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Los días pasan en Londres y aún muchas de las damas siguen solteras, algunas ya no les queda tiempo, están en su última temporada para encontrar marido, pero seamos realistas, si no lo han encontrado creo que no lo harán, y lo siento por todas las madres ambiciosas que quieren que sus hijas se casen con un noble. Uno de los casos es el de Lady Katherine Debinham, hija de los Vizcondes de Bolingbroke, aún le falta dos temporadas para encontrar un esposo, pero aun teniendo una de las dotes más altas de la temporada ningún soltero ha decidido visitarla.
No podemos decir lo mismo de Lady Amelia Straton, hija del Conde de Warwick, recién debutante y realmente una beldad, muchos de los solteros hacen filas solo para conseguir un poco de su atención, pero he escuchado que uno de los solteros más codiciados de la temporada ha bailado con la dama en casi todas las veladas, y se les ha visto en varias ocasiones por Heide Park, esta vez no revelaré su identidad, quiero mantenerlos en suspensión hasta confirmar mis sospechas, pero si puedo darles una pista de quienes son sus amigos, esos que forman el circulo de los solteros más codiciados de Londres. Lord Anthony Ross, Duque de Beaufort, los Hermanos William, Lord Logan Williams, Duque de Windsor y Leonardo Williams, Marqués de Normanby y por supuesto nuestro querido Christian Evans, el Marqués de Winchester. Y no es que no haya más solteros deseados, pero últimamente las ambiciosas madres van tras estos partidazos.
Revista de sociedad de Lady Kennt.
Pasar la noche con su esposa.
Esa idea no había salido de su cabeza desde que Emma se lo había propuesto, no podía hacerle eso a Liviana, ¿pero que había de él? tenía derecho de ser feliz, además ella no pensó en él cuándo decidió unirlos hace tres años, ahora a él le daba igual lo que pasará con ella. Lo haría y punto.
Estaba en su despacho, desde que había decidido llevar a cabo la propuesta de Emma, se había acercado más a Liviana, pasaba más tiempo en la residencia, compartían desayunos y almuerzos, mucha veces la cena, no quería ser muy obvio en sus planes de seducción, pero también se daba cuenta de como Liviana hacía un intento por seducirlo, le daba gracia que seguía siendo muy obvia para hacer las cosas discretamente.
Pero también tenía que admitir que muchas veces se vio tentado a tomarla en cualquier parte de la residencia, aunque ella no tenía idea de cómo seducir a un hombre, era mujer, y era algo que estaba en sus venas, el atraer a un hombre con tan solo una mirada de pasión y deseo, y Liviana lo miraba con pasión, deseo y otros sentimientos que prefería ignorar, aunque en el fondo sabía que ella lo seguía amando, de eso se había dado cuenta la noche que la había besado en la biblioteca.
Sus pensamientos fueron suspendidos al sentir la puerta abrirse, miró y vio que era Liviana.
—Lo siento, toqué pero al ver que no respondías decidí entrar a ver si estabas aquí. — Señaló Liviana desde la puerta —
—Sí, pasa, es que estaba algo distraído.
—Ya, me he dado cuenta. — dijo ella sonriendo y parándose frente a su escritorio, Marcus no pudo evitar mirarla más de lo debido y detenerse en su pechos, los cuales se vean tan apetitosos bajo ese escote, últimamente los vestidos de Liviana eran más atrevidos y enseñaban mucha piel, aunque él no se quejaba, disfrutaba de la vista, lo que no le gustaba era ver como muchos de los hombres también se daban cuenta cuando asistían a algún evento o baile — Te estaba buscando porque tu madre me ha dado la idea de dar un baile, dice que desde que se te cedió el título de duque no has dado ninguno, y es tradición familiar que los Duques de Agnes den un baile a mediados de temporada y… también para callar un poco los rumores de Lady Kennt. Aunque sean verdad, no soporto las miradas de las damas cuando me ven.
—Sí, la idea me parece bien. Puedes organizarlo. — Marcus dio el permiso y no pudo evitar sonreír al ver los ojos de Liviana brillar, sabía que eso la hacía feliz — Y también lo siento… no quería que esto fuera público.
—No es tu culpa que Lady Kennt lo publicara. — Dijo Liviana –Y gracias. Por fin tendré la oportunidad de organizar algo, aunque tendré que pedir ayuda claro, nunca he organizado un baile, y este debe quedar perfecto, digno de los duques de Agnes, ¿Qué te parce si lo hacemos de máscaras?
—Me encanta esa idea, hace mucho nadie da un baile de máscaras. — Marcus estaba feliz también, la felicidad de Liviana era contagiosa, se sentía él mísmo estando con ella —
—¡Sí! — Liviana daba palmadas como una niña a la que se le había acabado de dar un regalo — Ahora mismo comenzaré los primeros arreglos junto con Jayne, ella sabe mucho de como organizar bailes y esas cosas.
