NADIE COMO TÚ romance Capítulo 576

Cuando Valeria escuchó las palabras de Aitor, soltó una risita.

Aitor estaba realmente divertido, cómo podía combinar la escena de su primera licencia con el presente.

Después de que Valeria respondiera, se levantó rápidamente y empacó. Hoy era el día de su registro, por lo que Valeria debía estar bien vestido.

Valeria se puso su vestido púrpura favorito y luego condujo su coche desde el interior del garaje, y luego planeaba su salida.

Sin embargo, Samuel la detuvo en ese momento.

—Mamá, ¿a dónde vas?— Samuel estaba todavía un poco confundido, mirando que Valeria estaba un poco ansiosa, y preguntó confundido.

—Hoy voy a ir a la Oficina de Asuntos Civiles con papá para conseguir una licencia de matrimonio, te quedas en casa.

Tras decir esto, Valeria se acercó y acarició la cabeza de Samuel, y sin esperar a que éste respondiera, Valeria salió corriendo.

Porque sabía que la niñera de la familia se ocuparía de él. Samuel, que fue tocado por Valeria, estaba completamente despierto, pero Valeria ya había desaparecido.

Samuel sacudió la cabeza con impotencia, subió las escaleras y siguió tumbado en la cama para recuperar el sueño.

Pasaron treinta minutos cuando llegó a la Oficina de Asuntos Civiles.

Valeria miró la corbata púrpura atada al cuello de Aitor y sonrió con ganas.

Aitor también vio el vestido púrpura que llevaba Valeria y sonrió suavemente.

Sabía que ella llevaría un vestido púrpura, y por eso llevaba una corbata púrpura. Parecía que sus sospechas eran correctas.

—Buenos días, esposa— Aitor se acercó y abrazó a Valeria con fuerza, la punta de su nariz se llenó del refrescante y dulce aroma corporal de Valeria.

Cuando Aitor lo olió, tuvo una sensación de felicidad plena.

¿Sería el calor y la suavidad del brazo?

—Muy bien, entremos— Valeria miró a Aitor que seguía abrazándola, así que lo apartó, luego tomó el brazo de Aitor y entró.

—¿Estás ansiosa?

Aitor coqueteó con Valeria y luego comenzó a tomar fotos.

Tras algunas formalidades, la pareja recibió un certificado de matrimonio de color rojo.

Mirando el certificado de matrimonio en las manos del otro, ambos tenían sonrisas de felicidad en sus rostros. Después de tantos años, por fin estaban juntos como deseaban, con un certificado de matrimonio.

Recibir un certificado era un acontecimiento momentáneo, pero intentar que ese certificado no se convirtió en un objeto de desecho era un acontecimiento de por vida.

Los dos se miraron mutualmente y creyeron que ambos podrían esforzarse por amarse el resto de sus vidas.

Aitor dio un paso adelante y tomó los delicados labios de Valeria, triturándolos repetidamente.

Esto era algo que Aitor había estado esperando durante mucho tiempo.

Tras no haber podido obtener una licencia por diversos motivos, ahora lo habían superado todo y habían vuelto al punto original donde se encontraron por segunda vez para revivirlo.

Con el entusiasmo a flor de piel, Valeria apartó a Aitor y se rió un poco con sorna.

—Hace un momento dijiste que yo tenía prisa, ¿ahora no tienes más prisa?

Cuando Aitor escuchó esto, rodeó con su brazo la cintura de Valeria y le susurró al oído, haciendo que el rostro de Valeria se sonrojara al instante.

—Sí tengo prisa, quiero conseguirte.

Cuando los dos volvieron a casa y Samuel los vio, supo lo bien que se sentían en ese momento.

Samuel se acercó y tendió la mano a Valeria, mientras ésta se preguntaba con una mirada confusa con Aitor.

—Estáis casados, tenéis que dar paquetes rojos, ¿no?

Samuel miró con disgusto a sus dos intelectos algo atontados, y luego procedió a tenderles la mano.

—No.

Al fin y al cabo, Valeria ya conocía todo el proceso y había ensayado con Aitor, así que ¡por qué iba a estar nerviosa!

Pensando en esto, Valeria cerró los ojos y se quedó dormida.

Por primera vez, Valeria se durmió en medio de su autocalentamiento, lo que hizo que incluso Aitor se sintiera extraño.

—Esposa.

—Levántate.

¡Qué ruido!

—Cariño, hoy es el gran día.

Valeria estaba durmiendo cuando oyó débilmente que alguien la llamaba al oído y se molestó.

—Esposa.

El sonido se acerca cada vez más, como si estuviera al lado del oído.

—Esposa, hoy nos casamos.

Al escuchar estas palabras, Valeria se incorporó al instante, sí, ¡hoy era su boda!

Sabiendo esto, Valeria salió corriendo de la cama a toda prisa y luego buscó su ropa dentro de la habitación.

Esta escena fue muy impotente para Aitor al verla.

—¿Esposa, jugando desnuda?

Al oír estas palabras, Valeria miró inconscientemente su cuerpo, ¡que sólo llevaba un par de pantalones!

Valeria se sintió al instante tan avergonzada que no supo qué decir, y sólo pudo observar cómo Aitor se acercaba lentamente a ella con un sujetador en la mano.

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