¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 323

-¡No me dejes, bebé! ¡No te vayas! -

Aunque Rosaría fue abrazada fuertemente por Mateo, ella todavía no podía liberarse de esa pesadilla.

Lloró luchando con un corazón roto.

Al instante, los ojos de Mateo llenaban de lágrimas.

-Rosaría, despierta. Todo ha terminado. Estoy aquí. ¡Rosaría! -

El hombre susurró el nombre de la mujer, pero ella no podía oírlo.

Sólo vio al niño apareciera frente a ella una y otra vez, convirtiéndose en un charco de sangre. La cuestionara reiteradamente por qué no lo había protegido.

¡Todo esto le dolía el corazón a Rosaría!

Si hubiera sabido que estaba embarazada, no habría corrido el riesgo de realizar este plan.

Pero si no lo hiciera, ¿qué harían la Sra. Lorena y su abuela?

La tristeza era como una espada de doble filo. Atravesaba el cuerpo y arrancaba carne y sangre.

Rosaría no podía despertar desde esta pesadilla. Se culpaba a sí misma gritando. Parecía una niña indefensa llorando.

El corazón de Mateo estaba roto.

Fue la primera vez que la veía tan triste. No tuvo más remedio que abrazarla y besarla ferozmente .

Esto ya era un beso salvaje y radical.

El dolor finalmente hizo que Rosaría respondiera un poco.

Parecía sentir ella un aura familiar.

¡Era el aura de Mateo!

Se encontraba desconsolada. Se le llenaron ojos de lágrimas de nuevo.

Hacía poco, le había dicho que quería tener otro hijo, pero ahora, todo terminó así. ¿Cómo podría explicárselo a Mateo?

Rosaría no pudo controlarse llorando. El hombre secó sus lágrimas besándola y susurró -Todavía me tienes, cariño. Todavía me tienes a mí -

Esta frase se repitió en los oídos de la mujer una y otra vez.

Poco a poco, ella venía calmándose. Aunque todavía estaba llorando, ya no gritó.

Al verla así, el hombre sintió un dolor inmenso. Tenía la intención de dejarla seguir acostada, pero ella agarraba conscientemente a su ropa con fuerza y no soltó nada.

Presenciando la escena, Lidia suspiró y dijo -Es mejor que la acompañes tú -

Aunque no quería admitirlo, sabía que en ese momento, la persona a la que Rosaría más necesitaba era Mateo, no ella.

Salió silenciosamente de la sala. En la puerta, descubrió que había un espacio único entre su amiga y el hombre. Nadie más podría insertar.

Siempre había sospechado del amor de Mateo por Rosaría, pero en este momento, estaba un poco conmovida. Pese a las desgracias en la vida de su amiga, al ver que él era capaz de tratarla tan atentamente. No tenía nada que decir.

Se dio una vuelta y vio una figura de cerca. Sus ojos se estrecharon al instante.

¡Víctor!

¡Este bastardo!

Ni siquiera había tenido tiempo para buscarlo, pero él apareció frente a ella. Parecía que el Dios la estaba ayudando.

Lidia siguió sus pasos enojada.

Rosaría todavía estaba inconsciente en la sala, pero se calmó un poco con el cuido de Mateo. Sin embargo, sus hombros aún estaban crispando.

Abrazando fuertemente a ella, el hombre estaba triste.

Nunca era fácil para una mujer. No obstante, ella tuvo que soportar la tragedia. Prefería él matarse con un cuchillo que ver a su mujer sufrir.

Pasaba el tiempo, pero él ya no podía conciliar el sueño. Mirando la cara pálida de la mujer, tenía un sentimiento complicado indescriptible.

Enterado de que algo le había sucedido a Rosaría, Ada acudió al hospital a toda velocidad. Al ver a Mateo abrazándola a su hija, susurró -¿Está bien Rosaría? -

-Está bien por el momento, pero el médico dijo que la lesión era demasiado grande. Tiene que recuperarse guardando la cama -

-Entonces volveré y le cocinaré algo para evitar que se siente incómoda cuando se despierte -

En realidad, Ada quería quedarse para acompañar a ella. Sin embargo, en este momento, también sabía que la persona a la que Rosaría más necesitaba no era ella, sino Mateo.

El hombre no refutó la sugerencia de Ada. Respondió en voz baja -Sra. Ada, no hay nada malo con el antídoto. Déselo a la Sra. Verónica. En cuanto a lo de Rosaría, no la moleste a ella con el incidente por el momento. Por el contrario, Rosaría sentiría aún más afligida -

-Ya lo veo. Cuida bien de ella -

Ada asintió y se fue.

La habitación estaba tranquila de nuevo. No obstante, a Mateo le gustaba el silencio. Si no fuera por la ocasión equivocada, se habría quedado con Rosaría por el resto de su vida.

Después de resolver algunos asuntos, Rolando llegó de todas maneras.

-Mateo, ¿está bien Rosaría? -

-No está mal -

El hombre cubrió a la mujer con la colcha. Luego fue al pasillo con su hermano.

-Mateo, puedes pegarme o regañarme. Por favor, no me ignores así -

Rolando miró al hombre como si fuera un niño.

Mateo negó diciendo -Yo no te ignoro. En realidad, no me importa nadie por ahora. ¿Has visto a Adriano? -

-Sí, está bastante bien criado, mucho mejor que cuando yo era un niño -

Cuando vio a su hijo, estaba muy emocionado. Afortunadamente, Mateo le contó al niño sobre su identidad por adelantado. Por eso, este entendía que su papá tenía el mismo aspecto que Mateo.

