¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 196

-Doctor, ¿cómo está la señora Lorena? -

Mariano preguntó inmediatamente.

El médico miró a Mariano, y a Rosaría. Por no ver a Mateo, estaba un poco indeciso.

-¿Dónde está el señor Mateo? -

La pregunta del médico hizo que Rosaría entendiera algo. Ella contestó -Él está descansando. Soy Rosaría González, su esposa, y la nuera de señora Lorena. Doctor, ¿qué ha pasado? -

-Sí. Ella es la esposa de señor Mateo. Le puedes contarlo -

Dijo Mariano apresuradamente.

El médico conocía a Mariano, por lo que creyó en sus palabras naturalmente, así que dijo en voz baja -Señora, ¿podemos hablar en la oficina? -

-Mi suegra... -

-De momento, está bien -

Al escuchar sus palabras, Rosaría estaba un poco aliviada.

Los dos entraron en la oficina uno tras otro.

Justo cuando la puerta se cerró, el médico suspiró -Señora, la situación es un poco complicada -

-¿A qué te quieres referir? -

Aunque Rosaría adivinó más o menos, todavía no estaba calmada al escuchar sus palabras. En realidad, señora Lorena y ella tenían poco contacto, pero esta vez, sentía que esta mujer era muy sabia y amable. Y evidentemente, ella era muy buena para Laura.

El médico suspiró y le entregó el informe de señora Lorena.

-Señora Lorena nunca ha tenido una muy buena salud desde joven. Posiblemente, en aquel tiempo, ella había tomado una gran cantidad de medicina de las recetas locales. A ser un médico, no estoy de acuerdo con las recetas locales, sobre todo, muchos ingredientes son tóxicos. Después de comerlo tantos años, su cuerpo colapsó. Además, según el reconocimiento médico, no sólo con los venenos de esas recetas, hay otros venenos que siempre la han rodeado. Aunque se ha mejorado los últimos años, al final ya fue dañado su cuerpo -

-¿Pero todavía hay posibilidad? -

Ahora Rosaría entendió que era muy probable que el cuerpo de señora Lorena hubiera sido dañado al igual que Adriano.

Ella solo quería saber si hay manera de curarla.

El médico negó con la cabeza y dijo -Es demasiado tarde -

-¿Qué quieres decir? -

-Originalmente, ella no tiene una buena salud, y ahora, Mire -

El médico señaló la placa y dijo -Aquí han aparecido células cancerosas, y se han diseminado hace mucho tiempo. Ahora es la etapa avanzada del cáncer -

-¿Es cáncer de hígado? -

Rosaría estaba aturdida.

Y el doctor asintió.

-El hígado es el órgano menos sensible del cuerpo al dolor. Una vez que se siente el dolor, simplemente sería tarde. Las medicinas consumidas por ella, a lo largo del tiempo, ya habían corroído su cuerpo. Y después del metabolismo, su hígado es el primero en sufrir el impacto y la persecución. Todas las toxinas ahora se acumulan en el hígado y no pueden ser expulsadas. Lo que resulta en cáncer, que es común en la medicina. Si hubiera venido antes, podría haber sido salvada. Pero ahora... -

Aunque el médico no continuó, Rosaría ya lo había entendido.

De repente se sintió un poco pesada.

A su edad, ella tampoco tenía coraje para enfrentarse a la muerte, y mucho menos a la muerte de sus alrededores.

-Doctor, por favor, no importa cuánto cuesta, la salva, ¿vale? -

La petición de Rosaría era la misma que hizo cada familia de los pacientes, pero a veces el médico también era impotente.

-Señora Rosaría, creo que debería discutirlo con señor Mateo. No debería haber ningún problema con la quimioterapia de señora Lorena ahora, pero su cuerpo no podrá sostenerlo mucho tiempo, y ya no es necesario -

Sus palabras anunciaron la muerte de señora Lorena directamente. Y esto era simplemente demasiado cruel para Rosaría.

Ella no sabía cómo salió ella de la oficina. Cuando vio los ojos ansiosos de Mariano, de repente preguntó con calma -¿Está Mateo en la azotea? -

-¡Sí! -

-Tráeme una manta fina -

Las palabras de Rosaría dejó Mariano atónito por un momento, pero no se demoró y entregó de inmediato.

Rosaría se acercó a la azotea paso a paso.

Había un hombre hermoso fumando a un lado. Se quedó un poco aturdido al ver a Rosaría.

Rosaría no le prestó mucha atención y caminó directamente frente a Mateo. Al ver que se quedaba dormido en la azotea, ella se sintió indescriptiblemente pesada y enternecida.

De verdad era una persona que se descuidaba.

Se acercó a su lado y lo cubrió con la manta para mantenerlo abrigado.

En este momento, Héctor parecía distinguir la identidad de esta mujer y preguntó vacilante -¿Eres Rosaría? -

-¿Quién eres tú? -

-Mi nombre es Héctor Rodríguez, un amigo de Mateo -

Héctor extendió su mano felizmente.

Rosaría estrechó su mano educadamente y preguntó en voz baja -¿Sabes cuánto tiempo ha estado sin descanso? -

-Más o menos tres días. Es normal, cuando estaba en el ejército, era una persona quien actuó con toda su fuerza. Naturalmente no se retirará ahora con tantos asuntos. Pero al ser persona, siempre hay límite. No comento sobre lo que pasó entre vosotros, pero espero que puedas compadecerte de él, también es difícil para él -

-Ya veo. Gracias -

Rosaría miró a Mateo.

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