¡No huyas, mi amor! romance Capítulo 469

-También acabo de enterarme. Cuando Mateo estaba hablando contigo, le localicé según la señal de su móvil -

Al ver que Rosaría se enojó, Eduardo confesó atropellado.

Rosaría agarró su teléfono con fuerza, sintiéndose agotada.

-¿Entonces por qué no me lo dijiste antes? ¿Sabes lo preocupada que estaba por tu papá? -

-Temía que te enojarías, además, estás enferma, ¿no? Tenía miedo de que estuvieras incluso más preocupada -

Eduardo estaba un poco frustrado. Agarró la esquina de su ropa. Cualquier sentiría gran simpatía por él al verlo así.

Rosaría también sabía que esto no fue la culpa de Eduardo. A fin de cuentas, su hijo hizo todo por su bien. Pero al pensar en ese video que acababas de ver, no pudo evitar sentir mucho dolor en el corazón.

-Lo siento, Eduardo. Estoy de mal humor -

Rosaría hizo una respiración profunda.

Al verla así, Eduardo se acercó a ella.

-Mamá, ¿dijo algo Víctor? -

-¿Le pediste a Víctor para buscar a tu padre? ¿En qué estabas pensando? -

Rosaría no podía entender por qué su hijo hizo todo esto.

Eduardo respondió en voz baja -Tenía miedo de que alguien de la familia Nieto le hiciera daño a vosotros. Víctor te trata muy bien y yo sabía que él no le dejaría solo a mi papá -

Al oír lo que dijo su hijo, Rosaría de repente sentía mucha pena.

Pensaba, "No soy una madre competente."

"Soy una madre tan inútil que mi hijo se ha dado cuenta de lo que está pasando en la familia Nieto, e incluso ha programado mejor que yo."

-Eduardo, a veces tienes que decir a los demás lo que quieres hacer, sobre todo a mí, ¿de acuerdo? Aunque sí que eres más inteligente que tus compañeros, eres un niño. ¿Crees que eres capaz de asumir toda la responsabilidad si le pasa algo a Víctor o a ti? ¿O crees que soy capaz de hacerlo? -

Rosaría sabía que su hijo estaba preocupado por ella y Mateo, pero al pensar en las cosas que le podría pasar, sintió mucho miedo.

Al ver que Rosaría ya no estaba enojada, Eduardo respondió en voz baja -Ya lo sé. No lo haré la próxima vez -

-¿Quién más sabe esto? -

-Nadie. Ni siquiera le dije a mi abuela. Sólo Víctor y yo lo sabemos, ahora tú también -

Eduardo parpadeó sus ojos finos que se parecían mucho a los de Mateo, lo cual que le hizo sentir triste de nuevo a Rosaría.

-No te metas más en este asunto, ¿de acuerdo? Cuenta conmigo. Lo que necesitas hacer es quedarte en casa para acompañar a tu abuela y estudiar mucho. Si realmente te sientes aburrido, puedes ir a la compañía con Adriano -

-No he visto a Adriano por mucho tiempo. Cada día le llevan antes del amanecer. No es fácil verlo ahora -

Al oír las palabras de Eduardo, Rosaría se sintió aún más culpable.

-Mi hijo, somos demasiado ocupados. ¿Qué te parece si yo hablo con tu abuela para que sigas yendo a la guardería? Por lo menos, tendrás con quien jugar allí -

-Entonces, ¿Laura también irá? -

Rosaría se calló por un momento, luego respondió sonriendo -Claro -

De repente se dio cuenta de que, independientemente de lo que ella y Mateo hubieran planeado, parecía que tendrían que dejar al lado su plan de salir de la Ciudad H para un viaje por el mundo.

Pensaba, "Los niños no pueden quedarse en casa todo el día debido a nosotros dos, así que es mejor dejarlos ir a la guardería."

En este momento, la señora Lorena llegó. Al ver a Rosaría y Eduardo juntos, preguntó -¿Qué pasa? ¿Eduardo te molestó? -

-No. Creo que es mejor que él y Laura vayan a la guardería. No creo que les venga bien estar en casa todo el tiempo, además, no sé cuándo podemos salir de la Ciudad H. ¿Por qué no los mandemos a la guardería para que aprendan algo? ¿Qué crees, Lorena? -

Rosaría se lo planteó directamente este asunto sin rodeos y guardó sigilosamente el teléfono de Eduardo.

La señora Lorena se aturdió, luego asintió con la cabeza y dijo -Sí, también estaba pensando en eso. Eduardo es muy inteligente. No es bueno para él quedarse en casa así todos los días. Antes Laura no pudo tener contacto con otros niños debido a su salud. Ahora que está mucho mejor, es hora de que entre en contacto con otros niños -

-Así es, entonces por favor ayúdame en eso -

Al oír las palabras de Rosaría, la señora Lorena se rio.

