¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 400

Tenía la intención de descansar, pero cuando cerró los ojos, aparecía la imagen de Rosaría en su mente, y se calentó.

Después de todo, no había tenido sexo durante más de un mes. Desde luego tenía ganas de hacerlo.

Se levantó de nuevo y se dio una ducha fría. Al ver la cama, se sentía un poco incómodo. Pensó que no podía dormir allí.

Antes no se había dado cuenta de eso, que sin la compañía de Rosaría, aquella cama parecía demasiado grande, tan grande que no se sentía seguro.

"Maldita sea, ¿desde cuándo empiezo a necesitar la sensación de seguridad?", pensó él.

Miró una vez más la cama con disgusto, se puso su pijama y fue a la habitación de Eduardo.

Este seguía despierto cuando escuchó la puerta abriéndose. Se sorprendió un poco al principio, pero cuando vio que era Mateo, se sintió un poco imponente.

-Mateo, ¿por qué estás aquí si no duermes en tu habitación? -

-Duerme más adentro -

Sin darse los rodeos, Mateo pateó ligeramente a su hijo para que tuviera un poco de espacio en su cama.

Eduardo no sabía lo que quería hacer su padre.

-¿Es que quieres arrebatarme la cama? -

-¿Qué quieres decir con eso? Eres mi hijo, y esta cama también pertenece a mí. Muévete más adentro -

Mateo era demasiado grande para acostarse en la camal niño. Una vez acostado allí, la cama parecía extremadamente estrecha.

Eduardo estaba a punto de llorar.

-Mateo, he pasado la edad en la que necesito que alguien duerma conmigo. Puedes ir a dormir con Laura, o Adriano -

-Cállate y vete a dormir. O duermas en la cama o en el sofá, elige uno -

Dijo Mateo dominantemente.

El niño sintió que tenía muy mala suerte de tener un padre tan irrazonable.

Pero no por eso estaba dispuesto a dormir en el sofá, así que se renunció.

Se apoyó en el pecho de Mateo con un poco de rechazo, y no se sintió muy cómodo.

En cambio, abrazando a su hijo, finalmente Mateo sintió que no estaba solo, por lo que se puso satisfecho. Le encantaba la suavidad y la fragancia del cuerpo pequeño de su hijo.

-Duerme -

Esta frase determinó que Eduardo solo podía aceptar la realidad.

El niño suspiró y cerró los ojos.

Dormir con su padre fue una experiencia completamente nueva para él.

Aunque dijo que había pasado la edad que necesitaba que su padre lo acompañara para dormir, esta era la primera vez que lo experimentó.

El abrazo de Mateo era diferente al de Rosaría. No era tan suave, pero llevaba una sensación de seguridad proporcionada por un hombre.

El niño se quedó dormido sin darse cuenta, con una sonrisa de satisfacción en la cara.

Escuchando la respiración uniforme de su hijo, Mateo abrió los ojos.

Bajo la luz tenue, Eduardo dormía pacíficamente. La mirada de Mateo se volvió más tierno y su expresión facial también parecía más suave.

"Este chico, aunque es travieso, igual es un niño encantador", pensaba.

El sueño se apoderó del hombre. Abrazando más fuerte al hijo, se quedó dormido profundamente.

A la mañana siguiente, cuando se despertó Mateo, sentía dolor por todo el cuerpo.

Aunque la cama de Eduardo parecía grande, era para un niño. Y para un adulto como Mateo, sería un castigo durmiendo toda la noche encogido.

Mateo retiró suavemente su brazo. Sintió como si todo su cuerpo se hubiera roto, pero no se atrevió a hacer ningún movimiento grande, temiendo que despertaría a su hijo.

Después de cubrir al hijo con la manta, salió de su habitación. Justo en ese momento, se encontró con la señora Lorena y Rolando. Viendo que Mateo saliendo de la habitación de Eduardo, los dos se sorprendieron.

-¿Dormiste en la habitación de Eduardo anoche? -

A la señora Lorena le pareció increíble.

Si Mateo durmiera con Laura, les parecería más razonable. Pero Eduardo siempre era un niño independiente, así que no se acostumbraría dormir con Mateo de ningún modo.

-Sí, es que dijo que tenía miedo dormir solo y me pidió que lo acompañara -respondió con calma.

-¿Qué? -

La señora Lorena y Rolando se quedaron aturdidos.

Dudaban de si estaba hablando de Eduardo.

Sin embargo, el hombre no hizo más explicación. Fue al baño para asearse.

Los dos se miraron el uno al otro y no preguntaron más. Después de todo, era natural que padre e hijo intentaran de tener una relación más cercana.

