¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 317

Viendo la ira de Rosaría y su odio hacia ella, Anabel sonrió aún más satisfecha.

-¿Crees que tú y Mateo podéis suprimir fácilmente mi poder en la Ciudad H? Después de todo, ya llevo más de 20 años en la familia Nieto. Antes Mateo me trataba tan bien como un hijito obediente, pero por tu culpa, perdí el control sobre él y él se convirtió en un bruto de sangre fría. Aun sabiendo que soy su madre biológica, todavía va en contra de mí. Si no hubiera sido por ti, no perdería tantas cosas, incluso sería la dueña del Imperio de la Noche. Rosaría, ese pequeño truco tuyo no puede ser ninguna amenaza para mí. ¿Sabes? -

Diciendo eso con el orgullo de victoria, Anabel se adelantó y la abofeteó a Rosaría.

Rosaría sintió el sabor de sangre en la boca, y se le dolía mucho el rostro.

-¿Cómo te sientes? ¿Te duele? -

Agarrando el pelo largo de Rosaría, dijo ferozmente -Te lo he dicho antes, que soy la madre de Mateo y tu suegra, pero te atreviste a atacarme. Te juro, que te eliminaré algún día del mundo. Rosaría, lo verás, vas a pagar el precio de todo esto -

Rosaría apenas podía aguantar el dolor. Aun así, escupió en la cara de Anabel.

-¿De verdad crees que puedes manejarlo todo? Pero no lo olvides, ¡que Mateo se vengará de ti cuando se despierte! -

-¡Jajaja! ¿Todavía estás soñando con eso? Pobrecita, si no lo hubieras hecho dormir a Mateo, tal vez vendría a rescatarte, pero tengo que decirte que Mateo se quedará dormido hasta mañana por la noche. ¿Crees que Víctor puede protegerte con sus intrigas? ¡Qué estúpida eres! No solo Mateo, incluso la Señora Verónica se quedará dormida. Cuando mi hijo se despierte, serás un cadáver frío y todo será demasiado tarde -

Anabel la pegó otra vez.

Rosaría sintió el dolor insoportable en el vientre.

"¡De veras Anabel no es una mujer cualquiera!"

La había subestimado.

Temblaba y sudaba a causa del dolor.

A Anabel, sin embargo, le gustaba su estado lamentable y dijo sonriendo. -¿Quién habría podido imaginar que yo, la mayordoma de la familia Nieto, sería realmente capaz de hacer esto? Te digo también que soy experta de Judo. Entonces, ¿crees que una mujer tan débil como tú puede derrotarme?

-¡Que te mueras! -

Rosaría escupió sangre con furia, pensando que había subestimado completamente el poder de Anabel.

Anabel, no obstante, sonrió con arrogancia.

-¿Que me muero? Me temo que no vivirás hasta ese momento para verlo. Hoy te mataré primero ya que así obtendré todo lo que quiero y mi hijo volverá a mí. Rosaría, no me culpes. Es tu culpa estorbarme -

-¿Y también he sido un obstáculo para la persona que te ayuda a escondidas?-

Dijo Rosaría con fiereza.

Anabel se calló, y luego dijo en un tono irónico -Apenas puedes vencerme, ni hablar de los demás detrás de mí. No serás capaz de ponerte a su nivel toda la vida, ¡ni mucho menos saber quién es!

Rosaría se sorprendió un poco al ver la admiración por esa persona en los ojos de Anabel.

-Hiciste todo esto por ese hombre, ¿verdad? En realidad, es a él a quien amas en vez del padre de Mateo, ¿no? -

La pregunta de Rosaría parecía haber acertado repentinamente el punto débil de Anabel.

Le dio un bofetón con toda su fuerza.

-¿Crees que puedes adivinar quién es él? -

Esta bofetada era tan fuerte que Rosaría se chocó contra la pared antes de caerse al suelo junta a Alana.

Alana ya no tenía la mínima fuerza para moverse.

Viendo a Rosaría así, Alana dijo llorando -¡Qué desgracia es cooperar con una mujer tan estúpida como tú! ¿Por qué has venido aquí? -

Al ver la desesperación en los ojos de Alana, Rosaría ya no sabía qué decir en ese momento.

Vomitó sangre de pronto, y estaba obviamente algo agotada.

-¡Eres demasiado débil, Rosaría! Pero tengo que admitir que no eres una mujer sencilla por haber hecho que Alana me traicione. Si te dejo apoderarte, probablemente serás mi mayor enemiga. ¡Así que debes morir! -

Anabel pisó en el pecho de Rosaría.

Y ésta de repente se sintió incapaz de respirar.

Quería luchar por levantarse, pero no podía hacer nada con las manos atadas, y cuanto más trataba de respirar, la presión en su pecho se hacía más y más fuerte.

Alana lloró de desesperación.

Nadie excepto Rosaría sabía por qué lloraba Alana.

Estaba llorando porque realmente podría morir sin poder ver a Jaime por última vez. Había hecho todo lo que podía para estar con él pero se fracasó y ya no le quedaba ninguna esperanza.

Al oír el sollozo de Alana, Anabel se volvió aún más complaciente.

