¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 186

Cuando Mateo quería decirle algo a Rosaría, Rosaría ya se desmayó.

El rostro de Mateo palideció por el susto. Se apresuró a secar el cuerpo de Rosaría, le puso su pijama y la llevó fuera.

El pijama en el cuerpo de Rosaría era un poco grande, como una túnica, lo que excitó aún más a Mateo.

Rápidamente secó su lágrima y llamó al médico

El médico le hizo un examen completo a Rosaría y descubrió que, aparte de las heridas en su cuerpo, Rosaría no tenía otras heridas ni lesiones ocultas. Su desmayo se debió solo a que su cuerpo era demasiado débil. Además, las funciones intestinales y gástricas de Rosaría estaban desordenadas, por lo que no podría comer nada demasiado grasiento recientemente.

Al escuchar esto del médico, Mateo podía imaginar cuánto había sufrido Rosaría.

¿Cómo podía padecer la disfunción gastrointestinal?

Cuando Mariano se enteró de que Rosaría había regresado, quiso venir, pero fue impedido por Mateo fuera de la puerta.

-Averigua qué comen esas personas traficadas en el barco -

Mateo quería saberlo todo.

Mariano rápidamente le dio la respuesta.

-Señor Mateo, esas personas comen sobras podridas en el barco. No tratan a estas personas como seres humanos en absoluto. Los insultan, los golpean y los regañan. Los intimidan a su capricho. A veces, incluso los obligan a beber pis por diversión -

Cuando Mariano oyó esto, dudó en decirle a Mateo, pero al final, se lo contó a Mateo.

La expresión facial de Mateo era terrible, pero no dijo nada. Se dio la vuelta y regresó al cuarto de paciente.

Rosaría todavía estaba dormida, pero dormía muy inestable, abrazaba fuertemente sus piernas y se acurrucaba como un camarón.

Mateo trató de estirar su cuerpo para relajarla, pero falló. Mientras dormía, Rosaría parecía estar haciendo todo lo posible para protegerse.

Esta era una forma subconsciente para protegerse. Pero esta escena parecía triste.

Mateo se quitó los zapatos y se acostó en la cama. Abrazó fuertemente a Rosaría con sus brazos y susurró -No tengas miedo. Estoy a tu lado. Todo ha terminado. Rosaría, relájate. No te hagas daño así. Soy Mateo -

Al principio, Rosaría no podía oír nada. Inconscientemente se resistió y esquivó. Incluso mordió ferozmente la muñeca, el brazo, y toda parte corporal de Mateo que pudiera morder.

Era como un gato alarmado que extendía todas sus garras en defensa propia.

No mucho después, el cuerpo de Mateo estaba lleno de heridas, pero no sentía ningún dolor, porque le dolía más su corazón que su cuerpo.

¿De quién fue la culpa de que una chica tan alegre se hubiera vuelto así?

¡Fue culpa de él!

Fue porque él no la protegió bien y la dejó pasar por todo esto.

Mateo permitió que Rosaría la mordiera, sin retirar sus brazos.

Finalmente, Rosaría estaba cansada de morder y se quedó dormida de nuevo, pero esta vez se relajó mucho.

Mateo finalmente la abrazó con fuerza, pero descubrió que estaba temblando y resistiendo inconscientemente.

Podía oler la respiración y el olor de Mateo, pero su cuerpo no pudo evitar reaccionar.

En su sueño, las mujeres ordinarias que estaban en el barco fueron arrojadas a la cubierta como mercancías, desnudadas frente a todos, y humilladas por aquellos animales.

En el mar, se quedaron indefensas y débiles con sus gritos y llantos.

Para ellas ahí era un infierno en el mundo mortal, un tormento del que no tenían esperanza de huir.

Si no fuera porque era hermosa y querían que se mantuviera intacta para venderla a un buen precio, Rosaría no sabría si pudiera aguantar esas barbaridades

Muchas chicas murieron por la violencia y el maltrato, y luego fueron arrojadas al mar desnudas.

Al principio, el lugar era abarrotado. No les quedaba espacio. Poco a poco, consiguió vacío para mover. Pero el miedo y la desesperación las atacaban a las chicas por todos lados y las devoraron completamente.

-¡No! ¡No! -

Rosaría resistió, pero los gritos no pudieron despertarla de la pesadilla.

Estaba empapada por el sudor frío.

-Rosaría, despierta, despierta -

Mateo no podía verla sufrir tanto en su sueño y esperaba despertarla, pero no logró éxito.

En el sueño de Rosaría la escena cambió al cuarto de Carlos.

Estaba atada a la cama por Carlos, pero el hombre entonces perfecto de repente se convirtió en un demonio del infierno. Él ferozmente rasgó su ropa, queriendo violarla.

-¡No! -

Rosaría gritó, las lágrimas humedecieron su rostro, pero esa pesadilla era como una cadena mágica que restringía fuertemente a Rosaría, haciéndola incapaz de liberarse.

-¡No me toques! ¡Vete! ¡Vete! -

Rosaría gritó y agitó sus manos, pero golpeaba accidentalmente la cara de Mateo. La fuerza de su palma hizo que Mateo sintió dolor en la mejilla.

Le dolía verla así, pero no podía despertarla, así que no tuvo más remedio que bajar la cabeza y besarla profundamente.

Rosaría era como un conejo asustado, mordió la lengua de Mateo, como si quisiera quitársela con su mordedura.

A Mateo no le importaba. Pero no era que no doliera, sino que le dolía demasiado verla sufrir. No podía soportar viéndola resistir y torturarse.

Ya que no podía despertarla, entonces decidió hundirse con ella. Por lo menos, así la podría acompañar en el camino de las pesadillas. Con su compañía ella no se sentiría tan sola.

El olor a sangre fresca permanecía en las bocas de ambos, volviéndose cada vez más intenso.

Finalmente, Rosaría despertó.

En el momento en que se despertó, se sintió totalmente agotada, pero estaba confundida por la escena frente a ella.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!