¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 333

Normalmente, Eduardo era un niño muy obediente, así que a veces a Rosaría se le olvidaba que, en realidad, él apenas cumplía cinco años de edad. Ahora, al ella le dolía el corazón ver a su hijo con esa mirada llena de esperanza.

En comparación con los otros niños de su edad, Eduardo había tenido que soportar mucho más.

Extendió su brazo y lo acarició suavemente de la mejilla, diciéndole en voz baja -Hijo, muchas gracias -

De repente, Eduardo se puso lloroso.

Se apresuró a negar con la cabeza y dijo con una sonrisa -De nada, soy el primogénito -

Esta frase hizo que el corazón de Rosaría se agriara.

-Pero también eres mi hijo. Es mi deber cuidarte bien. Muchas gracias por lo que has hecho durante este período de tiempo. Desde ahora, déjanos todo a tu papá y yo y descansa bien -

Rosaría no podía esperar para abrazarlo con todas sus fuerzas.

Su hijo siempre había sido muy sensible y obediente desde pequeño, y eso le ablandaba el corazón.

Al verla así, Eduardo se precipitó a detenerla -Mamá, sigues enferma. Abrázame como te dé la gana cuando te recuperes -

-¡Bien! -

Rosaría sintió que a su hijo le debía demasiado.

Laura sonrió y dijo -Hermano, ¿por qué no bajamos para buscar a papá? Mamá aún no se ha recuperado de la salud. Debemos dejar que la acompañen los abuelos, ya que probablemente estén muy preocupados ya -

En ese momento, Laura seguía echándolo de menos a su papá.

Después de todo, ¡había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vio!

Naturalmente, Rosaría sabía lo que la niña tenía en la mente. Parecía que su hija prefería a Mateo que a ella.

Había estado celosa por eso, pero ahora que ambos sus hijos estaban tan bien, eso ya no le importaba.

-Está bien, Eduardo, baja con tu hermana. Tengan cuidado -

-¡Bien! -

Eduardo asintió.

Lidia dio un paso adelante para cargar a Laura con sus brazos y dijo sonriendo -Los llevo abajo yo, descansa bien -

-Bueno -

Rosaría también sonrió.

Viéndola mimando a su hermanita, Eduardo no reaccionó mucho, ya que a su parecer, a cuanto más gente le gustaba Laura, lo mejor sería.

-Mamá, descansa bien. Bajamos ya -

Dijo Eduardo obedientemente.

-Está bien -

Rosaría lo acarició suavemente de la cabeza y lo vio salir contento.

Poco después de que se fueron, la señora Nuria subió junto con el señor Manuel.

Mateo no apareció, muy probablemente por Laura.

Al ver a Rosaría acostada en la cama, la señora Nuria se puso llorosa.

-Nena, siempre nos estás ocultando lo que sufres. Ni siquiera nos has dicho que sufriste un accidente tan grave como este. ¿Acaso tus padres ya te parecen inútiles para ayudarte? ¡Qué raro tener que saber las noticias de nuestra propia hija mediante personas ajenas! -

-Mamá, no es así. Es que no quería preocuparlos. Además, tampoco estás en buenas condiciones, así que no deseaba que lo supieras -

Rosaría estaba un poco avergonzada por las palabras de su madre.

-Es verdad que no me encuentro bien, pero tengo que saberlo si a mi hija le pasa algo como ese. La vida siempre nos es más difícil a las mujeres. Ahora incluso sufres un aborto, ¿cómo te podría cuidar bien Mateo solo? ¡Es un hombre! Si algo te anda mal en este período de tiempo, sufriría durante el resto de tu vida. ¿Acaso no lo sabes tú? -

La señora Nuria dio un paso adelante para coger sus manos.

Cuando se dio cuenta de que la mano de Rosaría estaba fría, las lágrimas fluyeron instantáneamente por sus mejillas.

-Mira, todavía estás tan débil después de tantos días. Si sigues así, en el futuro tendrías muchos problemas con la salud, ¿cómo podrías tener más hijos? No me importa lo que digas, desde hoy me quedo aquí contigo para prepararte las comidas. Ya veo los platos que te sirve Mateo, sí son buenos y nutritivos, pero es un hombre y hay muchas cosas que no entendería -

Nuria se secaba las lágrimas, y eso le hacía sentir aún peor a Rosaría.

-Mamá, yo debería ser la que te cuida. ¿Cómo puedes decir eso? Bueno, le digo a Mateo que busque otro sirviente que te ayude -

-¿Cómo? ¿Me estás tomando como una vieja que no sirve para nada? Piénsalo bien, te he criado yo. Soy yo la que te conoce mejor, ¿me estás rechazando ahora? -

-Nada de eso. Es que te amo y no quiero verte sufrir -

Rosaría explicó apresuradamente.

Al escuchar esas palabras, el señor Manuel, que llevaba tiempo en silencio, suspiró y dijo -Mateo me dijo que te quiere llevar a viajar cuando te recuperes, ¿qué te parece? -

Rosaría, en un instante, no supo qué contestar, ya que no sabía lo que significaba su padre.

-Papá, ¿qué quieres decir? -

-Nada. Es que siento lo mismo que tu mamá. Siempre te hemos cuidado y amado con lo más que pudimos y nunca te hemos dejado sufrir. Sé que Mateo te gusta. En aquel entonces, abandonaste todo solo para casarte con él, pero él no te respondió. Como padres, estábamos enfadados, pero tampoco sabíamos qué hacer para detenerte. Después de tantos años, pensaba que los dos llegaron a tener un buen fin, pero nunca se me ocurrió que ahora la situación iría aún peor que antes. Rosaría, te pregunto en serio, ¿quieres una vida como esta? -

Esas palabras dejó a Rosaría sin saber cómo responder.

