¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 218

Rosaría se les acercó rápidamente a Laura y Adriano.

Laura ya se durmió y no se dio cuenta, pero Adriano estaba alerto y se despertó el momento que se le acercó a su mamá.

-mamá, ¿qué pasa? -

-Silencio -

Rosaría le impidió que hablara más y le dijo que se pusiera rápidamente la ropa y llevara a Laura a la habitación de adentro.

Adriano notaba lo nerviosa que estaba Rosaría, y en este momento, los sonidos de afuera también pusieron nervioso a Adriano.

-¿Es una mala persona? -

-¡Tal vez! -

Dijo Rosaría en voz baja. Mientras tanto, rápidamente recogió a Laura envuelta en su manta y luego la llevó a la habitación interior.

Adriano estaba pensando en algo. De repente, corrió hacia el baño y luego salió con una vasija de agua.

-¿Qué estás haciendo? -

Justo cuando Rosaría salió, vio a Adriano llevar la vasija con mucha dificultad. Al verle así, se adelantó para sujetar la vasija.

Adriano señaló la vasija y luego señaló la parte por encima de la puerta con el dedo. Rosaría lo entendió al instante.

-¿Quieres que la ponga allí? -

Asintió apresuradamente.

-Hace mucho frío por la noche -

Esta frase hizo que Rosaría entendiera que Adriano también era astuto a veces.

Caminó suavemente hacia la puerta. Luego puso la vasija por encima de la puerta pisando sobre el taburete. Después, entraron en la habitación interior sigilosamente.

Adriano preguntó en voz baja -Mamá, ¿qué debemos hacer si esa persona entra? -

-Coge cualquier cosa que encuentres. Si se atreve a entrar, usaremos toda la fuerza para pegarle hasta que se huye -

Aparte de eso, Rosaría no sabía qué más hacer.

Esperaba poder llamar a Mateo o a Mariano en aquel entonces. Pero por desgracia había desmontado el teléfono y lo había tirado en su habitación.

Al ver que el peligro se le acercaba cada vez más pero no era capaz de proteger a sus propios hijos, Rosaría sentía que era realmente muy inútil.

-Quedaos aquí y no salgáis. ¿Me entendéis? -

Rosaría decidió esperar afuera. Pase lo que pase, no podía dejar que pasara algo a los niños.

Desde luego, Adriano no estaba de acuerdo. Ella susurró -Piénsalo bien. Laura aún no se encuentra muy bien. Adriano, esta es una tarea difícil. Debes protegerla. ¿No le prometiste a Eduardo que te encargaría de cuidarle? -

-Pero también le prometí que te protegiera -

Adriano no sabía qué hacer.

Acariciándole la cabeza, Rosaría dijo sonriendo -No te preocupes. Mamá ya soy una adulta. No me va a pasar nada. Solo necesitas proteger a tu hermana. Mamá estaré bien -

-Pero -

-Ya. La gente de afuera va a entrar muy pronto. No hables más -

Las orejas de Rosaría son muy sensibles.

Rápidamente metió a Adriano en la habitación interior y sostuvo un cenicero en la mano y lo escondió detrás de su espalda por si acaso.

El sonido de los pasos se le acercaba cada vez más, e incluso se podía oír el ruido que hizo la cerradura.

Estaba nerviosísima. Conteniendo la respiración, sostuvo el cenicero con mucha fuerza. Le estaba saliendo mucho sudor en la frente.

La puerta empezó a moverse.

De repente, la puerta se abrió desde afuera.

Y una vasija de agua fría se derramó sobre esa persona.

Rosaría no vio quién era. Cuando vio que el agua se derramó sobre su cuerpo, rápidamente recogió el cenicero y le pegó la cabeza.

-¡Vete al diablo! -

No tenía ninguna piedad con ese dicho diablo.

Esa persona soltó un grito fuerte. Justo cuando estaba a punto de esquivar el ataque, Rosaría se resbaló. Al verle caer, cogió sus manos para que no cayera.

