¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 367

-¡Entre! -

Dijo Rosaría.

Esta era la primera vez que dejaba entrar a una persona de la familia Suárez.

Obviamente, Ada se sorprendió con el trato.

Al ver Rosaría así, Mateo no la detuvo. Abrió la puerta en seguida para dar la bienvenida a Ada.

El señor Manuel y su pareja podrían haberse quedado con los niños en la mansión de la familia Nieto. Todos estaban afuera. Lidia y Mariano también salieron. Solo los tres se encontraban en la mansión.

-¿Has comido? ¿Quieres que te traiga un tazón de fideos? -

Susurró Rosaría.

-Lo haré yo -

Mateo sabía que Ada seguramente tenía mucho que decir a Rosaría. Por tanto, se quitó el abrigo y entró en la cocina.

Ada notó el sentimiento de Mateo hacia Rosaría y susurró -Tienes mucha suerte de poder encontrar a un marido así -

-Sí, me trata muy bien. Estoy muy satisfecha -

Hablando de Mateo, los ojos de Rosaría se llenaron de amor.

-Vi la transmisión en vivo ayer. Él fue capaz de proponerte frente a todos de la Ciudad H. Además, la familia Nieto te respetaba mucho. Me siento muy contenta -

Con las palabras de Ada, Rosaría entendió que se había convertido en una celebridad en la Ciudad H el día anterior.

-La propuesta de Mateo me pilló desprevenida. No estuve preparada -

-De veras le gustas. Me alivia que un hombre así te quiera tanto -

Ada sacó una llave de su bolsillo y se la entregó a Rosaría.

-No tengo nada que darte. Esta es del estudio donde suelo quedarme. Sé que te gusta dibujar, así que te la doy -

-Gracias -

Rosaría la recogió.

Aunque eran madre e hija, no habían estado juntas durante muchos años. Su relación era aún mucho más distante..

Ahora Ada y ella ya eran capaces de sentarse aquí y hablar en paz. Rosaría ya sintió mejor.

-La familia Suárez -

-No hablemos de esta hoy -

Ada la interrumpió directamente. Pero esto la dejó hallarse aliviada.

Tenía mucho miedo de que Ada viniera a contarle lo buena que era la familia Suárez. Si fuera así, ella no sería capaz de mantener tal estado de ánimo.

-Gracias -

-Rosaría, en mi vida, no he podido quedarme a tu lado para protegerte. Es mi mayor pesar que no te haya visto crecer con mis propios ojos. Sin embargo, todo esto ha sido culpa mía, y no puedo adjudicarla a nadie más. No te culpo si no me perdonas ni me llamas madre. Incluso si no quieres regresar a la familia Suárez, no te forzaré. Oí que Mateo te ayudó a conseguir tu tarjeta de identificación. Ahora está solicitándote un pasaporte. Podéis ir a donde queráis. La gente no tiene mucho tiempo para ser feliz en la vida. Mientras viváis bien, no os importe lo que digan los demás. ¿Lo sabes? -

Las palabras de Ada sorprendieron a Rosaría, pero ella todavía asintió.

-Después de comer, ¿puedes acompañarme a limpiar la tumba de tu padre? -

Los ojos de la madre parpadearon con esperanza, pero ella dijo -Por supuesto, si no quieres, olvídalo. No voy a forzarte -

-¡Iré contigo! -

Rosaría también sabía que debería haber limpiado la tumba de Julio. Pero debido al asunto de la señora Verónica, no pudo superar el obstáculo mental.

Al escuchar que Rosaría estaba de acuerdo, la mujer su puso feliz.

Luego, las dos volvieron a hablar de pintar.

Obviamente, Ada se adentró más en el campo que su hija.

Ignorando el afecto entre sus padres y el lío de la familia Suárez, a Rosaría le gustaba estar con Ada.

Las dos mantuvieron la conversación con alegría.

Cuando Mateo volvió, vio a las dos charlando como si fueran amigas.

-Muy bien, los dos pintores, vamos a comer -

El hombre le dio los fideos preparados a la madre.

-¿Quieres un poco? -

Miró a su mujer.