Ella no pudo saber de todas las cosas que pasarían en el futuro desde el muy principio, así que no pudo evitar las consecuencias. Pero, no era toda la culpa de Mateo, ya que él tampoco había elegido nacer en una familia como la de Nieto.

-Papá, ¿qué es lo que quieres decir de verdad? -

Dijo directamente.

El padre suspiró de nuevo y dijo -Veo que Rolando, hermano gemelo de Mateo ha vuelto. Sería bueno dejarlo liderar el Grupo Nieto para que Mateo pueda descansar. Aprovechen esta ocasión para encontrar un lugar apropiado para vivir. Siendo tus padres, nunca deseamos que lucharas por el dinero y el poder y solo te queremos ver sana y salva. Además, tenemos dinero con que ustedes puedan mantener la familia. Mateo lo aprovechará muy bien. O nosotros también los podemos ayudar a cuidar de los niños. Cuando te recuperes, los dos ya podrán dejar esta ciudad para vivir su propia vida. También podrás volver cuando te dé la gana, ya que el mundo ya está muy bien comunicado con los medios de transportes modernos -

Rosaría llegó a entender a su padre. Sus palabras la emocionaron.

-Papá, nunca he deseado el dinero y el poder de la familia de Nieto -

-Lo sé. Eres nuestra hija, claro que la conocemos bien, tano de tu carácter como de tu personalidad. Pero en la Ciudad H, en la familia Nieto, les quedan demasiado que resolver. Mateo ya ha sacrificado mucho por su familia durante tantos años, ahora ya tienen hijos, realmente lo tienen que dejar todo para vivir su vida. Tu madre y yo realmente no te queremos volver a ver acostada tan débil en la cama. Esta vez, ni nos hablaste de lo que sufriste, ¿qué pasará la próxima vez? ¿Acaso nos vas a dejar solos en este mundo? -

El señor Manuel ya no podía seguir más, ya no podía aguantarse las ganas de llorar.

Su esposa lo fulminó con la mirada y dijo -¿Qué dices? ¿No se encuentra bien la hija? -

-¿Te parece bien? Sin mencionar lo que ha sufrido, mira lo delgada que estás. ¡Pobre hija mía! -

Manuel le contestó con enojo.

Al ver que los dos estaban ya apunto de pelear, Rosaría se precipitó a hablar.

-Papá, mamá, deja de discutir ya. Les escucho. Cuando me recupere, iré de viaje con Mateo y nos trasladaremos adonde nos apetezca. Cuando nos instalemos, los llevaremos allí a ustedes dos para que vivamos juntos -

-Escucha, tu hija es la que más me conoce -

El señor Manuel llegó a aliviarse con las palabras de su hija.

-Las dejo solas a ustedes dos. Puesto que no les sirvo para nada, bajo para quedarme con los niños. Dile a tu mamá qué quieres comer, estás con tu propia madre, no te andes con ceremonias, ¿entiendes? -

-Lo sé, papá -

Rosaría sonrió y asintió.

Aunque no quería dejar a su querida hija, el señor Manuel solo suspiró y salió.

-No escuches a tu padre. ¿Qué sabe ese viejo? Eso no tiene nada que ver con él -

La señora Nuria dijo en voz baja. Luego, empezó a acariciar a su hija de las manos y continuó -Las mujeres tenemos que cuidarnos bien. Casi me morí de ansiedad cuando supe lo que te había pasado. ¡Maldita sea esa Anabel! ¿Cómo lo pudo hacer? -

-Muy bien, mamá, ya terminó. Ella también pagó por lo que había hecho, ¿no? Ya la enviaron a la capital, no creo que la dejen escapar de las torturas debidas -

Rosaría empezó a consolar a su madre.

Sin embargo, la señora Nuria la fulminó con la mirada y dijo -Buena hija mía, ¿no has tomado una decisión tan grande como esa? Incluso has envenenado a Mateo para buscar sola a esa mujer para el antídoto. Rosaría, ¿acaso te crees tan omnipotente ya? -

-No, mamá -

Rosaría estaba avergonzada por las palabras de su madre.

Incluso Mateo la había perdonado, ¿por qué volvió a hablar de eso su madre?

-¿De verdad? ¡Qué temeraria! Mateo no te habla de eso para no volver a recordarte ese bebé perdido. Pero como tu madre, te tengo que culpar. ¿No has sido demasiado audaz y imprudente esta vez? -

-Tienes razón -

-¿Todavía te atreverás a actuar de esa manera en el futuro? -

-No -

En este momento, Rosaría bajó la cabeza y admitió su error como una niña. Admitiría todo lo que le dijera su madre, ya que sabía que lo culpaba por su bien.

Viéndola así, Nuria se alivió. Así que continuó con un suspiro -No es fácil ser la dueña de la familia Nieto. Ahora que Rolando puede dirigir toda la familia, ¿por qué no dejas todo? -

-Vale, ya lo he prometido ante papá, ¿no? En el futuro, Mateo se encargará de mantener la familia y yo pintaré y cuidaré de los niños. ¿Te parece bien? -

-Bien -

La señora Nuria llegó a soltar una sonrisa después de oírla decir eso. No obstante, las lágrimas que brillaban en sus ojos le seguían dejar a Rosaría preocupada.

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