¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 40

La enfermera no se atrevió a desobedecer las instrucciones de Mateo y entró apresuradamente para cuidar a Rosaría.

Al ver que ella estaba durmiendo profundamente, él rápidamente regresó a casa con su cabello en la mano.

Cuando vio que Mateo regresó, Estela lo saludó inmediatamente con ojos llorosos.

-Mateo, no lo hice intencionalmente. Sólo quería castigar a Adriano un poco. No había pensado que este niño era tan terco. Lo siento, todo es mi culpa. -

Sin embargo, él estaba irritable al ver que lloró ella.

-Vale, sé que tú también estás preocupada. ¿Cómo está él? ¿Lo vio el médico de la familia? -

-El médico sigue está probando -

Los ojos de Estela se pusieron rojos por llorar tanto. Parecía que estaba realmente preocupada por Adriano.

Después, Mateo fue directamente a la habitación de Adriano.

Estela lo siguió.

La cara de Adriano estaba enrojecida y seguía gritando que tenía frío. Al ver eso, Mateo se sentía un poco angustiado.

-No lo golpees si quieres enseñarlo en el futuro. -

Lo sé. No lo haré más. Es que la compañía ha perdido tanto dinero por él, pero no dijo nada. Así que estaba enfadada. Todo lo que he hecho es para la familia Nieto. -

Estela nunca había visto que su hijo era tan testarudo. Estaba preocupada de que Mateo culpara a ella y a su hijo por la pérdida seria esta vez. Por eso pensó en dar una lección a Adriano. Pero este niño estaba enfermo por su castigo.

Luego, Mateo tocó la frente caliente de Adriano y preguntó -Francisco, ¿cómo está Adriano? -

-Él tiene un resfriado e inflamación, por lo que tiene fiebre ahora. Además, parece tener amigdalitis. Es común que los niños de esta edad tengan ese problema. No te preocupes, la temperatura bajará después de recibir la inyección. Luego, cuídalo con atención en el futuro. -

Después de hablar, Francisco comenzó a poner la inyección a Adriano.

Pero Estela seguía llorando, lo que hizo que Mateo se sintiera un poco irritado.

-Vuelve a tu habitación. Diré a señora Anabel que lo cuide. No puedes hacer nada aquí. Además, no puedes culpar a Adriano por los asuntos de la compañía. No lo castigues más si lo sabes claramente en el futuro -

Al escuchar que él estaba insatisfecho, ella tembló más.

-Mateo, no lo hice a propósito realmente. Déjame quedar aquí. Soy su madre, así que será mejor que lo cuide yo -

-Vale, entonces, ten cuidado. Francisco, ven a mi habitación de estudio. Quiero preguntarte sobre su enfermedad -

Después, Mateo se fue.

Estela todavía quería mantener a Mateo, pero cuando vio su expresión fría, no se atrevió a hablar más.

Francisco siguió a Mateo a su estudio.

-Señor Mateo, la enfermedad no está grave. Puede recuperar lentamente después. Los niños siempre son más preocupantes durante este período -

Francisco dijo con responsabilidad.

Sin embargo, Mateo no lo contestó, sino abrió el cajón del escritorio y sacó un pañuelo. En el pañuelo había un peine que encontró en el tocador de Rosaría después de saber que ella fue muerta en el incendio hace cinco años. En el peine todavía tenía el pelo largo de Rosaría.

En ese momento él no había encontrado su cadáver. Por lo tanto, dejó este largo cabello para recordarla. Y lo puso en el cajón del escritorio, no permitía a nadie tomarlo.

Ahora sacó el pañuelo y se lo entregó a Francisco junto con el pelo largo que había sacado de Rosaría no hace mucho tiempo.

-Francisco, tengo una petición. Ayúdame a ver si estos dos cabellos pertenecen a la misma persona -

Su voz no era fuerte, pero era muy seria.

Francisco se sorprendió por un momento por sus palabras, y preguntó en voz baja -Señor Mateo, ¿quieres hacer una prueba de DNA? -

-Sí. Creo que la apariencia y la personalidad de una persona pueden ser cambiadas, pero su ADN no cambia con su aspecto, ¿verdad? -

-Por supuesto que no. -

Aunque Francisco no sabía a quién pertenecía el cabello, definitivamente era una persona a la que Mateo apreciaba tanto.

Entonces, cuidadosamente los guardó mientras habló.

-No quiero que alguien más sepa de esto. Si sale el resultado, por favor llámame solo. Iré a tomarlo yo mismo. -

-De acuerdo. -

Luego, Francisco se fue.

Estela siguió mirando el estudio de Mateo. Al ver que Francisco salió, se apresuró a dar un paso adelante para detenerlo.

-Francisco, ¿de qué habéis hablado? ¿Hay alguno problema con mi hijo? ¡Debes decírmelo! Francisco, soy la madre de Adriano. Si él tiene alguno problema, dímelo ahora. -

Al ver los ojos llorosos de Estela, Francisco no sabía qué decir.

-Señorita Estela, Adriano está bien. Solo me ha preguntado sobre la recuperación -

-¿De verdad? -

Ella no estaba convencida.

-Realmente. -

Después de que el Francisco terminó de hablar, se fue. Sin embargo, Estela todavía no lo creía.

Ella pensó, "Si solo preguntara por la recuperación de Adriano, ¿por qué no me lo diría?

¡Definitivamente no me dice la verdad!"

Cuando Estela estaba a punto de regresar a su habitación, vio a Mariano venir con prisa.

-Mariano, ¿por qué tienes tanta prisa? ¿Hay algo malo con la compañía? -

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