Me dirigí rápidamente a la oficina de Kyle, me sentía ansiosa, si sentía nervios acá, ahora no quiero imaginar en otra empresa y todavía con esa bruja de Veronica presente.
—Kyle, qué bueno que te encuentro—acomodé mi cabello detrás de la oreja.
—¿Qué te trae por acá?—revisaba documentos.
—Es Nicky—mordí mis labios.
—¿Qué pasó con el? No me digas que se enojó por lo qué hiciste con Mate —colocó su mirada por debajo de sus lentes.
—No, al contrario, él quiere que lo acompañe a la empresa del padre de Veronica, me mandó para que me dieras unos documentos que debían de estar listos—crucé mis brazos.
—Así que te irás a meter a la boca del lobo—rascó su mentón—interesante...
—¿Cuál es lo interesante?—fruncí el ceño.
—Que Nicky quiera llevarte ahí, el sabe que cuando Veronica ve una chica cerca de él se pone histérica, ten cuidado con esa loca, Alicia . No dejes que intente humillarte solo porque estás en prueba.
—No te preocupes que eso no pasará, yo me sé defender muy bien con víboras como ella—tomé los documentos.
—Suerte—levantó su mano en símbolo de paz.
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—Acá están, señor Chance—colocaba sus documentos encima de su escritorio.
—Perfecto, ¿estás lista?—me echó un vistazo de los pies a la cabeza.
Inmediatamente yo hice lo mismo.
—¿Qué pasa?—elevé mis manos—¿voy mal acaso?
—No, al contrario, luces hermosa, incluso hasta con ropa sencilla luces muy bien, Alicia —asentía.
No podía entender a Nicky, un momento está serio y al rato me halaga, creo que tengo que aprender a manejar la bipolaridad de el.
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—Abróchate bien el cinturón, esta vez te enseñaré el poder de este bebé—ronroneaba su coche aún más que cuando pasó por mi para la cena donde su padre. Se puso sus lentes y aceleró, de no ser por el cinturón hubiera salido volando.
—¿Crees que es necesario ir a esta velocidad?—me aferraba al asiento temiendo por mi vida.
—¿No me digas que tienes miedo? Tan solo acelero un poco y veo que estás nerviosa—carcajeaba.
—No tengo miedo a la velocidad, a lo que le tengo miedo es al conductor—me le burlé en su cara.
—¿Ah, si?—aceleró aún más, el motor hacía un sonido agudo.
—¡Ya! Basta, Nicky, no es divertido jugar así—me enojé un poco—bajó la velocidad—no sé qué piensas de la vida, pero al menos yo la estoy empezando y no he logrado muchas cosas, quizás tú si, claro, eres millonario y creo que no te falta nada.
—Te ves tierna cuando gritas—me tomó del mentón acariciándomelo.
¿Pero qué pasa con Nicky? Lo quedé viendo a su ojos, inmediatamente deslicé mi mirada a sus labios, por un momento me había quedado idiotizada con esa mirada, con ese rostro.
Sacudí mi cabeza saliendo del hechizo temporal.
—Por favor no te llenes de nervios como la reunión pasada, personas como yo que nos movemos en este mundo lo notamos de inmediato. Te comprendo, no es fácil la primera vez, pero luego te acostumbrarás. Un consejo que te doy es que seas como realmente eres, así tu esencia se notará más natural. Verás como fluyen las cosas.
—Está bien—asentí acatando los conejos de Nicky.
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—Llegamos, Alicia —entrábamos al parqueo de la empresa—al menos no dilatamos tanto—miró su reloj.
—¿No dilatamos? Llevábamos cinco horas de camino—negué con mi cabeza.
—¿Siempre eres así de impaciente?
—Sí, ¿por qué? ¿no dices que actúe tal y como soy? pues acá tienes a la verdadera Alicia .
—Así es y en realidad me gustan las de carácter dominante—tomó mi mano enganchándola en su antebrazo.
