Meses después...
La temporada había iniciado, y con ello había llegado el cumpleaños de Liviana, quien no se sentía muy emocionada, y más desde la pasada noche buena, donde descubrió que jamás sería aceptada por un hombre, y menos por el que amaba: Marcus Livingston. Además de recordar que el mismo día que nació, su madre murió y que por tal hecho su padre la odiaba. Lo único que recordaba de ese día; desde que tiene memoria, son las deliciosas tartas de manzana que su nana le hacía, ella es la única que recuerda su cumpleaños, ya que su padre prohibió que esa fecha fuera recordada en la residencia.
—Feliz cumpleaños mi niña — felicitó su nana brindándole un pedazo de la tarta de manzana que le había hecho para ese día.
—Gracias nana, siempre eres la única que se acuerda de mi cumpleaños — dijo Liviana con la voz apagada, ese era un día que no le emocionaba mucho.
—Tu padre también lo hace mi niña.
—Mi padre solo recuerda mi cumpleaños como el día que perdió el amor de su vida. Sé que si él hubiera elegido entre mi madre y yo, creo que no estaría aquí cumpliendo diecisiete años.
—No digas eso Liviana.
—Es la verdad nana, mi padre nunca ha demostrado que me quiere, ni una muestra de cariño, nunca he recibido un abrazo de su parte, una palabra cariñosa, o un consejo, solo recibo malas miradas y regaños —lágrimas corrían por la mejilla de Liviana, se sentía triste al pensar que su padre nunca la perdonaría por el simple hecho de haber nacido.
—Tu madre no hubiera querido esto para ti, mi niña. —La consoló su nana mientras Liviana lloraba en su hombro.
—Recuérdaselo a él entonces.
Los minutos pasaron y Liviana se fue calmando, cuando estuvo completamente calmada decidió comerse la tarta que su nana le había hecho con mucho amor. Simplemente no pudo resistirse a esa deliciosa tarta.
Liviana paso el día en su habitación leyendo algún libro, su pasatiempo favorito, le encantaba adentrarse en las páginas de sus libros y soñar que era ella la protagonista, la dama que siempre terminaba con su final feliz, pero siempre volvía a la realidad y por más que soñara sabía que en su cuento no habría un final feliz. Ya se había resignado a amar en silencio a Marcus, sabía que él no correspondería a sus sentimientos, eso le quedó claro la última vez que lo vio en la cena de noche buena en la residencia Agnes, ver como Marcus miraba a lady Emma le hizo saber cuáles eran los sentimientos de su amado, y que no eran para ella.
Pero lo más doloroso para el conde es que no cumplió su promesa. Su mujer lo había hecho prometer en su lecho de muerte que cuidaría de su hija, que le daría el amor que ella no podría darle y él lo así lo prometió, pero no lo cumplió. No soportaba ni siquiera tenerla cerca, los primeros años de su hija se la pasaba viajando o atendiendo los negocios del condado, nunca estuvo presente cuando Liviana empezó a caminar, a decir sus primeras palabras o cuando se enfermaba o reía.
Liviana aún lloraba, no podía creer que su padre fuera capaz de cumplir lo que había dicho, sabía que no encontraría un esposo en su primera temporada, eso sería imposible y más ella que no tenía gracia y no entraba en el estereotipo de la belleza de la sociedad londinense.
—Nana no me quiero casar con alguien que yo no ame, mi vida sería completamente desdichada si eso llegara a pasar— sollozó tratando de buscar consuelo en la señora Parker, pero ella no podía decir nada porque no tenía como consolarla, esta vez estaba segura de que el conde cumpliría su palabra en caso de que Liviana no fuera capaz de conseguir casarse en esta temporada.
—Tranquila mi niña, ya encontraremos la forma de salir de esta. Verás como sí lograrás casarte con un hombre bueno y que con el tiempo llegarás a amar, al igual que él a ti.
—Pero yo solo amo a Marcus Livingston. — Sollozó en un susurro apenas audible...
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Miserable Matrimonio (COMPLETO)
Hermosa historia me gustaría leer la continuación de esta historia...