Cuando terminó la reunión y regresó a la oficina, Valeria dudó un tiempo, pero al finar aprovechó la pausa del almuerzo y fue al despacho de Aurora.
—Aurora —dijo—, ¿puedo preguntarte algo?
Aurora era periodista con más de 10 años en el periodismo. Trabajaba en un periódico antes de que le resultara demasiado cansado y se incorporara a su revista como redactora de artículos.
—¿Qué pasa? —preguntó alegremente Aurora, que se llevaba bien con Valeria.
Valeria se mordió el labio, pero habló de todos modos.
—Quiero preguntarte por el secuestro del segundo nieto de la familia Cabrera de hace diez años.
Aurora obviamente no esperaba que Valeria le preguntara eso. Se congeló por un momento y luego, por alguna razón, mostró una ligera mirada de pánico.
—Valeri, ¿por qué preguntas esto?
Valeria vino a pedirle ayuda a Aurora porque realmente no tenía otra opción.
Al fin y al cabo, fue un asunto de hacía diez años y sabía que los únicos que sabrían del secuestro, aparte de los de la familia Cabrera, serían los policías encargados del caso y los periodistas que habían intentado desenterrar la verdad.
Así que vino a preguntar a Aurora, la más veterana del grupo.
—Yo... —dijo Valeria con rigidez— Sólo tengo curiosidad.
—Si solo es curiosidad, es mejor que no lo pienses más —Aurora puso una expresión seria—. Los asuntos de la familia Cabrera no es algo de lo que puede enterarse la gente común como nosotros.
Dicho eso, Aurora trató de volver al trabajo. Pero su actitud hizo que Valeria sintiera aún más curiosidad.
Aurora sabía algo, de seguro.
—Aurora —se apresuró a acercar una silla y sentarse—, realmente necesito saberlo. No puedo decirte exactamente el por qué, pero realmente quiero saberlo.
En ese momento, todos los de la revista se habían ido a comer y sólo quedaban Aurora y Valeria en la oficina.
Aurora levantó la vista y dirigió una mirada significativa a Valeria.
Dijo de repente:
—Valeri, puedo contártelo si quieres, pero tienes que ser sincera conmigo. ¿Esto es por tu marido?
Valeria nunca esperó que Aurora le hiciera esa pregunta y se congeló por un momento.
—Aurora, ¿acaso...?
—Sí, ya lo sé —Aurora suspiró de repente—. Tu marido es Aitor, ¿no? No sólo eso, sino que es el segundo nieto de la familia Cabrera, el víctima del caso de secuestro de entonces.
Valeria se quedó realmente sorprendida.
Siempre pensó que había sido muy discreta, pero aun así Aurora descubrió la identidad de Aitor. Y no sólo eso, sino que también sabía la relación de Aitor con la familia Cabrera.
Valeria no dijo nada, pero la expresión de su cara fue el mejor reconocimiento.
La mirada de Aurora era aún más impotente.
—¿Te sorprende que lo sepa? En realidad, después de la primera entrevista a Aitor, sabía que era el segundo nieto de la familia Cabrera. En cuanto a tu relación con él, lo sospeché después de ver el anillo.
Valeria entendía ahora un poco por qué Aurora sabía que Aitor era de la familia Cabrera. Si había investigado el secuestro en aquel entonces, era imposible que no supiera el nombre y la cara de Aitor.
Pero el tono de voz de Aurora la hacía tener un mal presentimiento.
—Entonces, ¿qué pasó en realidad?
—Aitor, por aquel entonces, acababa de ingresar a la universidad. En un principio la familia Cabrera quería enviarlo al extranjero, pero parecía quedarse por una chica, su novia de entonces. Si no recuerdo mal, parece que se llamaba Sa…
—Sabela —intervino Valeria.
Ahora se sorprendió Aurora.
—¿Lo sabes? Sí, creo que fue esa Sabela. Estaban muy unidos y íntimos, supongo que eran mutuamente el primer amor del otro. De todas formas Aitor se quedó en el país a estudiar el grado por ella.
Valeria pensó en la fotografía que había visto.
En efecto, eran muy jóvenes, y los dos tenían una sonrisa tan alegre. Deberían amarse de verdad como ella y Vicente.
—En el primer año de carrera, Aitor y Sabela esquivaron a los guardaespaldas de la familia Cabrera y se fueron a un pueblo a divertirse. Pero fueron secuestrados.
—¿Fueron? —Valeria se quedó helada e interrumpió a Aurora— ¿Quieres decir que no sólo secuestraron a Aitor, sino también a esa chica?
—Sí —la cara de Aurora estaba seria—. En ese momento, la familia Cabrera bloquearon completamente las noticias, por lo que todos pensaron que Aitor era el único secuestrado y nadie se dio cuenta de la pobre chica.
—¿Y luego qué pasó?
—En aquel momento, los secuestradores pidieron un rescate altísimo. Pero al fin y al cabo, Aitor era el nieto de Julián, y éste aceptó pagar el rescate. Sin embargo, sin saber si fue porque sus caras fueron vistas por Aitor u otra cosa, después de coger el dinero, querían romper el acuerdo. Encerraron a Aitor y a Sabela en un almacén y le prendieron fuego.
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