Aveces Nicky decía cosas que no le encontraba sentido, pero bueno, este sujeto era todo un misterio...
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—Adelante, Señor Chance—nos recibía el recepcionista.
El edifico era enorme, era tipo rascacielos con una estructura única, tenía la forma de velero, pero de color negro.
Pude notar que en los pasillos la gente que estaba en su cubículos trabajan con prisa. Unos atendían llamadas, otros anotaban en su libreta haciendo una especie de videollamada. En fin, al parecer la empresa del padre de Veronica presionaban más a los trabajadores. Al menos con Nicky no me iba así.
—Pasen adelante—un sujeto abrió la puerta de la sala mayor.
En él habían alrededor de doce sujetos, algunos llevaban trajes ejecutivos, pero habían otros que portaban una especie de turbantes, y su idioma era diferente.
—Son inversionista árabes—Nicky me susurró al momento de entrar—es una importante reunión, así que ojo con eso, Alicia .
Saludé cordialmente, hasta llegar al asiento del padre de Veronica, ahí estaba él como un supremo líder con su hija consentida a su lado.
La reunión empezó, los integrantes se pusieron de pie al momento que el padre de Veronica habló, para luego sentarse.
Yo estaba al lado de Nicky, atenta a lo que necesitara, el solo hacía una señal y yo ya sabía que hacer.
—Por supuesto que sí—masajeé mi estómago, sentía cosas que esta vez no eran producto del amor.
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—Elegiremos este de acá y botella de Dom Pérignon.—le ordenó al mesero.
—¿Siempre vienes a estos lugares lujosos?—observé el lugar, sin duda todo era caro y fino.
—Así es, un sujeto como yo se debe dar todos los gustos ¿no? Para eso es el dinero, para disfrutarlo.
—¿Qué pasaría si un día te quedas sin dinero?—queria ver qué habia detrás de ese rostro.
—Prefiero morir antes que verme pobre, Alicia , no nací para vivir en la miseria.
Que decepción me llevé, pero no era para menos.
—¿Quieres decir que me ves como alguien insignificante por ser pobre?—lo miré a los ojos.
Silencio. Un gran silencio se hizo presente.
—Mira, ya viene el mesero, espero te guste lo que pedí—evadió mi pregunta. No me importaba, de igual forma yo sólo estaba con él por trabajo. ¿Qué más podría esperar de personas como el?
Empezamos a comer, luego de esa pregunta no hubo más conversación, al menos de mi parte ya no había más que decir, Nicky me había decepcionado. El, por otro lado, comía y de vez en cuando volteaba a verme pero yo nunca le correspondí a su mirada.
—Alicia ...—se dirigió hacia mi.
Yo me hice la que no existía.
—¡Alicia ! Mírame—me tomó la mano, al instante yo la recogí—lo siento por lo que acabo de decir. Respondiendo a tu pregunta. Jamás te vería como cualquier cosa, eres alguien muy especial, sé que guardas algo ahí dentro—señaló mi pecho.
—¿Qué cosa?—alcé mis manos.
—Algo que nos daremos cuenta con el tiempo—pagó al mesero—quédate con el resto—salimos.
—¡Por Dios, Alicia ! —miró su reloj.
—¿Qué pasa?—fruncí el ceño.
—Es imposible que regresemos a la ciudad a esta hora, sería muy peligroso conducir.
—¿Y qué sugieres?—estaba afligida.
—Lo siento, pero nos tendremos que quedar en un hotel para mañana salir temprano.
—¿Qué? No estarás hablando en serio o ¿si?
—Bueno, si quieres puedes irte caminando, quizás pases tu fin de semana en ese trayecto—noté su sarcasmo.
—Está bien, pero por favor a primera hora salimos ¿ok? Necesito ir donde mis padres, había quedado con ellos que los visitaría—subimos al coche en busca de un hotel.
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