Rosaría lo rechazó con la cabeza -No, estoy llena, pero puedo verla comer -

Ada sonrió y no dijo nada. Cogió sus palillos. Con solo un bocadillo ya no podía resistirse a elogiar.

-No está mal. Parece que mi hija no tendrá hambre en el futuro -

-Por supuesto, no puedo dejarla así de ninguna manera -

Ada observó a Rosaría. Las dos se miraron y sonrieron por el afecto.

-Acompañaré a la señora Ada para limpiar la tumba de mi padre más tarde -

-Os voy a llevar con el coche -

-Vale -

Como su hombre no se opuso, Rosaría se sintió aliviada.

Ada, por su parte, lo observó todo con una sonrisa.

Comía ella con elegancia. Esto podría tener algo que ver con su buena educación familiar. Comía el tazón de fideos sin prisas. Era extremadamente cómodo observarla.

E incluso, Rosaría tenía la ilusión de que si su madre naciera en la antigüedad, ella debería ser una señorita noble.

Por supuesto, Ada notó la mirada de Rosaría, pero no tenía ninguna inquietud. En cambio, ella era muy serena.

Rosaría se dio cuenta de súbito que tenía una madre así es realmente su suerte. En todo caso, gracias a esta mujer, su embarazo de nueve meses dio a luz a su vida.

Quería llamar a su madre, pero no pudo dijo nada de todos modos.

Ada terminó de comer. Miró a su alrededor y preguntó -¿Eduardo y Laura no están aquí? -

-No, estarán en la casa de su abuela paterna -

Las palabras de Rosaría decepcionaron un poco a Ada.

-Los niños han crecido tanto. Como abuela, no tengo nada que darlos. Pedí forjar un par de collares con cerraduras doradas para ellos. Aunque son un poco vulgares, demuestran mi cariño -

La mujer le entregó las cerraduras doradas a su hija.

-No hace falta -

-Vamos, son para los niños -

Como Ada insistía tanto, Rosaría no pudo negarse.

Ella las dio a su marido y susurró -Tienes que cuidar de ti misma. Sé que lo haces todo en la familia Suárez. Y quieres hacer más por la Sra. Verónica y por mi padre. Pero ya no eres joven. No hagas tanto tú misma -

En realidad, no quería decir estas palabras, pero vio a Ada así, no pudo evitar sentir compasión.

Se le llenaron a la madre los ojos de lágrimas brillantes. Ella se contuvo y respondió -Lo sé. Y tú, también cuida bien de ti misma. Después del aborto, tu cuerpo tardará mucho en recuperarse. Durante este período, evita la comida fría y picante tanto como sea posible. Sería mejor comer algo ligero -

-Lo haré -

Aunque Ada no la había atendido, la hija aún percibió la atención que prestaba.

En el mundo, ¿cómo podría haber madres que no se preocuparan por sus hijos?

El corazón de Rosaría se ablandó de nuevo.

-Fui de compras hace un tiempo y te compré un abrigo. No tenía tiempo para dártelo. Ya que estás aquí hoy, espera un momento. Voy a buscarlo -

Rosaría había comprado este abrigo hacía mucho. Pero nunca había tenido la oportunidad de dárselo a su madre. Viéndola así, no pudo evitar ir a la habitación a buscarlo.

Lógicamente, Ada se quedó asombrada con el afecto especial.

-¿Ella lo compró para mí? -

Miró a Mateo y sintió que todo esto era tan irreal.

El hombre sonrió y dijo -En realidad, Rosaría siempre te extraña a ti y a la familia Suárez. Sin embargo, esta la ha lastimado demasiado -

-Lo sé -

Para Ada, no valió la pena opinar los asuntos de dicha familia.

Cuando Rosaría regresó, llevaba un abrigo de cachemira. Parecía el nuevo estilo de este año. El color y el estilo eran especialmente adecuados para el gusto de Ada.

Los ojos de Ada estuvieron llenos de lágrimas al instante.

Como era de suponer, le había costado mucho a Rosaría hacerlo. Desafortunadamente, una hija tan amable siempre fue dañada por la familia Suárez.

