NADIE COMO TÚ romance Capítulo 58

Vicente no sabía qué le pasaba, pero al pensar que Valeria y Aitor eran una pareja de verdad, sintió un enfado en el pecho que no podía aguantar.

—¿Qué pasa? ¿Te arrepientes? Yo también soy de la familia Cabrera, y encima estoy sano, no como el minusválido de Aitor —dijo impulsado por el enfado queriendo insultar a Aitor sin ninguna razón.

—Mi padre dijo que Aitor después de ese accidente de hace diez años, no solo se hirió las piernas, también ha perdido su capacidad sexual. Valeria, qué buena eres, que no te importe estar con un hombre así. Es como si fueras viuda teniendo marido, pero te vale con que te pague...

—¡Vicente, cállate la puta boca! —gritó Valeria.

No sabía por qué, cuando Vicente le insultaba a ella, todavía podía tratarlo con calma, pero cuando Vicente insultaba a Aitor, ¡solo sentía una rabia indescriptible!

Al pensar en Aitor, ese hombre perfecto, quien de vez en cuando revelaba una mirada solitaria estando sentado en la silla de ruedas, ¡a Valeria le parecía más odioso este Vicente que estaba enfrente de ella!

Aitor tenía que esconder lo deslumbrante que era porque tenía una familia así y fingir estar discapacitado durante los diez años.

Vicente no esperaba que Valeria reaccionara así de emocionada, de repente se quedó aturdido.

En el momento que estaba atónito, Valeria ya no quería ni mirarlo.

—Vicente Cabrera —dijo con frialdad—, sé que estás angustiado. Al principio pensé que Aitor y yo teníamos una relación extraña y anormal, pero, somos una pareja legal. Además, no hace falta que te preocupes por el asunto de parejas entre Aitor y yo. Si tiene o no la impotencia, ¡lo sé mejor que tú!

Después de decir esto, no quiso mirar más a Vicente, salió directamente de su oficina y cerró la puerta de un portazo.

Después de que Valeria se fue, Vicente se quedó solo en la oficina, estando de pie como si hubiera perdido el alma.

No fue hasta que su móvil sonó de repente que se recuperó del aturdimiento.

Cogió el móvil, vio a “Diana” en la pantalla y se sintió angustiado sin ninguna razón.

—Dime —conectó, pero su tono era impaciente—, ¿qué pasa?

—Vicente —sonó la dulce voz de Diana desde el teléfono—, ¿estás ocupado?

—Un poco, ¿qué pasa?

—En realidad, no pasa nada —la voz de Diana era un poco agraviada.

—Es solo que como ya hemos hablado del matrimonio, pero no he visto a tu abuelo todavía... Después de todo, él es el que manda de la familia Cabrera, ¿no debería ir a visitarle?

Vicente quería decir “ya veremos” con impaciencia, pero de repente pensó en algo y sus ojos brillaron.

—Tienes razón —se calmó y dijo—, no solo a mi abuelo, sino también visitar a mi tío y a mi tía, y los demás miembros de la familia Cabrera, deberías conocer a todos.

—¿En serio? —inquirió Diana con alegría.

—¿Cuándo los iré a visitar entonces?

—En estos días —Vicente se rio fríamente—, organizaré una cena familiar, invitaré a todos y te los presentaré formalmente.

***

Al llegar a las seis, Valeria estaba ansiosa por salir de la oficina.

Cuando se levantó del asiento, sentía que las malas lenguas seguían diciendo cosas de ella, también había miradas desdeñosas dirigidas hacia ella.

Valeria se sentía bastante molesta.

Con el caso de Vicente y encima esta gente que no paraba de hablar a su espalda, ahora que la condición de su madre se había estabilizado, ¿ya sería hora de cambiar el trabajo?

Valeria le surgieron estos pensamientos arbitrarios en el camino. Cuando regresó a casa, encontró que Aitor ya estaba en casa, pero no en una silla de ruedas, sino de pie en el salón.

—¿Has vuelto? —preguntó Aitor a la ligera.

Valeria miró por la casa y preguntó:

—¿Estela y Sebastián aún no han regresado?

—Les di unas largas vacaciones.

—Entonces cocinaré para ti —Valeria se dirigió a la cocina—. ¿Qué quieres comer?

—Me da igual.

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