¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 395

Víctor pensaba que Mateo había perdido durante tantos días seguidos, no debería tener tanta paciencia. Sin embargo, no esperaba que Mateo todavía tuviera tanta confianza.

-Eres genial, Mateo-

Víctor sonrió.

-Date prisa. ¿Por qué eres molesto como una mujer? ¿De veras estás aquí para apostar? ¿O tienes miedo de perder? -

Al oír las palabras de Mateo, Víctor tenía muchas ganas de golpearlo.

Víctor no discutió con él, y los dos comenzaron rápidamente.

Al principio, Mateo había perdido. No sabía si era porque tenía mala suerte, o si siempre había sido así, por lo que Víctor se puso un poco orgulloso.

-Mateo, creo que es mejor parar aquí. Sólo ha pasado media hora, ya has perdido 60 ciento mil. Dijiste que solo te queda un millón en total. Si de veras pierdas todo, ¿qué vergonzoso sería? -

Detrás de él, Mariano estaba aún más ansioso.

El señor Mateo siempre había sido muy hábil en el mundo de los negocios, ¿por qué sufrió tantas pérdidas aquí?

Sin embargo, Mateo todavía tenía mucha calma y dijo con indiferencia -No me importa nada.-

-¿Por qué no cambiamos a otro juego? Tal vez no eres bueno en este juego -

Sugirió Víctor.

-Lo que sea -

A Mateo no le importaba el género del juego, pero Mariano estaba muy preocupado.

Los dos ahora jugaron los naipes.

Después de cambiar a naipes, Mateo todavía estaba tranquilo y relajado. Sin embargo, parecía que empezó a tener mucha suerte, Mateo comenzaba a ganar a Víctor en cada ronda.

Al ver que las fichas frente a él se hacían cada vez menos, Víctor ya no tenía ganas de reír.

Mateo todavía lo miró fríamente y dijo -Tal vez no eres bueno en esto esta vez, ¿por qué no cambiamos a otro juego? -

Mariano se quedó muy sorprendido.

Aunque Mateo había recuperado los seiscientos mil euros que había perdido antes, ¿cómo podía ser tan arrogante ahora?

Ya era muy bueno que no perdiera dinero. ¿Qué quería hacer exactamente el señor Mateo?

Víctor miró a Mateo y pensaba que él solo tenía suerte. Él sonrió y dijo -No hace falta, no soy tan cobarde -

-Muy bien. ¿Entonces continuamos? -

-Por supuesto -

Víctor se puso serio.

Sin embargo, no importaba lo serio que fuera Víctor, seguía perdiendo.

Las fichas frente a Mateo eran cada vez más, pero Víctor las tenía cada vez menos. En menos de una hora, Víctor ya había perdido todas las fichas frente a él.

Él frunció el ceño.

Mariano también sintió que era muy misterioso.

Mateo de repente se convirtió muy hábil en los juegos.

¿Pero por qué no era así en otros casinos?

Mateo dijo -Víctor, ¿quieres continuar? -

-¡Claro! -

Víctor no quería perder a Mateo.

¡Qué extraño!

En otros casinos, Mateo perdería cada vez que jugaba, ¿por qué podía ganar todas rondas aquí?

Víctor no podía entender lo que estaba sucediendo, pero cuando oyó que Mateo vino aquí a apostar, Rosaría, que estaba observando en secreto, pudo verlo claramente.

Aunque no fue al casino ni jugó a las cartas, era un genio, ¿cómo podría perder tanto? Tal vez el dinero que había perdido antes era sólo una trampa, lo que quería hacer era ganar el dinero de Víctor.

Era muy obvio que Mateo había venido apuntando a Víctor. Desafortunadamente, Víctor no lo notó, ni nadie más. Sin embargo, Rosaría lo descubrió, porque ya había estado con Mateo por tanto

Ella suspiró suavemente, sabía que Víctor iba a perder mucho hoy.

Para un genio como Mateo, era fácil tender una trampa a alguien.

Rosaría envió una persona a decir a Víctor que admitiera la derrota y dejara de jugar, para que no perdiera demasiado, pero a los ojos de Víctor, Rosaría no quería que Mateo perdiera dinero.

Si Rosaría le hubiera dicho esto al principio, Víctor le habría escuchado, y probablemente habría llevado a Mateo a otros lugares.

Pero ahora había perdido la cara, aquí era su lugar, no podía ser cobarde.

Víctor no dijo nada y continuó su apuesta con Mateo.

Mateo vio a alguien bajar del piso de arriba y susurrar unas palabras en el oído de Víctor. Víctor lo miró pensativamente, pero al final sólo le agitó su mano.

Sabía que Rosaría debería descubrir algo.

Entonces de veras esta mujer estaba escondida aquí.

¡Bien!

¡Muy bien!

Al ver que estaba aquí, ella todavía podía mantenerse escondida, e incluso pudo ayudar a Víctor. Esta vez si él no castigaba suficientemente a Víctor, no era su estilo.

Cuanto más lo pensaba Mateo, más enojado se ponía, lo que sorprendió mucho a Mariano.

¿Había ganado dinero? ¿No?

¿Por qué seguía tan enojado?

Se sentía muy extraño, Víctor también.

Víctor debería ser la persona que se enojó.

Obviamente, Mateo vino para provocarlo. Víctor no discutió con él, ¿por qué Mateo todavía parecía que estaba muy furioso? Víctor había perdido mucho dinero, ¿por qué Mateo tenía una expresión de haber perdido más dinero?

-Mateo, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás tan enojado? -

Preguntó Víctor.

Sin embargo, Mateo se burló y dijo -Nada. De repente recordé algo muy molesto. Lo siento, afecté tu estado de ánimo. Pues, continuamos -

-¿Estás seguro de que quiere continuar? -

-Claro -

Mateo lo dijo apretando los dientes.

