NADIE COMO TÚ romance Capítulo 84

Valeria se puso pálida.

Miró fijamente a Vicente, incapaz de decir nada.

Al verla así, los ojos de Vicente se enrojecieron y la sacudió aún más violentamente.

—¡Dilo! ¿Por qué no me lo explicaste? ¿Por qué te quedaste mirando cómo te insultaba yo así?

Vicente se estaba volviendo loco.

No podía ni describir cómo se sentía cuando el hombre que había enviado a investigar lo que ocurrió hace dos años le contó que todo fue en realidad una trampa. No fue en absoluto la voluntad de Valeria.

Sentía dolor, le dolía que Valeria había soportado tanto sola.

Sentía arrepentimiento, se arrepentía por no haber estado a su lado cuando más le necesitaba, y encima había hurgado en sus heridas una y otra vez, insultándola y humillándola.

Sentía rabia por que Valeria no le había explicado todo el tiempo que trabajaban juntos desde que regresó.

Así que abrumado por la emoción, la primera reacción de Vicente al enterarse de todo esto fue ir a ver a Valeria y pedirle una explicación. Aunque Valeria estuviera en casa de Aitor, ¡iría a preguntárselo!

Pero nada más salir de su despacho, vio a Valeria en su puesto trabajando.

En un instante, no le importaron los demás empleados. Se abalanzó como un loco para interrogarla.

Por la emoción, incluso olvidó que Valeria seguía herida, y la agarró un poco fuerte.

La espantosa cara de Valeria hizo que se calmara un poco y la soltó inmediatamente.

—Lo siento, olvidé que tenías una herida.

Valeria ya se calmó un poco. Barrió las miradas sorprendidas de la multitud y dijo:

—Hablemos en el despacho.

Vicente se dio cuenta de que había sido demasiado impulsivo y asintió. Entró a su despacho con Valeria.

Tan pronto como se fueron, toda la oficina se alteró.

—Dios mío, ¿qué pasa? ¡Qué drama! ¿Así que todos los rumores son ciertos, Valeri realmente tiene un romance con el editor jefe?

—Eso es de verdad. Antes se decía que rompieron porque Valeri se vendía cuando estudiaba. Pero justo ahora el editor jefe dijo que fue un malentendido...

—Así que Valeri no hizo nada de eso, ¿no? Os lo dije, conocemos a Valeri desde hace dos años. Con lo buena chica que es, ¡cómo habría hecho algo tan rastrero!

Alexandra escuchó sus comentarios. La multitud pasó del desprecio a la simpatía por Valeria. Esta apretó los dientes y se levantó.

—Alexandra, ¿qué haces?

—¡No me siento bien! Tomaré un día libre. Me voy a casa.

***

Al otro lado.

Dentro del despacho del redactor jefe.

Valeria estaba sentada en el sofá. Viendo cómo Vicente daba vueltas sin parar. Ninguno de los dos tomó la iniciativa de hablar.

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