Eduardo salió de la habitación después de lavarse la cara.

-Abuela, dile a Mateo que vuelva a su habitación a dormir. Estoy acostumbrado a dormir solo. Anoche vino a dormir conmigo y era bastante incómodo -

Eduardo se quejó.

La señora Lorena y Rolando se quedaron aturdidos de nuevo.

-¿No fuiste tú quien le pidió que te acompañara? -

Eduardo se sorprendió y dijo enojado -No se sabe quién era el que tenía miedo -

Con eso, fue al baño con enojo.

Mateo fingió como si no hubiera pasado nada -He escuchado que la familia Serrano está compitiendo con nosotros sobre un proyecto recientemente, ¿es cierto? -

-Sí, es cierto. ¿Ha pasado algo? -

Desde que Rolando se encargó de la administración de la compañía, Mateo no se había preocupado por los asuntos del Grupo Nieto. Ahora que él tomó la iniciativa a preguntar, Rolando se sorprendió y pensó que si se había equivocado en algunos asuntos.

No obstante, Mateo dijo con tranquilidad -Nada. Solo quiero decirte que, de ahora en adelante, vamos a interferir en todos los negocio de la familia Serrano -

-¿Es que Víctor te ha molestado? -

Rolando sabía lo que significaban las palabras de su hermano.

La señora Lorena no tenía interés por los asuntos de negocio, así que pidió que la llevaran al jardín invernadero.

Mateo se burló y dijo -¿Molestarme? Ahora le voy a dejar saber qué es lo que es el molesto -

Víctor sabía que lo hizo a propósito.

Se puso tan indignado que su expresión facial casi se deformó.

-Señor Mateo, sólo son las 7:30 de la mañana. Normalmente, el casino abre a las 10:00. ¿No te parece que has venido un poco temprano? -

-Ni manera. Me pongo tan contento al pensar que voy a ganar el dinero de ti, que no me puedo dormir. Hay tantos casinos en la Ciudad H y este es el único que me deja ganar. ¿Cómo no voy a aprovecharme de la buena fortuna para ganar unas cuantas veces más? ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo a perder dinero de nuevo? -

-¡A ver quién tiene el miedo! -

Al carecer del sueño, se puso malhumorado.

Entendía que Mateo lo provocó con intención. Si no lograra a molestarle ese día, probablemente lo provocaría otro día.

Se levantó algo resignado y dijo con odio -¿Qué quieres apostar? Mando que mis subordinados te acompañen -

-No están cualificados para jugar conmigo. Señor Víctor, vamos -

Mateo casi le estaba obligando.

Víctor casi quiso echarle fuera con una escoba.

Era la primera vez que se dio cuenta de que ese hombre era un granuja.

Víctor se vio obligado a sentarse a la mesa de juego. No paraba de bostear, por lo que perdió bastante dinero en solo unas pocas rondas.

Mateo sonrió y le burló -Señor Víctor, parece que no eres bueno en esto -

-Solo hemos jugado unas cuantas rondas. No llegues a conclusiones precipitadas, ¿vale? -

Dijo irritado. Se fue a lavar la cara y comenzó a apostar seriamente con Mateo.

Rosaría escuchó que Mateo había venido muy temprano en la mañana y pensó que buscaría a ella directamente, pero no esperaba que se pondría a apostar con Víctor.

-¿Estás seguro de que ha hecho una apuesta con el señor Víctor? -

-Sí, el señor Víctor lo ha aceptado involuntariamente. Está agotado y tiene mucho sueño -

Las palabras del camarero hicieron a Rosaría perder la paciencia.

"Este hombre ni siquiera tiene la intención de ocultar su odio contra Víctor.

¿Qué demonios está haciendo?", se decía ella.

Estaba a punto de salir, pero el camarero la detuvo.

-Señorita Rosaría, mejor te quedes aquí. Aunque por la mañana el casino no está abierto todavía, no sabes si otras personas te verían. Para entonces, se complicaría el asunto -

A ella le pareció razonable. Regresó a su habitación y llamó a Mateo.

Este estaba jugando felizmente cuando sonó el teléfono. Al ver que era llamada de Rosaría, reveló una sonrisa.

"¿Por fin quieres llamarme?

Pero qué pena.

Ahora no quiero responder la llamada. ¿A ver qué puedes hacer?", pensaba alegremente.

Colgó el teléfono triunfantemente y le dijo a Víctor con una sonrisa malvada -Víctor, ¿es que no gozas de muy buena salud últimamente? ¿Por qué estás tan apagado cuando juegas la carta? ¿Quieres que te comparta una receta para nutrirte? -

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡No huyas, mi amor!