Valeria y los demás prepararon los materiales y se dispusieron a entrevistar a Liam.
Desafortunadamente, habían salido todos los autos de la revista, por eso tuvieron que tomar taxi para ir a entrevistar.
Valeria llegó a la carretera y extendió la mano para tomar taxi.
Un coche llegó rápidamente y se detuvo a su lado.
El conductor era un hombre de mediana edad, estaba muy emocionado al ver a Valeria.
—¡Señora Valeria! Usted es la señora Cabrera, ¿verdad? Súbase al auto, ¿adónde quiere? —dijo el conductor.
Lola y los demás se sorprendieron y dijeron:
—Valeria, vaya, eres tan famosa que incluso un taxista te puede reconocer.
Darío ya se había subido al taxi y les dijo:
—Basta ya, subid y vamos.
Valeria tomó el asiento lateral.
El conductor la miró de reojo.
Valeria sintió mucha incomodidad.
—¿Es usted la esposa del presidente del Grupo Lustre? ¿Por qué toma un taxi personalmente? —el conductor preguntó.
—Sí, lo soy. Vamos al Centro Cultural para una entrevista —Valeria tragó saliva y dijo.
—¿La exhibición de antigüedades?
—¿Sabes esa exhibición? —Lola preguntó a chófer.
—Claro que sí, somos expertos en en historias. Se dice que esta exhibición es muy especial e interesante. Vale la pena su visita —el conductor sonrió y dijo con orgullo.
Lola y Darío estaban tan emocionados cuando lo escucharon, le hicieron muchas preguntas al conductor y empezaron a charlar sin cesar.
Valeria estaba sentada en silencio, solo esperando llegar pronto a su destino.
Cuando finalmente llegaron al lugar y salieron del auto, Valeria se quedó aliviada.
De una noche a la mañana, parecía que todo el mundo la conocía. Esto era demasiado aterrador, como una pesadilla.
Darío quería comprar algunas botellas en la tienda de conveniencia, y Valeria se ofreció voluntariamente a hacerlo.
Llegó a la tienda, y eligió diferentes tipos de botellas.
Se sintió como si la hubiera estado mirando alguien a su espalda.
Se dio la vuelta de repente y descubrió que la vendedora de la tienda la estaba mirando.
«¿Me toma como una ladrona?»Valeria se puso un poco incómoda.
Tomó las botellas y algunos bocadillos, y se acercó al mostrador para pagar, con una expresión indiferente.
A la vendedora no le importó su expresión y le saludó con una sonrisa:
—Señora Cabrera, es un gran honor para nuestra tienda que haga compras aquí.
Valeria pensó:
«¡Dios mío, me reconoce otra vez!»
La vendedora estiró la cabeza y miró hacia la puerta.
Valeria miró siguiendo la dirección que ella estaba mirando.
«No hay nada...»
—¿El señor Cabrera no viene? —la vendedora preguntó.
Valeria se quedó sin palabras. Ella negó con la cabeza y dijo:
—Estoy aquí para trabajar e ir a la exhibición de antigüedades.
Valeria le estrechó la mano con alegría y gentilmente dijo:
—Señor Liam, mucho gusto.
Su voz era muy tierna y suave como si tuviera alguna magia, que le agradaba a la gente, y no se parecía a la de Aito, que era dura y fría.
Valeria siguió diciendo:
—Señor Liam. Venimos aquí hoy para entrevistarle a usted Gracias por aceptar la entrevista. La última vez, tuve un malentendido con usted en la subasta. Lo siento mucho.
Liam sonrió, con un destello de luz tenue en sus ojos.
—Vicente y yo somos viejos amigos, claro que tengo que aceptar la entrevista de su revista. Pero, no esperaba que te enviara a entrevistarme. Bueno, es muy interesante.
La familia Hernández era una de las tres principales de la Ciudad S. Las otra dos era la Pacheco y la Cabrera. Sus tratos comerciales eran entrelazados entre sí y tenían relaciones muy estrechas de generación en generación.
El negocio principal de la familia Hernández se centraba en el sector de antigüedades, y su negocio se había entendido al extranjero, y también era bastante prestigiosa en la cuidad S. Sus antepasados provenían de una familia de eruditos y tenían un talento especial sobre la historia y antigüedades, por eso eran muy influyentes y mantenía el liderazgo en esta industria.
La familia Cabrera tenía un trasfondo militar, por lo que Aitor a veces era un poco machista y dominante en algunas cosas. Si no fuera por verse sentado en la silla de ruedas, Valeria creía que él podría ir directamente al campo de batalla.
La familia Pacheco se dedicaba al negocio comercial y tenía mucha influencia en el mundo empresarial.
Antes de que Valeria acudiera a la entrevista, había investigado cierta información sobre Liam, por lo que sabía la situación general de su familia en los últimos años.
Los padres de Liam y Sabela murieron cuando eran niños, y los dos hermanos se dependían para vivir. Liam era un joven maduro, quien tenía que administrar bien un negocio familiar tan grande por sí mismo, y tenía que cuidar bien de su hermana menor.
Fue una lástima que un incendio hace diez años hubiera causado la muerte de su única familiar. Se suponía que este hombre estaba muy desesperado en ese momento.
Solo quedaba Liam en la familia, y él lideraba a la familia por sí mismo. Se decía que la familia Hernández estaba a punto de venirse abajo, que ya no era tan brillante como antes.
Pero Valeria no lo creía así.
«Quizás la familia Hernández descaiga por un tiempo, pero Liam es un hombre sabio, y definitivamente superará las dificultades actuales.»
Valeria no pensó más en eso y comenzó la entrevista a Liam.
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