NADIE COMO TÚ romance Capítulo 38

La mañana del día siguiente, Valeria y Aitor estaban desayunando en el comedor.

Aitor la miró y le preguntó de repente,

—¿Qué tal has dormido ayer?

—Bien —Valeria levantó la cabeza—. ¿Por qué preguntas eso?

—Me temo que no puede dormir bien porque estoy a tu lado —Aitor tomó un sorbo de café, no tenía ninguna expresión en su cara—. Si quieres, puedo dormir en otra habitación.

Valeria se lo pensó un poco y se dio cuenta de que Aitor estaba hablando de esa noche, de pronto se puso roja y dijo,

—Somos una pareja y debemos dormir juntos.

—¿No me culpas por lo que te hice esa noche?

Él aún se acordaba de cuando se acercó a Valeria, ella tenía mucho miedo. A él no le gustaban esos rechazos.

Valeria le miró incómodamente a Aitor.

—No te culpo, tu comportamiento tenía causas.

—¿Causas? —Aitor levantó su ceja— ¿Qué causas?

—¿Qué? —Valeria no esperaba que Aitor le siguiera preguntando, se volvió más avergonzada, bajó la mirada y replicó con renuencia—. Porque esa noche te hice quedar mal, encima dije lo de Vicente, era normal que te hubieses enfadado conmigo, al fin al cabo soy tu mujer.

Aitor se sorprendió.

Aunque Valeria habló vagamente, Aitor lo entendió claramente.

Valeria se creía que esa noche le hizo eso, ¿porque él era dominante?

Aitor se rio.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes?

Valeria pensaba que había dicho algo inapropiado y preguntó avergonzada.

Aitor miró a Valeria algo pensativo.

Él había sido una persona honesta, ya fuera la preocupación por Valeria o el celo por Vicente esa noche, todo eso le hizo saber que estaba realmente enamorado de esa chica que se había casado casualmente.

Pasaron tantos años, él pensaba que no iba a estar tentado por nadie nunca más, pero esta persona había aparecido de esta forma.

Afortunadamente, ella era su esposa.

Lamentablemente, ella era tan insensible que aún no podía notar ni un poquito de sus sentimientos.

¿Él debería ser más directo declarándose a ella y hacer el amor con ella o debería conquistarla poco a poco con su elegancia?

Aitor sacó una sonrisa amarga por dentro.

Había estado tanto tiempo sin enamorarse de una mujer y le parecía que Valeria era más difícil de tratar que esos problemas de millones de euros en el negocio.

Mejor poco a poco.

Aitor miró a Valeria con una pequeña sonrisa.

—Piénsalo así.

Valeria no entendía a Aitor, pero asintió con la cabeza.

Aitor vio que estaba empanada, se rio otra vez y habló en voz baja,

—Mañana es sábado, ¿tienes tiempo? Un amigo se viene a comer.

—¿Amigo?

Valeria se quedó perpleja.

—Sí —Aitor levantó la barbilla—. Qué pasa, no puedes ver a mi familia, pero no me dejarás no ver a mis amigos, ¿no?

Valeria se rio vergonzosamente.

—No te burles de mí. Mañana estoy libre.

Al día siguiente, Valeria y Estela pasaron toda la mañana en la cocina.

A medio día, llegó el invitado.

—Vaya, Aitor, tu casa está más bonita y dulce después de la llegada de su dueña.

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