Rosaría meditaba con los ceños fruncidos. Viéndola así, Mateo estaba un poco preocupado.
-Yo me encargaré de todo. He empleado a una persona para que fuera a la cita disfrazada de ti. Tan pronto como apareciera Marta, sería capturada. No te preocupes -
Oyendo eso, Rosaría le dijo mirándolo fijamente -¿Crees esto es la mejor manera de protegerme? -
-Sí. No quiero que corras ningún riesgo -
-Pero quiero ir personalmente esta vez para hablar con ella sobre algunas cosas -
Mateo se puso un poco descontento al oír esas palabras.
-Cuando Marta esté detenida, podrás preguntarle cualquier cosa, pero ahora no puedes salir -
Rosaría dijo con indiferencia -¿De veras crees que puedes atraparla? -
-Con la grabación auditiva de la llamada que te ha hecho, la podemos mandar a la comisaría -
-Entonces, ¿qué sería de Laura? ¿La escondemos? No tenemos suficientes evidencias para acosar a Laura de secuestro a pesar de la grabación. Además, ella tiene el apoyo de la familia Suárez, ¿crees que ganaremos con estas condiciones? -
Mateo siguió frunciendo los ceños al oír eso.
-Supongo que esta vez la familia Suárez no la ayudará -
-Si Javier hubiera podido persuadir a la señora Verónica, todo habría sido diferente -
Rosaría interrumpió a Mateo y dijo -Quiero ver a Marta personalmente. De todos modos, lo que ha pasado hoy es muy raro. Aun cuando quiera amenazarme con la seguridad de mi hija, no me la robará en pleno día. Eso no tiene sentido -
Al ver que Rosaría había tomado la decisión, Mateo sabía que ya no podía persuadirla, y solo pudo decir -Te acompañaré -
-Si me niego, ¿no te irás? -
-Iré contigo de todos modos -
Rosaría no dijo nada, se levantó y fue al estudio.
-Papá, Mateo y yo tenemos que salir ahora y probablemente no vamos a volver al mediodía. Podéis comer sin nosotros -
Manuel estaba acostumbrado a tal situación, simplemente asintió y dijo -Vale, ten cuidado -
-¡Vale! -
Rosaría asintió y se cambió antes de salir con Mateo.
Al verlos salir juntos, Mariano pensó que iban a volver a la casa de la familia Nieto, así que no pudo evitar preguntar -¿Y la señorita Laura? -
-Quédate aquí para protegerlos. Tenemos que salir ahora -
Diciendo eso, Mateo se fue con Rosaría.
En el camino, Rosaría permanecía en silencio. Aunque Mateo estaba un poco culpable, no quería ceder más después de hacer tantas explicaciones, creyendo que la culpa no era totalmente suya.
La atmósfera entre los dos estaba algo rígida y opresiva.
Cuando llegaron al Parque del Sur, Rosaría estaba dispuesta a apearse, pero Mateo la impidió.
-No debes arriesgar tu vida en ningún momento. Si quieres castigarme de esta manera, al menos debes estar a salvo. Si Marta quiere hacerte daño, tienes que informarme de inmediato, ¿de acuerdo? -
Mateo sintió que era un error permitirle venir allí.
Pero ya no quería que su relación se empeorara más.
Lo que había pasado ese mismo día había sido una amenaza para su relación, pero si hubiera insistido en no dejarla acudir a la cita, algo peor podría haber sucedido.
Al ver lo preocupado de Mateo, Rosaría asintió con la cabeza.
-Lo sé -
Se deshizo de la mano de Mateo y se apeó.
Mateo de repente se sintió solo.
Esa sensación era muy desagradable.
Los dos siempre habían sido muy íntimos, pero ahora la distancia entre ellos era más larga que nunca.
Viendo a Rosaría bajar el auto y caminar hacia el lugar que Marta había exigido, se puso nervioso de inmediato.
