-Señor Manuel, señora Nuria, ¿por qué venís aquí? -preguntó Mariano.
Este hombre estaba muy sorprendido.
Poca gente sabía este lugar, y no había informado a los demás la hospitalización de Mateo para evitar el pánico de los otros, pero no esperaba que el señor Manuel y la señora Nuria encontraran este lugar.
La mujer sonrió cuando vio a Mariano.
Dijo -¿Mariano? Bien. Dijeron que Mateo está herido, ¿verdad? Vinimos a verlo -
Se podía notar el nervio que tenía ella a través de sus miradas. Obviamente, quería ver a Mateo de inmediato.
Mariano sabía que eran especiales, así que sonrió y dijo -Señor Mateo tiene algo que hacer. En realidad, no es un problema grave. No os preocupéis -
-Vale. ¿No está aquí? -contestó la mujer.
Ella estaba muy decepcionada.
Viéndolos así, Mariano añadió diciendo -Pero la señorita está aquí -
-¿La señorita? -dijo el señor Manuel.
Preguntó ansiosamente, con las miradas llenas de expectativa.
Mariano reaccionó y dijo con una sonrisa -Es la Srta. Catalina. Está trabajando con los planos en su habitación -
Al oír que era Catalina, la señora Nuria se quedó emocionada.
Preguntó -¿Podemos entrar y verla? -
-Esto... -el asistente no sabía qué decir.
En realidad, Mariano no quería que los otros se acercaran a Rosaría. Además, sabía que estaba trabajando atentamente. Sin embargo, como estos dos eran los padres biológicos de ella, no podía impedírselos.
Dijo -Bueno, ahora se lo digo. Esperad un momento -
Mariano sonrió mientras se daba la vuelta y caminó hacia la habitación.
Javier sintió que había sido engañado por Mariano.
Dijo -Me has dicho que Catalina estaba ocupada y no quería ver a nadie, pero ¿por qué ellos pueden entrar? -
-Son diferentes, señor Javier -dijo Mariano tranquilamente.
-¿Quiénes son? -preguntó el hombre.
-Son suegros de señor Mateo. ¿Ya me explico? -respondió el asistente.
Mariano sonrió suavemente, con una expresión poco extraña.
Javier estaba sorprendido.
No se había imaginado que los dos fueran los padres de Rosaría.
Había oído hablar de la exesposa de Mateo. Después de ver los suegros de él, tenía mucha curiosidad sobre Rosaría.
Pensaba, "¿Los dos mayores tan elegantes tienen una hija que quiere ser la amante de un hombre?"
Mientras Javier estaba observando a los padres de la mujer, el señor Manuel también estaba observando a él.
Conocía a este hombre. Después de todo, la familia Suárez tenía mucha fama, y se podía ver de vez en cuando las noticias de los logros de Javier. Sin embargo, no esperaba encontrarse con Javier en este lugar.
-Señor Javier -saludó el anciano.
El señor Manuel dijo con una expresión muy tranquila.
Javier les saludó asintiendo con la cabeza para expresar el respeto.
Mariano ya había salido de la habitación. Se quedó sorprendido al ver que Javier aún no se había ido.
Preguntó -Señor Javier, ¿por qué todavía te quedas aquí? -
El hombre respondió diciendo -Di a Catalina que tengo algo importante que decir a ella. Que se ponga en contacto conmigo cuando tenga tiempo. Es mi número de teléfono -
Javier era una persona que sabía bien cómo actuar adecuadamente según diferentes situaciones.
Como los suegros de Mateo había venido aquí, seguramente que este hombre se había quedado enamorado de Rosaría, por lo que le vendría mejor salir ahora.
Mariano tomó cortésmente la tarjeta de visita y salió con Javier.
Los padres de Rosaría miraron ansiosamente a Mariano.
El asistente sonrió y dijo -Entrad conmigo -
Cuando la señora Nuria escuchó esto, estaba emocionada.
Los dos entraron en la habitación siguiendo a. Rosaría estaba recogiendo los papeles. Al verlos, dijo felizmente -Tío Manuel, tía Nuria, tomad asientos. Estaba trabajando antes y no sabía que habéis venido. Lo siento -
La mujer contestó -Nada, no te preocupes. ¿Qué estás dibujando? -
Se podía notar que la señora Nuria estaba emocionada.