¡Jayne William!
Cómo olvidar que su amigo Christian estaba tan mal humorado en esos días, no entendía la razón hasta que la vio sentada en el jardín con su esposa, sabía sabía la historia de esos dos, lo que habían pasado y de lo idiota que fue su amigo al rechazarla delante de sus padres después de aquel escándalo, sabía que su amigo sentía algo por Jayne, pero parece que no eran lo suficientemente fuerte para casarse con ella y callar las bocas de la sociedad.
—Claro, si necesitas algo puedes verme.
—Sí, adiós. — Liviana salió del despacho dejando pensativo a Marcus —
Habían pasado dos semanas desde que comenzó con su plan de seducción con Marcus, sabía que poco a poco iba cayendo, se daba cuenta en sus miradas, como él se quedaba casi babeando mirando el escote muy pronunciado de sus pechos, y lo que no podía pasar desapercibido era el hecho de los celos, si, no se le escapaba detalle alguno, cuando un caballero le miraba demasiado. Marcus quería alejarla lo más posible, la tomaba de la cintura posesivamente queriendo demostrar que ella era suya, y no podía negar que eso le gustaba, trataba de exhibirse en la noches con los sensuales camisones que se había mandado a hacer, lástima que en ninguna de esas ocasiones chocó con Marcus. Pero no dejaba de intentar.
—¿Y? ¿Qué le pareció la idea de hacer un baile? — preguntó Jayne cuando Liviana ingresó a su habitación donde Jayne la estaba esperando —
—¡Le ha encantado! — chilló Liviana emocionada — Dice que cualquier cosa que necesite le avisará.
—Ummhm, los cambios ya se van notando.
—¿Cambios? — preguntó Liviana confundida —
—Marcus, se nota que le gustas, y no tardará mucho en darse cuenta que está enamorado de ti.
—Para ahí… una cosa es que yo le guste y otra muy diferente que este enamorado, una persona no se enamora así por así, lo mío con Marcus debe ser un proceso lento, la primera es que yo le guste y creo que eso lo estoy logrando.
—Si, lo que tú digas, lo que tenemos que planear ahora es el baile. — dijo Jayne —
—Y también para esa noche, después del baile, quiero consumar mi matrimonio, quiero que Marcus me lleve por fin a su cama.
—¿Tan desesperada estas? — Preguntó Jayne — Creo que hice mal en prestarte los libros para que aprendieras un poco.
—¡NO! Es… solo que… — Jayne reía al ver la cara roja de su amiga —
—¿Qué pasa con él?
—Ha tenido un accidente y está por llegar a Londres.
—¿Qué? ¿Pero cómo?
—No lo sé, eso no lo explica aquí, debo esperar a que llegue para saber los detalles, y si esta tan mal tendré que traerlo aquí, así podre cuidar de él. – respondió Liviana —
—¡¿Qué?! ¿Después de cómo te trató todos estos años, vas a cuidar de él?
—Es mi padre Jayne. – respondió ella —
… en el fondo su padre la ama.
No podía sacarse esas palabras de su cabeza, lo que tanto ella ansiaba era eso, el amor de su padre, y que ese desconocido que alegaba ser su amigo se lo confirmara le hacía tener esperanzas.
En la noche, no paraba de dar vueltas en su habitación, ella sola, pensando en cómo le diría a Marcus que su padre está en camino y que planeaba traerlo a pasar un tiempo en su residencia. Era tarde, pero no podía irse a dormir sin decirle a Marcus, así que sin importarle que solo llevara un camisón de tela fina y sedosa, y muy sensual para su gusto, decidió salir de su habitación para ir a la de Marcus, la cual estaba al lado, podía pasar por la puerta que comunicaban sus habitaciones sino fuera porque Marcus mandó a sellarla hace tres años, y desde entonces no se abre. Decidió tocar esperando que no estuviese dormido.
—Pasa. — escuchó su voz desde dentro y abrió la puerta —
—Marcus… — empezó a hablar pero se quedó sin aire al verlo con tan solo un pantalón – yo… yo…
Marcus la miraba detenidamente, no podía apartar los ojos de ella, ese camisón no dejaba mucho a la imaginación, pero ya no quería imaginarse nada, ahora quería ver y sentir el cuerpo de Liviana bajo el suyo gimiendo de placer… ya no lo alargaría más, la deseaba y no planeaba irse a dormir sin haberla hecho suya esa noche.
Sin rodeos y sin pensarlo llego a ella acorralándola contra la pared de su habitación.
—¿Marcus… que haces?
—Lo que he deseado volver hacer desde aquella noche en la biblioteca. — respondió con su voz ronca para acto seguido atacar sus labios en un apasionado beso dando comienzo a una larga y apasionada noche para los dos…
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Miserable Matrimonio (COMPLETO)
Hermosa historia me gustaría leer la continuación de esta historia...