-Mario, informa a todos los guardaespaldas que protejan a la señora Rosaría -
La orden de Mateo inmediatamente lo hizo nervioso a Mario.
Cuando Rosaría llegó, notó que había mucha gente allí en el parque. Podía que alguien estuviera escondido entre la muchedumbre.
Miró a su alrededor y pronto descubrió a algunas personas que conocía, quienes eran del Imperio de la Noche.
Rosaría comprendió al instante que Mateo ya había mandado a los guardaespaldas allí para protegerla.
Se paró al lado de una barandilla mirando hacia el campo de fútbol, donde unos niños estaban jugando felizmente, lo cual le recordaba de Eduardo y Adriano.
A los dos también les gustaba jugar al fútbol.
En el otro lado del campo de fútbol, había dos niños que estaban jugando al dron torpemente.
Rosaría pensó en Eduardo de nuevo. Recordaba cómo su hijo aprendió a jugarlo desde cero hasta convertirse en un expertito de drones.
Pensando eso, Rosaría recordó lo que Víctor le había dicho.
Mohamed estaba adicto a drogas, y sus bienes fueron transferidos a Marta a través de Cecilia.
En este momento, Rosaría dudaba si debía echarle una mano a la señora Verónica.
No se llevaba bien con esa anciana, y ésta no la creería nunca aun cuando Rosaría le dijera la verdad.
Además, no tenía pruebas de que Marta le estaba haciendo daño.
Pero si lo ignoraba, su conciencia no le permitía.
A pesar de la relación complicada entre ella y la familia Suárez, ella no quería ver eso suceder con los brazos cruzados.
-Ella no vendrá y simplemente te ha engañado. Sabiendo que estabas preocupada por Laura, ella te ha propuesto la cita a propósito. ¡He averiguado que está en casa con la señora Verónica y no saldrá! -
En este momento, Mateo incluso quería matar a Marta personalmente.
Se creía muy astuto, sin embargo, fue engañado por esa mujer.
Rosaría estaba algo aturdida al oír las palabras de Mateo.
"¿Marta todavía está en el la casa de la familia Suárez?"
"¿Entonces lo que Mateo dijo es verdad?"
"¿Ella solo quiere que acuda a la cita y descubra que he sido engañada?"
De todos modos, Marta no sabía que el supuesto secuestro era la intriga de Mateo, y tampoco sabía que Laura estaba a salvo. Entonces, a Rosaría no le importaba el truco de Marta.
Aunque Rosaría estaba un poco enojada, no había nada que pudiera hacer para vengarse de Marta.
Suspiró y siguió a Mateo al auto.
En este momento, un fútbol de repente voló hacia Rosaría.
-¡Ten cuidado! -
Mateo rápidamente se puso delante de Rosaría y paró el balón con una mano.
Un niño corrió hacia ellos nerviosamente y dijo tímidamente -Señor, lo siento. ¿Puedes devolvernos el fútbol? -
Mirando a ese niño que tenía casi la misma edad de Eduardo, Mateo abandonó la idea de culparlo.
Le entregó el balón al niño y dijo con indiferencia -Ten cuidado -
-¡Gracias, señor! -
El niño se fue corriendo con el balón en los brazos.
Rosaría se adelantó, miró hacia el niño y dijo en voz baja -¡Qué bueno es vivir sin preocupaciones como los niños! -
-Tú también puedes vivir así -
Justo cuando Mateo terminó de hablar, un niño que jugaba al dron de repente salió por detrás de Rosaría y la derribó.
-¡Lo siento, señora, lo siento! -
El niño se disculpaba pero no se detuvo.
Mateo estaba furioso, pero solo se apresuró a levantar a Rosaría y preguntó -¿Estás bien? -
-No me pasa nada -
Rosaría sacudió la cabeza y vio de repente una hoja de papel en su mano.
Fue ese niño que la acababa de derribar quien se la dio.
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