Mientras tanto, Rosaría ya había arrojado el cenicero hacia la frente de esa persona.

-¡Ah! -

Gimió de dolor. Había sangre en su frente.

Rosaría no se atrevió a pararse. Al siguiente, levantó sus pies y le lanzó unas patadas hacia entre las piernas como si quisiera que perdiera la capacidad reproductiva.

Justo en ese momento, esa persona agarró su pie y gritó en voz baja.

-¡Rosaría, soy yo! -

Rosaría se quedó aturdida al escuchar su voz.

La otra persona encendió la luz apresuradamente.

Rosaría miró a Mateo, lo cual estaba muy pobre. Se quedó desconcertada por un momento.

Pensaba, "¿Cómo podría ser él?"

Mateo estaba calado hasta los huesos, de los pies a la cabeza. La cosa que llamaba más la atención fue la herida en su frente, de la cual estaba saliendo sangre, que daba mareos al verla.

-¿Por qué viniste? Te dije que no volvieras -

Después de ver que era Mateo, Rosaría se puso muy nerviosa. Tiró el cenicero en su mano y se dio la vuelta para buscar un botiquín para Mateo.

Mateo estaba muy desesperado.

Nunca imaginó que le tratarán así cuando regresara en medio de la noche.

-¿Qué estáis haciendo? ¿Dónde están los guardaespaldas en la puerta? -

Mateo miró el cenicero que Rosaría había tirado. Estaba manchado con su propia sangre. Inmediatamente sintió mareo y dolor.

Pensaba, "Esta mujer realmente no tiene ninguna piedad conmigo. Casi me causa una conmoción cerebral."

Rosaría no tuvo tiempo para explicarle lo que había pasado. Rápidamente trajo el botiquín y dijo muy nerviosa -Date prisa y entra. Hace frío afuera. Cambia tu ropa. Te vendaré las heridas para que no tengas tétano -

Al ver que estaba tan nerviosa, tampoco le convino hacer preguntas. Además, el agua era extremadamente fría, por lo que no pudo evitar temblar.

-¿A quién se le ocurrió esta estúpida idea? -

Mateo se frotó la nariz y le preguntó, lo cual asustó tanto a Adriano que se calló al instante.

Si hubiera sabido que fue Mateo, nunca se habría atrevido a hacerlo.

Rosaría tampoco se atrevió a decir la verdad.

Fue ella quien le dio permiso a Adriano que lo hiciera. Si se hubiera enterado de que fue Mateo, tampoco habría estado de acuerdo.

Al ver que se calló Rosaría, Mateo no preguntó más. Suspiró y fue al baño a bañarse con agua caliente.

Rosaría corrió rápidamente a su habitación para traerle el pijama. Luego, miró la lesión en la cabeza de Mateo con tristeza, sintiéndose culpable de todo esto.

-¿Te duele? -

-Sí -

Originalmente, Mateo quería decir que no le dolía, pero al ver el par de ojos llenos de pena de Rosaría, no pudo evitar decir sí.

-Es culpa tuya. ¿Por qué no me informaste con antelación? Pensaba que eras una mala persona. De lo contrario, ¿cómo podría haberte atacado? -

Dijo Rosaría molestada, luego cogió a Mateo y se sentaron en la cama. Después, sopló suavemente en su frente.

Mateo sentía que se ablandaba.

Su aura era cálida, tierna, que rozaba su frente como plumas, pero parecía haber penetrado a través de su piel hasta el fondo de su corazón. Picaba, lo cual le hizo querer más.

Mateo subconscientemente sostuvo la mano de Rosaría.

-¡No te muevas! -

Sin embargo, Rosaría estaba completamente concentrada en su trabajo. Después de reprocharle, rápidamente encontró el botiquín de primeros auxilios, sacó el voltio de yodo y comenzó a aplicarle medicina.

-Aguántate. Te va doler un poco -

Su voz era muy tierna y sus movimientos eran súper suaves. Le trató como si fuera un niño.