-Llora, porque cuando estés muerta ya no podrás -

Y mirando a la miserable Rosaría en el suelo, empezó a recordar el pasado.

-¿Cómo puede una mujer como tú ser mi nuera? Hace cinco años, os dejé casaros por compasión. ¿Y ahora? No sólo no me agradeces, sino que quieres atacarme. Rosaría, teniendo en cuenta que eres la madre de mi neto, ¡no te fallaré! -

-Señora Anabel, Dios ha visto todo lo que has hecho. ¿De verdad crees que puedes seguir con tus pegados? Aun cuando yo muera aquí hoy, no saldrás impune. ¡Tengo la convicción de que Mateo y mi hijo me vengarán!

Al oír las palabras de Rosaría, Anabel se rio a carcajadas.

-Deja de soñar ya, pero de hecho, cuanto más inútil es una persona, pone más esperanza en los demás. Rosaría, ahora que de todos modos vas a morir, bien podría darte una lección. En este mundo, no puedes confiar en nadie excepto en ti misma. ¿Qué más da aunque Mateo todavía te ama? Mientras mueras, él se olvidará de ti y de todo. ¡Así son los hombres! ¿Y qué más harías además de querer contar con los demás? Si fueras suficientemente fuerte o hábil para derrotarme, tal vez todavía tendrías un poco de esperanza, pero eres inútil. No puedo asegurar que no me podrás alcanzar unos años después, ¡pero al menos ahora eres débil! ¡Así que debes morir! -

Diciendo eso, sacó una pistola y apuntó a la frente de Rosaría.

La negra punta de la pistola hizo que el corazón de Rosaría se contrajera ligeramente por asusto.

¿Podría realmente morir aquí?

Tal vez.

Antes de venir, había pensado en muchas posibilidades, incluso la muerte.

¡Pero tenía que hacerlo!

Sentía que valdría la pena si pudiera salvar con su muerte a la Señora Lorena, la Señora Verónica y todos aquellos que estaban bajo el control de Anabel.

Sin embargo, todavía tenía un poco de pena.

¡No quiere dejar su vida feliz junto a Mateo todavía!

Quería viajar por el mundo con Mateo y ver a sus hijos crecer junto a él. Ni siquiera había llevado a Laura al parque de atracciones para divertirse.

Ahora tal vez nada de esto se haría verdad.

A pesar de la pena, ya no tenía miedo.

Miró a Anabel y dijo -¡Perderás a tu hijo si me matas! -

-Haré que vuelva a mí tarde o temprano siempre y cuando tú mueras, puesto que soy su madre. -

-¿Con qué? ¿Tus medicinas? Dicen que los médicos son bondadosos pero tú eres una mujer malvada a pesar de tus habilidades. ¡No mereces la gloria de ser médica! -

Rosaría miró con odio a Anabel.

Ésta se rio sarcásticamente.

-¿Quién te ha dicho que soy médica? -

Anabel parecía empezar a recordar algo que había pasado tiempo atrás.

-Mis familiares eran médicos brujos tiempo atrás. Vivíamos en una tribu sin preocupación hasta que un día alguien rompió la paz y destruyó nuestra tribu, diciendo que estábamos propagando la superstición. ¡Los vi quemados hasta cenizas sin poder hacer nada! ¿Sabes cuánto la odiaba a esa persona en ese entonces? Pero solo podía esconderme, ¡porque quería sobrevivir y vengar a mis padres! Aquellas personas que quemaron nuestra tribu y mataron a mis padres recibieron elogios y respeto de todo el mundo, mientras que la reputación de mis padres se quedó manchada. ¿Pero qué daño hicimos a los demás? Incluso mataron a mi hermano de cinco años ¿Sabes cómo me sentía en ese entonces? -

Los ojos de Anabel de repente se llenaron de ira.

Incluso pateó fuertemente a Rosaría.

-¡No lo entenderás nunca! De repente, mis amigos y parientes se convirtieron en cadáveres sangrientos. Mi hermano fue matado cruelmente, y era como una pesadilla que se había apoderado de mí desde entonces. No puedes imaginar lo que he experimentado para sobrevivir -

Rosaría escupió sangre otra vez. Sentía como si estuviera a punto de morir.

Siempre había tenido muchas dudas sobre la identidad real de Anabel y aún más sobre su origen. Ahora que Anabel le había confesado un poco de la verdad, Rosaría adivinó audazmente -¿Eres de la frontera de la ciudad Y? -

-Algo así. Solo éramos una tribu normal, pero desafortunadamente, fuimos masacrados por esas personas odiables. Entonces, ¿crees que debería vengarme o no? -

Anabel miró a Rosaría y sonrió como un demonio.

El corazón de Rosaría se contrajo fuertemente al oír esto.

-¿Quién fue el que mató a toda tu familia? -

La expresión de Anabel de repente se volvió fría.

-¿Quién crees que fue? Llegué aquí superando tantas dificultades, incluso di a luz a dos hijos para esta familia. ¿Qué crees que estoy tratando de hacer? -

Al oír esas palabras, Rosaría no pudo ocultar la asombra en su cara.

Pensaba, "¿Podría ser los Nieto?

¡No!

¡Es imposible!"

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!