Por fin vio a Rolando, el niño todavía estaba un poco nervioso, pero emocionado al mismo tiempo.

-Cuida bien de la familia y de la compañía. Tengo que cuidar de Rosaría estos días. He hecho lo suficiente por la familia, pero ahora solo quiero hacer algo por ella y por los niños -

Mateo sabía por qué su hermano vino a buscarlo, pero estaba realmente cansado y un poco asustado.

En este momento, solo quería llevar a su esposa e hijos a tener una vida normal. Esperaba que su mujer pudiera estar mejor en el resto su vida.

Notando la decisión firme de su hermano, Rolando susurró -Sólo te ayudo temporalmente en la gestión. Cuando vuelvas, todavía dirigirás tú -

-De esto lo hablaremos en el futuro -

Mateo palmeó el hombro de su hermano y susurró -No puedo dejarla. Se encuentra inestable. No puede estar sola -

-Pediré a los sirvientes hacer algunos platos nutritivos para ella -

-No es necesario, su madre ya ha vuelto a hacerlo. Puedes ocuparte de tu trabajo -

El hombre entró en la sala, dejando a su hermano fuera de la puerta cerrada.

De repente parecía que tenía una distancia entre Mateo y él…

Ya sabía exactamente cómo su hermano mayor trataba a Anabel. No simpatizaba con ella. Sin embargo, tenía algo nuevo en el conocimiento de Mateo.

Parecía que ocupaba Rosaría una posición muy importante para su hermano.

Después de cerrar la puerta, el hombre acompañó de nuevo a Rosaría.

Ella todavía se mantuvo inquieta. Estaba durmiendo inconscientemente. Sin embargo aún tenía pesadillas. El suave gemido hizo dolerle el corazón al hombre.

También sufría al perder a su hijo, pero sabía mejor lo que significaba para una mujer.

Fue una lesión que nadie podía recuperar.

Él calentó la mano de Rosaría con la suya, pero siempre sentía que la palma de la mujer estaba fría.

Ella siempre había sido caliente como un horno, pero ahora se quedó así.

Mateo todavía no podía calmarse. Deseaba volver a castigar a Anabel.

Afortunadamente, Rosaría se despertó como esperaba Mateo.

Miraba el techo blanco como la nieve. Olía el sabor agudo de agua de soda. Tardó en darse cuenta de dónde estaba. Mientras tanto, los recuerdos de antes también surgieron en la mente como una marea.

Ella involuntariamente puso su mano en su estómago.

Aquí era frío.

Incluso, podía recordar el dolor desgarrador y la sensación de perder a su hijo.

Reprochándose a sí misma, sus ojos opacos estaban llenos de lágrimas.

Mateo la abrazó fuertemente. Dijo -No pienses tanto. Si no estás bien, yo tampoco lo estaré. ¿Lo sabes? Todavía tenemos a Eduardo y a Laura. Todavía tenemos dos ángeles -

Solo entonces ella se dio cuenta de que había otra persona en la habitación.

-¿Por qué estás aquí? -

Preguntó la mujer débilmente.

Mateo se quedó atónito y apenado.

-Si no estuviera aquí, ¿dónde debería estar? -

-Lo siento -

Mirando al hombre, Rosaría se puso extremadamente triste. Sin embargo, cuando recordó lo que había hecho, se avergonzó.

Si no fuera por su insistencia de creerse súper inteligente y capaz de controlar toda la situación, ¿estaría su hijo todavía vivo, todo no resultaría así ahora?

Descubrió la auto-culpa de la mujer, Mateo dijo apenado -No hiciste nada malo. No pueden culparte por esto. Si fuera yo, habría hecho lo mismo en aquel entonces. Cariño, lo manejaste bien. En cuanto a ese niño desafortunado, tú no eres la culpable sino Anabel. No te castigues con los errores de otras personas. Tu salud ya no puede soportar semejante tristeza -

Rosaría se puso a llorar. Se metió en los brazos de su hombre.

-Lo siento, no sabía que estaba embarazada. Si lo hubiera sabido, definitivamente no habría sido tan imprudente. Pensé que esta era la manera más simple y directa. Podría hacer que Anabel hiciera un antídoto y salvar a tu madre y a la abuela. De verdad no sabía lo del embarazo. Aún era tan pequeño el bebé. Ni siquiera sé si es hijo o hija. Me dejó sin que me diera cuenta -

-Deja de llorar. Tu salud está delicada. Si lloras demasiado, te hará daño en los ojos. Todavía somos jóvenes, y podemos tener otro hijo en el futuro. Ahora, solo podemos pensar que el bebé no está destinado a vivir con nosotros. Espero que lo esté la próxima vez -

Mateo la abrazó con fuerza y le dio unas palmaditas en la espalda para consolarla. Sin embargo, ella no pudo evitar sentirse triste.

¡Cuánto anhelaba al niño!

Pero no sabía que estuviera embarazada. Además, había perdido a este niño debido a tal cosa. ¿Cómo podría no estar apenada?

Viéndola tan afligida, él le tomó la mano y dijo -Si te afecta tanto, golpéame. Por culpa de mi inutilidad, tuviste que luchar. También por esta, tanto tú como el bebé sufrieron la tragedia. No ha sido tu culpa. Cariño, no seas así, de verdad. Me atormenta aún más viéndote así -

-¡Lo siento, lo siento mucho! -

Rosaría gritó llorando en el abrazo del hombre.

Sabía que el lloro apenar más a Mateo, pero si no, no sabía cómo soltarse.

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