Mariano sintió que Mateo no estaba aquí para apostar, sino para matar a alguien. Así que se sentía muy inquieto.

La batalla entre los dos comenzó de nuevo.

Esta vez, no importaba qué jugaba Víctor, siempre perdía, no había ganado ni una vez. Mateo parecía haber adivinado todo y siempre podía ganar en cada ronda.

En menos de una hora, Víctor había perdido más de un millón de euros.

Él empezó a sudar.

¿Quién divulgó los rumores falsos?

¿Quién dijo que Mateo era el Señor Generoso?

Parecía más a un diablo del infierno.

Al ver a Mateo ganar tanto dinero, Mariano se quedó atónito.

No estaba soñando, ¿verdad?

¿Cómo podría Mateo ser tan genial?

Antes había perdido mucho, ¿no?

Mariano frotó los ojos para asegurarse de que no estaba equivocado. Ahora estaba aún más sorprendido.

La única persona que todavía mantenía la tranquilidad era Mateo.

Mateo no echó ni un vistazo al dinero frente a él, sólo se burló y le dijo a Víctor -Víctor, ¿cómo estás? ¿Todavía quieres seguir? -

Esto fue lo que Víctor le había dicho a Mateo no hacía mucho tiempo. No esperaba que Mateo se lo dijera a Víctor tan pronto.

Víctor se sintió muy avergonzado.

-Claro! Pero tengo que ir al baño, ¿te importa? -

-Claro que no -

A Mateo no le importaba qué Víctor iba a hacer.

Cuando Víctor dejó la mesa de juego, Mateo le dijo a Mariano -Síguelo en secreto, a ver a qué habitación del tercer piso envió su persona. Luego vuelva a informarme -

-¿Qué? -

-¿Por qué estás tan sorprendido? ¿De verdad crees que estamos aquí para apostar? -

Mateo sintió que hoy Mariano estaba muy tonto.

Mariano estaba muy confuso.

-¿No es así? Ya has ganado tanto dinero -

Mateo de veras quería abrir el cerebro de Mariano para ver si sólo le quedaba el amor en ello.

-Date prisa -

-¡Sí! -

Aunque Mariano no sabía por qué Mateo le indicó a hacer esto, todavía siguió a Víctor rápidamente.

Como Mateo había adivinado, Víctor no subió las escaleras, sino que envió un camarero al tercer piso.

Mariano siempre había sido un buen rastreador, por eso el camarero no lo descubrió.

Siguió al camarero y vio que él entró en la habitación 306, así que regresó rápidamente.

-Señor Mateo, es la habitación 306 -

Mateo asintió.

Cuando Mariano quería preguntarle algo más a Mateo, Víctor regresó y trajo más fichas.

-Mateo, tengo fichas de 1,2 millones, aquí. A ver si puedes ganar todo -

-Estoy un poco cansado. Vamos a terminar esto rápidamente -

Mateo miró el reloj en su muñeca y dijo con indiferencia -Media hora. Me llevaré todas estas fichas en media hora, no te importaría, ¿verdad? -

-Qué arrogante eres. ¿Quieres ganar todo en media hora? ¿Estás bromeando conmigo? -

-¡Entonces veremos! -

Mateo sonrió con orgullo, haciendo que Víctor lo odiara mucho.

Podía decir que Mateo vino aquí para provocarlo. Todos decían que Mateo era el Señor Generoso, si Víctor dijo que él no era así, nadie le creería.

Víctor estaba seguro de perder hoy.

Los dos llevaban una expresión muy seria, y parecía como si fueran a pelearse.

Sin embargo, Mateo se sentó y dijo con una sonrisa -¿Parece que ya estás arrepentido? -

-Imposible. Soy el dueño del casino, ¿cómo puedo estar arrepentido? -

-Entonces, ¿qué estás esperando? ¡Empezamos! -

Mateo de veras era una persona muy molesta, pero era su cliente ahora, Víctor no podía encontrar la excusa para golpearlo, por lo que solo podía seguir jugando con él.

Justamente después de media hora, todos los dineros frente a Víctor ya se habían pertenecido a Mateo.

Mariano estaba súper contento.

Por fin Mateo recuperó el dinero que había perdido en los últimos días.

Al ver la expresión de Víctor, Mateo se sintió aún más alegre.

-Gracias, Víctor, por ser tan generoso. Entonces no voy a rechazarlo -

Al oír estas palabras, Víctor se sentía aún más molesto.

-Mateo, adiós, no te despido -

-No pasa nada, tal vez mañana también vendría. Después de todo, siempre pierdo dinero en otros casinos de la Ciudad H, pero puedo ganar aquí, ¿no? -

Víctor estaba a punto de volverse loco debido a las palabras de Mateo.

¡Este zorro astuto!

Sabía que había sido engañado por Mateo, pero todavía tenía que acompañarle afuera con sonrisa.

Mateo y Mariano tomaron las fichas y las cambiaron a dinero felizmente, luego dejaron el Casino Rojosol con alegría.

Víctor rompió todas las cosas a su alrededor con enojo.

-¡Maldito Mateo! ¡Vino a tenderme esta trampa! -

Rosaría suspiró ligeramente. Justo ahora, le había aconsejado a Víctor, pero él no la escuchaba. Ahora él perdió tanto dinero, ¿qué podía decir ella?

Mariano fue la persona más feliz. Al ver que había recuperado el dinero, se sentía muy contento.

Tan pronto como los dos salieron del Casino Rojosol, Mateo le dijo en voz baja -Date la vuelta y volvemos al casino. Pero vamos a la parte trasera del casino, iremos a la habitación 306 -

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!