NADIE COMO TÚ romance Capítulo 132

«Maldita sea. ¡¿Cómo se atreve a llamarla a estas horas?!», Aitor se puso aún más molesto.

Valeria le preguntó:

—¿Quién me llama a estas horas?

Aitor respondió a la ligera:

—Es Vicente.

Valeria parecía una niña que se había portado mal, sus ojos se pusieron nerviosos, y no sabía qué hacer, quería coger el teléfono, pero Aitor no se lo permitió.

Aitor conectó la llamada de Vicente sin siquiera pensarlo.

Valeria se sorprendió.

Vicente no sabía que Aitor estaba al otro lado de la línea, así que no paró de pedir disculpas.

—Valeria, lo siento, perdóname, he sido un cabrón, no sé cómo pude hacerte eso. No te enojes conmigo, estaba borracho, pero lo que dije es verdad. Valeria, ¿me oyes?

Valeria escuchó la voz de Vicente y quería decirle que se callara, pero Aitor bloqueó la boca de Valeria con los labios, dejándola sin forma de hablar.

El beso de Aitor era firme e implacable, luego este comenzó a desabotonarle la ropa hasta que se reveló su sujetador. Mientras la besaba apasionadamente, sus manos se movían sobre su cuerpo.

Ella palmeó a Aitor con la intención de detenerlo, pero el hombre no solo ignoró su resistencia, sino que la besó más locamente, poniéndose encima de ella sin dejarle moverse ni un poquito.

Vicente no sabía nada, pensando que Valeria se negó a hablar porque estaba enfadada, por lo que sintió la necesidad de seguir disculpándose:

—Valeria, sé que estás enojada. Cuando te enojas siempre te quedas callada para soportar la ira por tu cuenta. Anoche fue toda mi culpa, no te castigues...

La llamada se quedó en silencio, Valeria no habló, pero se oyó un sonido extraño.

Aitor le quitó toda la ropa a Valeria y las tiró al suelo, ahora sus prendas estaban esparcidas desordenadamente.

Sus manos sostuvieron las muñecas de Valeria para que no pudiera librarse de él. Sus ojos estaban fijos en Valeria, llenos de ira.

Cuanto más se movía Valeria, más fuerza ejercía el hombre. Cuanto más enojado estaba Aitor, más quería torturar a Vicente.

Vicente acercó el teléfono al oído y preguntó con duda:

—Valeria, ¿me escuchas? ¿Le has contado lo que pasó a Aitor? Es mejor que no se lo digas, este será un secreto entre nosotros, resolvamos esta cosa entre nosotros, ¿de acuerdo? Valeria, ¿puedes darme otra oportunidad?

A Aitor no le importaba lo que dijo Vicente por teléfono, solo sabía que Valeria estaba a su lado y podía hacer lo que le diera la gana, porque ella era su esposa, el resto de los hombres solo podían irse a la mierda.

Temiendo que Vicente escuchara el sonido, Valeria le susurró a Aitor:

—Aitor, ¿no te estás pasando un poco? No sigas más.

Los ojos de Aitor miraron el cuerpo de Valeria sin escrúpulos.

«¿Ella no sabe mejor que nadie lo que quiero hacer? Tengo que hacer a Valeria saber bien quién es su esposo y quién es digno de estar con ella.»

¡Su intención era excitar el cuerpo de Valeria para que se le escapara gemidos de placeres! Liberó todas sus habilidades en esta ocasión con el fin de que la chica reaccionara como deseaba.

Valeria giró deliberadamente la cabeza, pero sin querer los labios de Aitor la siguieron, pegándose a sus labios como un imán, entrando y explorando. Claramente sentía que, con el aliento caliente de este hombre, todo su cuerpo se estremeció involuntariamente. Apretó los dientes en secreto, tratando de reprimir las ganas de gemir.

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