-Son mis nietos. Claro que me gustaría hacerlo por ti. Eduardo, acompáñame para recoger a tu hermana. Os llevaré a la guardería mañana -

Al ver que la señora Lorena y Rosaría habían hecho la decisión, Eduardo no dijo nada en contra. Sea como sea, no le importaba estar en la guardería o en casa.

En este momento, estaba más preocupado por Mateo.

Sin embargo, como Rosaría no le permitió meterse más en ese asunto, Eduardo decidió no interferir más, pero aún estaba preocupado por él.

-Mamá, te has sido hospitalizada recientemente, así que debes estar muy aburrida. Tengo algunos juegos nuevos en mi móvil, te lo dejaré a ti. Puedes jugar cuando estés libre, pero no puedes gastar demasiado tiempo en ellos -

Rosaría entendía muy bien lo que quería decir Eduardo. Acarició la cabeza de su hijo y dijo -No te preocupes. Lo haré. Gracias, hijo -

-De nada. Espero que te encuentres mejor muy pronto. Cuando estés mejor, ¿puedes llevarme y a hermana a la guardería? -

Eduardo levantó su cuello, y la miró con esperanza.

-¡Vale! -

Rosaría de repente sintió que les debía demasiado a los niños.

Al ver que ellos habían llegado al acuerdo, la señora Lorena sonrió y dijo -Entonces Eduardo y yo regresamos a casa primero. Ya le pregunté a la doctora Sara. Tu enfermedad no es nada grave. Es una enfermedad muy común entre las mujeres. Relájate y descansa bien. Hablaré con Yolanda para que te cocine algo especial, para que puedas recuperarte más rápido -

-Gracias, Lorena -

Rosaría sabía que la señora Lorena dijo esto para consolarla. De hecho, Sara ya le había contado todo sobre su enfermedad, pero ella no lo demostró.

La señora Lorena añadió algo más antes de irse con Eduardo.

Sara se levantó apresuradamente y dejó que Rosaría se sentara. Luego, fue a preparar agua caliente para Rosaría.

Lidia estaba un poco preocupada. Al ver que las dos se llevaban bien, le hizo un señal a Rosaría con la cabeza y se fue. También cerró la puerta de la oficina.

Cuando Sara vio a Lidia irse, estaba un poco sorprendida.

-¿Por qué Lidia salió? -

-Nada. Quiero preguntarte algo, así que le pedí que se quedara fuera por un tiempo -

La expresión de Rosaría no era muy buena.

Sara estaba desconcertada y preguntó -¿Qué te pasa? ¿Qué es lo que quieres preguntarme? -

-¿Dónde está Mateo? -

Preguntó Rosaría sin rodeos.

Sara se quedó aturdida. Sin embargo, solo después de unos segundos recobró la compostura y le dijo sonriendo -Rosaría, ¿qué te pasa? ¿Cómo yo podría haber sabido dónde está el señor Mateo? -

-¿De verdad no lo sabes, o solo estás fingiendo no saberlo? ¿Lo llevaron a Mateo bajo el orden de Ernesto, verdad? ¿O tengo que preguntarle a Ernesto dónde está mi marido? -

La expresión de Rosaría era un poco fría, completamente diferente a la de ayer.

Cuando Sara oyó la pregunta de Rosaría, supo que Rosaría ya se enteró de algo, pero ella seguía dijo en voz baja -Rosaría, no sé de qué estás hablando -

Rosaría sacó el teléfono de Eduardo, y le mostró el video.

-No me digas que no sabes quién es la persona en ese video. Tampoco me digas que Ernesto no sepa dónde está -

En el momento en que Sara vio el video, dio dos pasos hacia atrás involuntariamente y chocó con el escritorio detrás de ella. Ella dijo sorprendida -¿Cómo podría ser así? No lo sé, te lo juro que no lo sé -

Rosaría se mordió el labio inferior y dijo -No me importa lo que Ernesto quiera. Con tal que me digas qué ha pasado a mi marido, se lo daré todo lo que quiera hasta mi vida -

Sara nunca pensó que Rosaría tendría ese video.

En otras palabras, Rosaría ya sabía dónde se escondía Mateo.

Pensaba, "¿Cómo se enteró de esto?"

Sara no lo sabía, pero dijo preocupada -Rosaría, sé que estás preocupada por él ahora, pero por favor créeme, Ernesto no hará nada al señor Mateo. Además, volverá en dos días. En ese momento, ya lo entenderás todo -

-¿Qué pasa si te digo que quiero saberlo ahora? -

El corazón de Rosaría estaba lleno de inquietud.

Nadie se quedará allí con los brazos cruzados sin hacer nada al ver a su marido así, ¿verdad?

Frente a la actitud agresiva de Rosaría, Sara de repente no supo qué hacer.

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