Ada contuvo sus lágrimas y dijo -Gracias, me gusta mucho -

-Prueba. Si te queda bien, quédate con el abrigo. Vamos a ver a papá juntos -

Las palabras de la hija sorprendieron a Ada. Esta se emocionó.

Siguió a Rosaría hasta el dormitorio y se cambió al abrigo.

Había que reconocer que Rosaría lo compró muy apropiadamente. El abrigo también era muy hermoso.

Mirándola de pie de atrás en el espejo con una sonrisa, la madre sintió que todo valía la pena.

-Recuerda, debes hacerte feliz, ¿lo entiendes? -

-¡Sí! ¡Y tú, sé feliz también! -

Rosaría le tomó el hombro de la madre. Solo en eso, se dio cuenta de lo delgada que era Ada. No fue tan saludable como parecía.

Una mujer así había estado atrapada en el amor en toda su vida. Incluso desperdició la mayor parte de su vida por un hombre. De súbito, Rosaría sintió mucho por ella.

-Mi padre ha muerto tantos años. Si hay un hombre adecuado, deberías considerarlo. El resto de tu vida es muy larga. Es demasiado solitario pasarla sola -

Ella no tenía la intención de decir estas palabras. Al ver a Ada así, no pudo evitar hablar.

La madre se quedó atónita por un momento. Luego dijo amargamente -Hay gente en mis entrañas que no puede ser sacada por el resto de mi vida. He tratado de olvidarme de tu padre y empezar una nueva vida con otra persona. Pero como ya lo ves, no puedo hacerlo. El padre de Marta me trató bien. Le estoy agradecida, pero la gratitud no equivale al amor. En mi vida, le di mi amor a solo un hombre. Desafortunadamente, nuestra relación estuvo condenada a terminar pronto. Creo que en la próxima vida, tal vez podamos tener el destino que no tuvimos esta vez -

-No pienses en ello. Vamos abajo -

Rosaría no sabía cómo juzgar la relación entre ella y Julio.

Sus sentimientos fueron muy puros al principio, pero terminaron con prisa. Sin embargo, el afecto que habían dejado nunca se había disipado durante tantos años.

Rosaría nunca había experimentado tal emoción antes. Ella no sabía cómo opinarla. Pero al fin y al cabo, sentía por su madre.

Percibiendo el pensamiento de la hija, Ada se sentía dicha. Ella sonríe y dice -Estoy bien, no te preocupes por mí -

-Bien -

Las dos bajaron por las escaleras. El distanciamiento entre ellas se había disipado naturalmente.

Mateo también había preparado algo de incienso durante este período de tiempo. Al ver que habían bajado, sonrió y dijo -Vamos. Estoy listo -

-¡Bien! -

Los tres salieron de la villa y llegaron al Cementerio de los Mártires.

En realidad, no podían entrar como quisieran en tal cementerio. Pero debido a las relaciones sociales de Mateo, entraron ellos.

En la lápida, la apariencia de Julio era la misma que cuando era joven. Aún estaba vigoroso.

De inmediato se le llenaron los ojos a Ada de lágrimas.

-Julio mi cariño, mi hija y yo hemos venido a verte. Esta es la primera vez que vengo a verte en tantos años. ¿Me culparás a mí? -

La mujer sacó un sacrificio y lo colocó ante la lápida. Naturalmente, Rosaría la siguió.

Ella no tenía mucho afecto por Julio. Pero como había sacrificado su vida por el país, Rosaría lo admiraba. Además, este hombre le dio la vida.

Rosaría se inclinó con respeto y ofreció el incienso al difunto.

Todo hecho, Ada todavía no se fue. Se limitó a decir a la hija -Regresad antes. Quiero acompañarlo aquí y charlar con él -

Rosaría estaba un poco preocupada. Pero no tenía miedo de que le pase algo aquí, así que susurró -Entonces vamos primero. Deberías volver temprano. Hazme una llamada cuando llegues a casa -

-¡Bien! -

Asintió Ada, pero mantenía sus ojos clavados en la lápida de Julio.

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