejorarlo, y ofrecer un mejor plan de tratamiento.

Doria cerró los ojos, incapaz de decir una palabra.

Sabía que lo que decía Álvaro era cierto, pero no podía convencerse a sí misma. Acababan de ser testigos de que el pequeño acababa de mejorar, y tenía que continuar el tratamiento sin parar.

Con ese tratamiento realizado día tras día, es difícil de aceptar incluso para un adulto, y mucho más para un niño que no sabía nada.

Édgar frunció ligeramente el ceño y miró a Álvaro, que comprendió de inmediato. Álvaro dijo entonces, —Este… este tratamiento no llevará mucho tiempo ahora… Sólo podemos hacer ciertas mejoras sobre la base del anterior. Por no hablar de que darás a luz dentro de unos meses. Si la cirugía se realiza con éxito, entonces no hay necesidad de hacer ningún tratamiento después. Lo único que tienes que hacer ahora es cuidar bien tu cuerpo y dar a luz a un niño sano. —

Después de un largo rato, Doria preguntó en voz baja, —¿Entonces necesitas volver a Ciudad Norte?

—No.

Fue Édgar quien le respondió.

Dijo lentamente, —El equipo ya está aquí, y puedes recibir el tratamiento aquí.

Álvaro también dijo, —Así es. Todavía me tienes aquí. Puedes estar tranquilo.

Doria bajó la cabeza y no dijo nada. Édgar la tomó por el hombro, —Bien, vuelve a dormir.

Doria lo miró, —Duerme tú primero, quiero estar con él esta noche.

En cuanto a la situación de esta noche, Édgar no se negó, sino que susurró, —Que descanses.

Ella asintió ligeramente, —Lo sé.

Cuando Édgar y Álvaro se fueron, Doria abrió la puerta del dormitorio y dijo en voz baja, —Mamá, vete a dormir. Yo le acompañaré.

El pequeño acababa de quedarse dormido en la cama. Todavía tenía lágrimas en la cara. Rosalina se levantó y se acercó a ella, —Doria, todo irá bien.

Doria forzó una sonrisa, —Mamá, estoy bien, sólo quiero acompañarlo.

Rosalina suspiró en silencio, le dio una palmadita en el hombro y se fue.

Édgar contestó inmediatamente, —No, estás haciendo un buen trabajo en la toma de la nutrición.

Al ver que estaba tan ansioso por complacerla, una brillante sonrisa no pudo evitar aparecer en el rostro de Doria. Se puso la mano en el estómago con suavidad. El pequeño en su vientre saldría en un mes.

Durante este período, Álvaro dijo que con este tratamiento, el pequeño se ha estabilizado y está mejorando.

Pero bajo estos ciclos repetidos de ‘curación y tratamiento’, sólo puede estar tranquila cuando la cirugía se ha llevado a cabo y el pequeño está completamente curado.

Justo cuando Doria estaba en trance, llegó la voz de Édgar, —Leila Alguacil ha vuelto.

Doria se congeló, —¿Cuándo?

—Acababa de bajar del avión esta tarde.

Los labios de Doria se fruncen. Desde que Leila se fue, casi ha cortado el contacto con ellos. Aunque decía que estaba en un rodaje cerrado, obviamente, intentaba olvidar lo ocurrido aislándose.

Dijo después de un rato, —¿Tiene algún otro arreglo de trabajo más tarde?

Dijo Édgar mientras le masajeaba la cintura, —Ya no está en el Grupo Santángel. Si quieres saber algo, le pediré a Nathan que lo compruebe mañana.

—No, sólo estoy preguntando.

Édgar dijo, —¿Todavía te duele?

Doria murmuró, —Mucho mejor.

Édgar la tapó con la colcha y la puso en sus brazos, —Duérmete.

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