Al verle tan preocupada y nerviosa, los ojos de Mateo empezaron a humedecerse.

-No te preocupes, ya no me duele -

-¡Imposible! Un corte tan grande. Fue culpa mía. No debería haberte atacado con tanta fuerza -

Cuanto más hablaba, más culpable que se sentía Rosaría.

Pensaba, "¿Por qué le he pegado con tanta fuerza?"

Afortunadamente, Mateo había agarrado sus pies, de lo contrario, no sabía qué iba a suceder.

-No te preocupes. Con los malos no se puede tener bondad. Hiciste muy bien -

Comenzó a elogiarle.

-Realmente no sabía que eras tú -dijo Rosaría avergonzada -Pensaba que era una mala persona cuando oí el ruido afuera, así que -

-Está bien, no te culpo -

Respondió Mateo cariñosamente.

A ella no le convenía decir nada, así que rápidamente vendó la herida de Mateo.

Adriano se asomó por la puerta. Miró a Mateo y susurró -Papá, hice esto para proteger a mamá y a Lola. No me culpes, ¿vale? -

-¿Qué hiciste? -

Preguntó sonriendo.

Al ver la sonrisa en su cara, Adriano dejó escapar un suspiro de alivio. Luego salió corriendo y dijo con orgullo -¡Fui yo quien puse la vasija de agua! Es que hace mucho frío, así que si venía una mala persona, sería mojada por agua fría. Papá, ¿no te parece que soy muy inteligente? -

Después de decir eso, incluso saltó frente a Mateo, con la esperanza de obtener sus elogios.

Sin embargo, él agarró su oreja y dijo -¡Así que fue tu idea! ¿Sabes que esa vasija de agua fría casi me congeló? -

-¡Por favor perdóname papá! ¡No sabía que eras tú! -

-¡Eso tampoco servirá! No aprendiste nada bueno sino estos trucos -

Mateo le reprochó diciendo muchas cosas.

Adriano estaba deprimido.

-¡Mamá, ayúdame! -

Adriano comienza a pedirle ayuda a Rosaría.

Solo en un momento de poner el botiquín, ellos dos ya empezaron a discutir. Se quedó muy sorprendida.

-Mateo, ¿qué estás haciendo? Adriano todavía es un niño, ¿cómo puedes ser tan violento? -

Rosaría rescató rápidamente a Adriano de Mateo.

Adriano se frotó las orejas y dijo -Papá, eres muy parcial. Justo ahora, mamá dijo que no lo hizo a propósito. Y no dijiste nada. Incluso dijiste que mamá lo hizo bien. ¿Pero por qué me trataste de manera diferente? ¿Soy tu hijo o no? -

Mateo lo miró y dijo fríamente -¿Crees que puedes compararte con tu mamá? -

-¿Por qué no? -

Adriano replicó.

Mateo lo miró y dijo -¿Eres una mujer? -

-¡No! -

-¿Eres mi esposa? -

-¡Tampoco! -

-Entonces, ¿por qué tengo que resignarme contigo? -

Las palabras de Mateo destrozaron su corazón.

-¡Pero yo soy tu hijo! -Dijo Adriano desilusionado.

-Los hijos se casarán con alguien en el futuro. Sólo la esposa es mía. Si no amo y cuido a mi esposa, ¿quién más lo debería hacer? Eres un hombre. Para ti lo importante es aprender. Es mejor que te alejes de estas cosas que son exclusivas para las chicas -

Después de terminar de hablar, independientemente de lo que Adriano pensara, le dijo directamente a Rosaría -Suéltale, no lo golpearé. Además, los niños tienen que caer muchas veces y recibir muchos golpes para ser un hombre -

Adriano no pudo contenerse más y echó a llorar, lo cual destrozó el corazón de Rosaría.

Ella miró a Mateo y dijo -Duérmete solo esta noche -

Después, llevó a Adriano a la habitación interior, dejando solo a Mateo.

Pensaba, "¿Cómo?"

Le había hecho tantos daños, ¿pero le dijo que se durmiera solo?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!