¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 283

-¡Habla! -

La voz de Rosaría era extremadamente fría y cruel.

Le daría todo excepto Mateo, le contestaría que sí aun cuando le pidiera todo lo que tenía.

Sin embargo, Abril dijo en voz baja, -¡Quiero a Mateo! -

-¿Estás loca o qué? Piensas que no te voy a matar, ¿no? -

Rosaría sintió que se estaba volviendo loca.

Nunca supo que una chica tan joven la pudiera dejar en un dilema así.

Dejar a Mateo, para ella, sería tan insoportable como abandonar parte de su carne o hueso.

Después de tantos años, no había podido sacar a ese hombre de su corazón, ni mucho menos que ahora, ya que los dos estaban enamorados profundamente.

En cambio, a Abril no le importaba su ira, e incluso ignoraba la fuerza con que Rosaría sostenía su mano.

Ella susurró, -¡Sólo quiero que me acompañe durante tres meses! ¡Sólo tres meses y nada más! ¡No lo quiero para el resto de su vida! Rosaría, deseo quedarme con él durante tres meses, y para eso, les daré un riñón mío y el resto de mi vida, ¿no te parece razonable? -

Rosaría estaba aturdida.

-¿De qué estás hablando? -

Abril se liberó de las manos de Rosaría y empezó a mirar hacia los caminos a lo lejos, continuó con confusión, -Soy huérfana desde pequeña y nunca he sentido el amor, ni sé la sensación de ser amada. Desde que vi lo bien que te trata Mateo, se me arraigó el anhelo para tener la misma experiencia. Quiero saber cómo me sentiré si un hombre como él me aprecia y ama. Tengo plena conciencia de mi identidad, y estoy convencida de que nunca tendré a un novio como él. Pero eso ya no importa, ahora Dios me dan una oportunidad tan perfecta, y tengo que aprovecharla bien -

Sus palabras sorprendieron un poco a Rosaría, sin que esta pudiera responder, Abril continuó, -Si los dos están suficientemente enamorados y fieles, no te darán miedo esos tres meses, ¿verdad? Pero si se enamora de mí en esos tiempos, no lo dejaré ir. Después de todo, solo son tres meses, quiero que se quede conmigo durante ese período de tiempo y que no vengas a verlo ni salir con él. Ya no pido nada más. -

Al terminar, miró hacia Rosaría.

Rosaría se quedaba sin remedio.

Nunca se le había ocurrido que en el mundo existiría una mujer como Abril.

-Puedes tener a cualquier hombre excepto a él, ¿por qué insistes? -

-¡Qué remedio! Él me gusta. Es amor a primera vista. No hay ningún hombre más en la Ciudad H que me guste más que Mateo. Fue tu culpa dejarme conocerlo -

Abril dijo tan descaradamente que Rosaría quería darle una bofetada, pero en realidad, no se permitía a hacerlo.

Hizo todo lo posible para mantenerse despierta y dijo en voz baja, -Mateo es un hombre con su propia voluntad, no le puedo pedir algo como eso. Además, pensará en los hijos y en mí, no nos dejará así aun cuando te lo prometa -

-Eso sería asunto mío y no te incumbiría. Prométame que no vengas a buscarlo en esos tres meses ni hagas contacto con él en ninguna otra forma y ya está -

Las palabras de Abril la dejó en silencio.

A decir verdad, para ella, tres meses serían como una vida entera, ¿pero acaso le quedaba otra opción?

En este momento, la llamó la señora Lorena.

-Rosaría, ¿cuándo van a volver tú y Mateo? Parece que Laura ya no puede seguir más -

Rosaría agarró fuertemente el móvil con su mano.

Nadie sabía qué estaba pensando en ese momento. Incluso prefería suicidarse antes que seguir en ese dilema.

Pero eso solo era pura imaginación.

Al escuchar la voz ansiosa de la señora Lorena, Rosaría le contestó, -Ahora volvemos.-

Después de que colgó, Abril sonrió.

Aunque Rosaría no decía nada, sus palabras pronunciadas ya le hicieron entender que estaba dispuesta a hacer concesiones.

-¡Realmente eres una gran madre! -

-No me digas eso. Abril, no basta con mi permiso, te tengo que alertar que Mateo no es un hombre cualquiera. Tiene su propio modo de pensar y actuarse. Solo te prometo que no voy a visitarlo ni hacer contactos, y nada más -

-De acuerdo. Tampoco soy tan cruel, ya que me salvaste. Ahora bien, después de que le realice la operación a tu hija, no te vendré hasta que Mateo se recupere. Pero cuando me recupere también, nuestro acuerdo entrará en vigor -

Sin embargo, sus palabras no llegaron a conmover a Rosaría.

La miró y dijo con frialdad -¿Ahora nos vamos para la operación? -

-¡Claro! -

Contestó sin ninguna hesitación, pero Rosaría no podía irse tan pronto.

-Tengo que resolver algunos asuntos, espérame -

-¡Bien! -

Abril volvió a actuarse como antes.

Sin embargo, Rosaría no se sentía cómoda.

Ella no sabía lo que pensaría Mateo al saber su decisión ni si él la culparía por eso o se enfadaría, pero ya no tenía otra opción.

¿Acaso solo podía ver morir así a Laura?

Le había prometido muchas cosas a ella, pero muchas de ellas aún no se habían realizado. Tenía solo cuatro años y todavía no había visto lo buena que era la vida, ¿qué derecho tenía a privarle de seguir viviendo?

Además, Abril solo pedía tres meses.

Tenía que creer que Mateo no la dejaría por solamente tres meses con otra mujer, ¿no?

