—Recuerda estar lista a esa hora, una de las cosas que no me gusta es esperar cuando ya he avisado la hora de pasar ¿ok?
—Okay—bajé mi mirada.
Nicky tomó mi mentón dirigiéndolo hacia su rostro.
—No me gusta cuando bajas la mirada, es símbolo de derrota y acá tienes que ir superando esas cosas, además, por favor cada vez que yo te hable debes de verme a los ojos.
Sus manos eran suaves, la forma en que me tocó el mentón fue delicado. Este hombre hasta para tocar algo tenía clase.
—Está bien, señor Chance—asentí viéndolo a los ojos, esos ojos que podían transmitir algo más que una simple mirada.
—Si tienes problema con lo de tu atuendo puedes decirle a Kyle que te ayude, dile que se tome libre ese instante y que los gastos corran a mi nombre, soy justo y sé que quizá ahorita no tengas el dinero suficiente—guiñó su ojo.
—Me siento apenada con usted—junté mis manos.
—No te preocupes por eso, Alicia , en esta empresa se gasta en otras cosas. Antes de todo me dejas tu dirección, esperaré por ti—salió de la sala.
Que nervios ¡Dios! Estuve súper nerviosa con esto y que sólo era atenderlos, ahora estar en una cena con su padre, no sé si sea capaz de estar a ese nivel, me tomé del pelo, me sentía perdida.
Salí de la sala en busca de Kyle. Ella estaba hablando por celular.
Me situé frente a ella para decirle que me acompañara según lo había ordenado, Nicky, ella seguía hablando, levantó su mano en símbolo de espera.
—¿Qué tal te sientes? ¿mejor?—sonrió con su celular en el oído.
—Creo que si, pero hay un problema más serio—puse mis labios en una sola línea.
—¿Derramaste alguna bebida en su saco?
—¡No! ¿Cómo crees?—empujé su hombro—Solo que el señor Chance quiere que lo acompañe a la cena que tendrá con su padre.
—¡¿Qué!? ¿es en serio?—llevó sus manos a la boca.
—¿Qué pasa? ¿es algo malo?—mordí mis uñas.
—En lo absoluto, sino que el señor Chance no acostumbra a llevar a nadie a casa y peor si se trata de una cena con su padre.
—Con razón a la bruja de Sabrina le dijo que no.
—Se lo merecía por ofrecida—Carcajeámos juntas—Debes de ir muy elegante y aprender a usar los cubiertos adecuadamente—sugirió.
—Por eso estoy acá, él dijo que me ayudaras con mi atuendo, que te tomarás el tiempo libre y los gastos los añadas a su cuenta.
—Que sorprendida me tiene el señor Chance, quiere tenerte cerca y todavía se toma el detalle de brindarte esos beneficios—levantó sus dos cejas—Alicia , Alicia ...
—¿Qué?—alcé mis manos—solo es trabajo, tú crees que el señor Chance va a estar interesado por mi. Pude ver cómo rechazaba a Sabrina, que parece una muñeca de revista en comparación a mi—rodé los ojos.
—Salgamos de acá entonces, hoy me siento harta—tomó mi brazo.
•
—La familia Chance es una familia amante al color negro por lo que debes de ponerte algo que sea negro, un tanto atrevido, pero a la vez decente—llegamos a una tienda.
Entramos a una tienda dedicada, al parecer, a atuendos solo de mujeres, habían maniquíes con bolsos en sus brazos dentro de vidrios, tan solo podía ver a personas en autos lujosos estacionándose en el parqueo de la tienda.
—El poder del dinero—Dijo Kyle.
—Así es, si no fuera por Nicky ni en sueños entraría acá.
Entramos a la tienda, Kyle empezó a buscar atuendos tras atuendos, yo, solo podía esperar a sus sugerencias ya que de moda no sabía nada, peor a esa altura. Me senté en un sofá pequeño que estaba frente a un espejo a esperarla. Ella se aproximaba con muchas perchas en sus antebrazos, parecía que se había traído toda la tienda.
—¿Quieres que me pruebe todo eso?—fruncí el ceño.
—Claro, querida, es el precio de la elegancia.
Empecé a probarme uno tras otra de las cosas que me había seleccionado Kyle. Cada vez que salía ella me negaba con su cabeza hasta que en uno asintió.
—Ese está más que perfecto—lanzándome un beso al aire.
