NADIE COMO TÚ romance Capítulo 128

Después de calmar a Vicente, este dijo que ya no mencionaría lo de romper con ella. Así que Diana salió feliz de la oficina de Vicente y saludó a los de la oficina. Todos decían que era una señorita arrogante y creída y que era una persona a la que no podían ofender.

Diana se dio cuenta de que Valeria no estaba en la oficina. Si estuviera aquí, le enseñaría algunas lecciones. Estaba sintiendo pena de no encontrarse con ella cuando se topó con Valeria sosteniendo una pila de documentos en la entrada del ascensor del pasillo.

Valeria también vio a Diana.

Parecía que algunas personas eran inevitables.

En ese momento, Diana quería matar a Valeria, porque era su aparición lo que hizo que Vicente sospechara de ella. Si no hubiera pensado en contramedidas con antelación, no habría salido de la oficina de Vicente tan alegremente.

Valeria quería subir en ascensor, pero cambió de opinión para volver a la oficina.

Diana la detuvo y dijo:

—No te vayas, querida Valeria, hablemos. ¿No te interesa saber por qué vine a ver a Vicente?

—No me interesa. Tengo muchos trabajos que hacer. Adiós.

—Valeria, será mejor que te alejes de Vicente, te lo advierto por última vez, si te atreves a acercarte a él, ¡no me culpes por ser grosera contigo! —le amenazó.

¿Esto era el cariño familiar? Valeria pensaba que su familia era muy rara, ni siquiera las hermanas se podían llevar bien.

Valeria le replicó:

—Estoy casada y tengo mi propio marido. Adiós, Diana.

Diana miró con fiereza la figura que se alejaba de Valeria, cuanto más no le importaba, más culpable se sentía ella. Diana concluyó que estaba fingiendo estar relajada, pensando que no podía irse así sin más, ¡tenía que fastidiar a Valeria para que su viaje hasta aquí no fuera en vano!

Entonces, hizo un plan y tomó una decisión.

Por la tarde, cuando Alexandra salió del trabajo, recibió una llamada de Diana, entonces las dos quedaron en una cafetería.

Diana le entregó a Alexandra un sobre blanco.

Alexandra la abrió y vio que era una gran suma de dinero, más o menos supuso que la señorita Diana quería pedirle que hiciera algo, no era necesario preguntar para saber que tenía algo que ver con Valeria.

Alexandra sonrió y dijo:

—Señorita Diana, no se preocupe por nada, me haré cargo de todo lo que me diga.

Diana dijo como si fuera una reina:

—En realidad, lo que quiero que hagas es muy simple. Solo ayúdame a vigilar a Valeria y a mi prometido. Si pasa cualquier cosa, dímelo de inmediato. ¡Sabes que esa perra de Valeria codicia a mi prometido en todo momento! No puedo tener las guardias bajas con esa zorra.

Alexandra guardó con cuidado el sobre lleno de dinero en su bolso y miró a Diana con una sonrisa.

Se palmeó el pecho y le dijo a Diana:

—No se preocupe, ¡Valeria es la que más odio! Siempre me ha disgustado, porque solo sabe seducir a hombres, encima no ha parado de crear follones en la revista. Se cree que es la única que sabe hacer de todo, pero, en realidad, si no tuviera el apoyo de los hombres, ¿es capaz de sobrevivir en la revista durante estos años?

Diana sonrió satisfecha, necesitaba a alguien como Alexandra que estuviera de su bando, así podrían lidiar con la enemiga juntas.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: NADIE COMO TÚ