Rosaría no se dio cuenta y dijo sonriendo - Nada especial, es mi trabajo. Estudié diseño de coches. Siempre tomo apuntes y dibujo cuando tenga inspiración. Sin embargo, esta vez creo que me falta un poco la inspiración -
Se frotó la parte de atrás de la cabeza inconscientemente.
Ante sus padres biológicos, reveló la naturaleza pura que tenía sin darse cuenta.
Al ver los movimientos tan familiares que había visto cuando la chica era pequeña, el señor Manuel se quedó emocionado.
Dijo -Déjame verlos. Quizás puedo ayudarte. Por supuesto, si te importa, olvídalo -
El anciano raras veces tomaba la iniciativa de decir algo, pero Rosaría sabía que él era de la carrera de la investigación artística cuando era joven.
-No, no, es mi honor -contestó ella.
Tomó el papel de diseño y se lo entregó al señor Manuel. Luego, se sentó por un lado tranquilamente, como una niña obediente.
Mariano se dio cuenta de que Rosaría se comportaba de una manera totalmente distinta cuando estaba con ellos. Se fue sin decir nada y los dejó tranquilos.
Después de ver el trabajo de la chica, el anciano dijo con admiración -¿Todo lo hiciste tú misma? -
-Solo son unas ideas mías. Tengo que aprender de usted -Dijo ella.
Aunque también estaba muy ansioso, necesitó consolar a su esposa.
La mujer replicó -¿No estás preocupado? No creo que puedas quedarte tranquilo cuando sepamos dónde está nuestro nieto -
-Tienes razón y también estoy nervioso -respondió él.
Se dio cuenta de que había revelado lo que estaba pensando inconscientemente con las palabras de su esposa.
Al ver la forma en que los dos ancianos se llevaban, Rosaría sonrió ligeramente y se quedó aliviada.
Dijo -Eduardo ahora está en la mansión vieja de la Familia Nieto. Como todavía no han encontrado todas personas que quieren dañarlo, no podemos dejar al chico salir. Podéis hablar por la videollamada, pero ahora necesitáis esperar. Os prometo que mientras llegue el momento adecuado, traeré a Eduardo para veros, ¿de acuerdo? -
Rosaría sintió que no era una hija que tenía piedad con los padres.
Durante los últimos cinco años, había puesto nerviosos a sus padres. Ahora, ni dejaba que ellos fueran a ver a su nieto, pero estaba realmente asustada.
Se había oído hablar de que Alana había escapado. Además, Estela no confesó, mientras Cecilia estaba esperando a la puerta de aquella mansión todos los días. Realmente tenía mucho miedo.
Aunque la señora Nuria estaba algo decepcionada, se quedó feliz de escuchar que podía hacer una videollamada con Eduardo. Dijo -Muy bien. Esperamos y siempre tenemos tiempo para hacerlo -
-Sí, sí, sí. Nos estamos haciendo viejos, y no tenemos mucho sueño. No importa la hora, estaremos preparados -dijo el señor Manuel.
También estaba un poco ansioso.
Rosaría conocía lo que pensaban ellos. Ella sostuvo sus manos con culpabilidad y dijo -No os preocupéis, Eduardo es un buen niño. Dejaré que haga una videollamada con vosotros lo antes posible -
-Bueno, sería genial -respondieron los dos.
Sonrieron felizmente.
-Tómalos ya. Si no, se harán frío. Ve a nuestra casa cuando tengas tiempo y te prepararé la comida que te gusta -dijo la señora.
Miró cariñosamente a Rosaría. Quería abrazarla, pero se controló.
La chica también estaba muy emocionada.
Dijo -Sí, pasaré allí cuando tenga tiempo. Mientras no os molesto -
-No -contestaron.
Los tres hablaron por un rato y los dos mayores se levantaron para salir.
Rosaría estaba un poco preocupada por ellos, así que le pidió a Mariano que los enviara a casa.
El asistente no sabía qué decir.
Dijo -Señora, el señor Mateo me mandó que te protegiera. Así que... -
Rosaría dijo -Hay tantos guardaespaldas aquí. Está bien. Me preocupará si no los envías de vuelta -
Mariano conocía las identidades de los dos mayores. Al escuchar esto, dudó un momento y dijo -Vale, si hay algún problema, puedes llamarme en cualquier momento -
-Lo sé. Ven -dijo Rosaría.
Después de ver que los tres se habían salido, ella volvió a la habitación, pero se quedó sorprendida al encontrar que una persona estaba aquí.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!