Era un vestido negro que se me adherida a la piel, quedaba casi llegando a las rodillas, en la parte frontal tenía un bordado que me recorría desde el cuello hasta mi cintura, eran una especie de flores del mismo color. Tacones negros, un reloj de color gris oscuro y aretes muy pequeños y una cartera de mano escarchada. Me observé al espejo y hasta a mí me había dejado sorprendía que la mujer que miraba era yo.
—Vamos a caja—se enganchó su bolso al hombro.
Llegamos a la caja.
—¿Con que desea pagar? ¿efectivo o cuenta bancaria?—Kyle sacaba una tarjeta con una especie de dígito.
Empacaron las compras en bolsas elegantes, dándole un recibo. Salimos de la tienda y yo estaba con una duda.
—Enséñame el recibo. Necesito saber cuánto costó ese outfit—Kyle, me lo entrega.
Por poco pego el grito en el cielo.
—¿Cómo se pudo pagar cincuenta mil dólares por eso? Con ese dinero hubiera podido sobrevivir el resto del año y ese tipo gasta ¿así por así?.
—Deberías de acostumbrarte, el señor Chance le gusta vestir bien, ademas eso no es nada en comparación a lo que tiene, por algo es uno de los hombres más ricos de esta ciudad.
Un mayordomo abrió a la puerta.
—Señor Nicky, un placer tenerlo por acá—hacía un gesto extraño de bienvenida—a la señorita también, sea muy bienvenida.
Asentí
La sala estaba repleta de muebles finos, cuadros, alfombras de un material costoso, un piano enorme, en el techo tenía pintado la santa cena, de manera que cuando entrabas a la sala hacía sentir como si se estaba en dos planos. Seguimos caminando hasta llegar a un comedor gigantesco. Un señor de edad avanzada estaba sentado al final del comedor, supuse que sería el padre de Nicky, nos acercamos a él.
—Buenas noches, padre—se puso de cuclillas para besarle su mano.
—Buenas noches, señor Chance,—saludé, él tomó mi mano para besarla.
—Un placer, pueden tomar asientos.
Habían velas en el centro de la mesa y un canasto de frutas.
—Te mandé a llamar porque me han contado que has tenido pequeños problemas con la empresa, te he dicho que te esfuerces en eso, sabes que nos posicionamos a la cabeza de nuestra sociedad y si nos descuidamos se nos adelantarían dejándonos fuera de juego. La empresa la dejé a tu mando porque tienes la astucia, jamás he pensado que me podrías llegar a decepcionar, Nicky, yo ya estoy viejo para los negocios, pero si tú llegarás a perder el control de la empresa creo que tendría que recurrir a otras personas.—sonó un tanto regañón.
—No es para tanto, Padre, solo fue un problema de gestión, pero ya tomé medidas con eso, te prometo que jamás volverá a pasar. Te doy mi palabra—sus vistas chocaron por unos segundos viéndose una situación tensa.
Yo estaba en medio de esto y ni sabía qué gesto hacer.
El mayordomo se acercó y dio un comunicado:
—Discúlpeme, Señor Chance, pero el joven Mate ha llegado.
—¿Mate? ¿Qué hace acá?—Nicky se le notaba un poco sorprendido.
—No te preocupes, yo lo mandé a llamar—su padre elevó la voz—hazlo pasar por favor.
Cruzando la puerta vino un hombre de estatura media, vestido un poco juvenil pero se notaba que era cara su ropa, el cabello castaño bien peinado, reloj adiamantado, no había llegado a la mesa y podía sentir desde ya su olor intenso, era un Alfa completamente, si Nicky era un tipo guapo, este deslumbraba con la misma intensidad.
—Buenas noches a todos—se acercó al padre de Nicky, para saludarlo de la misma forma.
—Toma asiento—le señaló.
Se sentó frente a Nicky y de mi, por un momento me quedó viendo, recordé las palabras de Nicky, las de no bajar la mirada. Choqué miradas con el, se sentía una mirada que me penetraba el alma. Sentí miedo por un instante.
—Hasta que por fin dejaste a tu amargada por una mejor—carcajeó.
—Es mi nueva empleada—le contestó de manera cortante y serio.
—Permíteme presentarme. Me llamo Mateo Robinson, soy Director general y dueño de empresas —se levantó acariciándome mi mano de una manera más sutil aún dándome un pequeño beso en ella—pero me puedes llamar Mate, eso de señor como que no va conmigo.—guiñó su ojo y sonrió.
Sentí un aire tenso entre Nicky y Mate, pero por alguna razón sentía que Mate tiena una personalidad diferente que ni.
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