Seguía enamorado de ella después de esos cinco años, así que tres años no serían nada para él, ¿verdad?

Rosaría seguía pensando, pero no importaba cómo trataba de relajarse, le seguía doliendo el corazón, tanto que casi se asfixió.

¡Qué triste tener que cederle su amado a otra mujer! Pero no podía hacer más.

Ella se sentía impotente.

Justo en ese momento, percibió ganas de vomitar sangre, pero se lo reprimió.

Paso a paso, volvió a la puerta de la sala de operaciones.

Tanto Mario como Eduardo estaban muy preocupados cuando vieron a Rosaría.

-¿Cómo te va? -

-Mamá, ¿estás bien? ¡Qué pálida estás! -

Al oír las palabras de Eduardo, Rosaría sonrió con tristeza.

¿Cómo podría no estar pálida?

Le querían robar su esposo, pero ella no lo podía proteger. Incluso tuvo que llegar a un acuerdo con esa mujer para cedérselo, ¿quién entendería lo que sentía en ese momento?

Pero frente a Eduardo, Rosaría no podía decir nada.

Ella se limitó a acariciarlo de la cabeza y le dijo -Eduardo, quédate con Mario para cuidar a tu papá. Laura no está bien y necesita que le realicen una operación lo más pronto posible. Tengo que pasar por allí -

-¿Qué le pasó a Laura? Papá está así y Laura... -

De inmediato, Eduardo se puso ansioso.

Rosaría se precipitó a consolarlo diciendo, -Le he encontrado un riñón compatible a Laura para trasplantar, pero tengo que irme a cuidar y acompañarla. No se sabe cuándo se despertará tu papá, así que no lo podemos dejar solo. Siendo nuestro hijo, ¿puedes quedarte para hacerle compañía junto con Mario? -

-Bueno-

Eduardo asintió apresuradamente, pero siguió diciendo preocupado, -Mamá, déjame saber a tiempo si algo anda mal. Papá también se preocupará como nosotros cuando se despertará -

-Ya veo -

Rosaría lo acarició de nuevo de la cabeza y se puso de pie para dirigirse a Mario -Muchas gracias -

-Señora Rosaría, ¿realmente estás bien? -

Al ver a Rosaría malhumorada, Mario no pudo evitar preguntarle.

Ella sacudió la cabeza y dijo, -Gracias a Dios, he encontrado un riñón adecuado para salvar a Laura. Mateo también se aliviaría si lo pudiera saber. Todo está bien, solo es que tengo que resolver algunos asuntos por allí y también acompañar a Laura en la operación. De modo que te pido el favor de quedarte por aquí -

-No hay problema, haré todo lo posible para proteger al señor Mateo y Eduardo-

Las palabras de Mario aliviaron a Rosaría.

Quería entrar para echar un vistazo a Mateo y saber si está bien, e incluso decirle que a Laura le iban a poder realizar la operación.

Pero no lo pudo hacer.

La puerta los separaba y hacía que no se vieran por el momento. Estando tan cerca a su amor, Rosaría no lo podía ver y eso la volvía extremadamente preocupada y triste.

Se puso llorosa, pero no tenía otro remedio que aguantarse.

Finalmente, se dio la vuelta y salió del hospital paso a paso. Sin embargo, se le hacía cada vez más difícil seguir caminando.

Abril estaba esperando al otro lado de la puerta sin ninguna preocupación. Incluso sacó el móvil para juegos.

Viendo salir a Rosaría, lo encendió.

Rosaría vio que su móvil ya estaba muy anticuado y usado, pero ella seguía con ese aparato sin ninguna queja.

Se dijo a sí misma que ya no podía tener ninguna compasión por Abril.

Pensaba, "Esta mujer es más intrigante que cualquier otra persona, e incluso conoce bien cómo sacar los mayores provechos con menores pérdidas. Aunque vive en pobreza, su vida es, en realidad, mucho mejor que la mía."

Rosaría se burló a sí misma en secreto y dijo sin mostrar nada -Vamos -

Seguida por Abril, detuvo un taxi. Las dos se fueron directamente al Hospital Central.

En el camino, a Rosaría se le ocurrió el diálogo entre Alana y Anabel. Las dos había dicho que tenían confidentes en el hospital que les ayudarían a matar a Laura en la operación. En realidad, Rosaría recordaba muy bien todas esas palabras.

Rápidamente llamó a Javier.

Ahora ya no lo podía llamar señor Javier.

Dijo en voz baja tan pronto como le contestó la llamada.

-Tío -

Al escuchar esa palabra, a Javier le empezó a doler fuertemente el corazón. Le daba una sensación difícil de describir.

Lo llamaba así porque ya había admitido su identidad como hija de la familia Suárez, pero eso también lo decepcionó como su admirador.

¡Se había enamorado de su propia sobrina! De hecho, ella era su primer amor.

No lo podía soportar, pero lo tuvo que hacer.

Respiró hondo y respondió en un tono que a él mismo le parecía impecable.

-¿Han terminado la operación de Mateo? -

-Todavía no. Pero le quería pedir un favor por lo de Laura. ¿Está libre ahora? -

Rosaría le hablaba cortésmente.

Habían sido más íntimos y familiarizados, pero parecía que los dos ya se habían extrañado.

Javier no sabía qué estaba pensando Rosaría, pero nunca se negaría a ayudarla.

-Estoy aquí para cualquier problema que tengas. Dame tu dirección y iré a buscarte -

Esas palabras aliviaron a Rosaría, quien inmediatamente le envió la dirección del Hospital Central y le contó sobre sus preocupaciones.

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