Después de que Felicia transmitiera las palabras de Javier palabra por palabra a Isabel, se cayó directamente en el sofá de la tienda LV riendo, atrayendo a mucha gente a mirarla.
Isabel se acarició la cabeza sin palabras.
No iba a imaginar que habría mucho más después de la comida, por eso no le dejó su número al Javier.
—No has oído esa voz agraviada y triste de Javier. Fue muy divertida.
Y miró a las tres dependientas con cara de susto:
—bueno, nos traéis los últimos modelos para que los veamos. Me sentaré aquí y veré lo que pasa allí.
Con eso, sacó su teléfono.
Javier tenía tanta experiencia que Felicia sentía bastante curiosidad por saber qué iba a hacer.
Ja, ja, ja, ¡qué interesante!
Independientemente de por qué Isabel había aceptado ser estrella invitada en esta película, de todos modos, ahora Felicia estaba contenta.
La eficacia de Javier tampoco decepcionó a Felicia, que colgó el teléfono y corrió inmediatamente al director Kenzo.
Kenzo estaba ocupado con el casting esta tarde y no tenía tiempo para ver las tendencias, por lo que aún no lo sabía nada.
Después de escucharlo, se paralizó un momento y le miró:
—¿Por qué no emites un comunicado y lo aclaras? ¿Por qué hacerlo tan complicado?
Como agente, era su trabajo explicar las cosas en un momento.
«Eres un maestro haciendo películas, pero no sabes tratar con los fans.»
—Si explico por la señorita Vargas en este momento, todos pensarán inmediatamente que Lionel tiene realmente una relación inusual con ella. Pero usted es el director, habría sido lo más normal que los actores que participan en su película almorzaran juntos. Haciendo que usted explique, no solo se aclarará este malentendido, sino que además ¡llamará más atención la película!
Antes de que Kenzo pudiera decir algo, Alonso lo comprendió.
No solamente se aclararía el malentendido, sino que la película ganaría en atención.
Los fans de Lionel estaban callados.
—¡Dios mío! ¿Soy el único que se ha dado cuenta? El director Kenzo llama a Lionel directamente «Lionel», pero cuando se trata de esta Isabel, la llama «señorita Vargas», es muy cortés.
Muchas personas se unieron a la cuenta del Facebook de Isabel.
Isabel estaba mirando los nuevos artículos de LV cuando sintió que su teléfono seguía vibrando.
Lo tocó para ver.
Había muchos mensajes privados y el número de seguidores había alcanzado el millón.
Bueno...
Le caía mal Silvia por ser una influencer de internet. ¿Qué era esto ahora?
Ella misma se había convertido en una influencer de Internet con un millón de seguidores.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi única en millón