-¿Rolando ha regresado?
Lorena también mudó de color.
-Voy a hablar con él sobre esto.
Mateo era tan enfadado que quería golpear a su hijo.
Rosaría se preocupaba igualmente. Ayer los dos ya pelearon por Adriano y ahora Adriano se fugó de casa con Eduardo. ¿Cómo se le explicaba?
Todos bajaron.
Hay sangre filiforme en los ojos de Rolando. Parece que no descansó toda la noche. Cuando los vio, les preguntó,
-¿Dónde está Adriano. Lo llevaré.
Señora Lorena se puso enojada.
-¿Lo llevarás? ¿Cómo lo puedes hacer?, que ya ha huido de casa Adriano por tu golpes.
-¿Qué?
Rolando no la entendió.
-¿Se ha huido de casa?
Señora Lorena le respondió furiosa,
-Si no fueras tan severo con Adriano, no se fugaría. Además, Eduardo también se fugó. Los dos niños de familia Nieto ya salieron. ¿Estás contento? ¿satisfecho? ¿te sientes muy bien ahora?
-Madre, eso no tiene que ver con Adriano. Todo eso se debe a...
-¡Cállate!
Antes de que terminara sus palabras Mateo, señora Lorena lo interrumpió con regaño.
Vista que señora Lorena era tan enfadada, Rosaría no se atrevía a decir nada.
Rolando lo comprendió todo.
-¿Se atreve a fugarse de casa? Le romperé la pierna.
-¿Si lo golpeas, te romperé la pierna primero.
De veras estaba furiosa señora Lorena esta vez, o sea, estaba inquieta por la desaparición de los niños. Solo podía descargarse en Rolando.
Luego de un rato, Rolando se fue.
-¿Adónde vas? -Al verlo, Señora Lorena le preguntó a Rolando.
Rolando le respondió con ansiedad,
-¡A buscar a los niño!
Solo fue un padre nervioso en este momento.
-Sí, a buscar a los niños.
Rosaría se apresuró a cambiarse de ropa y salió directamente con Mateo sin lavar la cara.
Los otros de familia Nieto los buscaron deprisa.
Sin embargo, no se aventuraron a buscarlos sin escrúpulos con el temor a que los malos los dañarían aprovechando esta oportunidad.
Cualquier plan hecho anteriormente no se puede llevar a cabo ahora, nada era más importante que la búsqueda de Eduardo y Adriano.
Rosaría incluso tenía palpitaciones por la inquietud.
-No te preocupes, Eduardo estará bien.
Mateo la consoló con estas palabras, aunque también era inquieto.
Mientras Rosaría y Mateo los buscaban, Adriano y Eduardo ya llegó al sitio de la tarjeta en el metro.
-De verdad es muy bien aquí.
Adriano quedó sorprendido al ver el club de tiro.
Eduardo también. Pensaba que solo fue un lugar pequeño, pero en realidad fue un club grande con adornamiento lujoso.
-Te lo he dicho, que tendremos futuro luminoso.
Eduardo llevó a Adriano a entrar orgulloso.
Al principio, nadie se dio cuenta de ellos. Después de entrar, Eduardo vio que muchos padres llevaron a sus hijos a visitar. Los dos los siguieron.
Adriano le preguntó,
-¿Por qué los seguimos?
-Lo investigamos primero, evitando que nos engañen.
Las palabras de Eduardo despertó a Adriano.
-Tienes razón. Eres inteligente que yo.
Siguieron a los demás, escuchando al guía presentar la situación del club a los matrimonios delante de la cola. Los presentó los éxitos de los miembros y la lista de gloria.
Los padres estaban contentos. Eduardo y Adriano también.
Cuando iban a pagar, armaron un alboroto fuera.
-¿Qué pasa?
El gerente preguntó al guardia que acababa de entrar.
-¿Cómo puedo hacerlo? No hay algo para subir.
-La ventana, pisa la ventana.¡Date prisa!
Eduardo le empujó a la ventana.
A estas alturas, Adriano no podía considerar nada más. Gracias a los entrenamiento de Rolando de estos días, llegó a la ventilación dentro de poco.
Se esforzó a mover la tapa, y señaló a Eduardo que subiera.
Tardó menos tiempo que Adriano en subir.
Se escondieron pronto y la taparon entre ellos.
Después de todo eso, se oyeron pasos desde fuera, y se abrió la puerta.
-Señor Rolando, ¿en qué puedo ayudarle?
El gerente seguía detrás de Rolando adulatorio.
Los dos no se atrevían a moverse cuando vieron a Rolando.
¡Dios míos!
¡Qué mala suerte!
Es el despacho del gerente.
Pero Rolando se sentó en la silla detrás del escritorio y se fijó fríamente en el gerente, -Vengo para encargarte algo.
-Estoy a su disposición.
El gerente sudaba mucho en la frente. Parecía que tenía mucho miedo a Rolando.
Rolando dijo fríamente,
-Mi hijo, Adriano huyó de casa a medianoche de ayer, junto con el hijo de mi hermano mayor, Eduardo. Estos son sus fotos. Manda a tus empleados hacer todo lo posible para buscarlos. Recuérdalo, hazlo secretamente. No lo des publicidad, ni mucho menos que se sepa que han desaparecido los niños de la familia Nieto.
-Sí, sí, sí. Lo entiendo.
El gerente se puso más nervioso al oír eso, cogió las fotos con manos temblorosas.
Los dos niños también, sobre todo Adriano, que estornudó por el miedo de ser descubierto por Rolando
El sonido sorprendió a la gente en despacho, Rolando inmediatamente se dio cuenta de que su hijo estaba escondido aquí.
Rolando llevó a los empleados a la ventilación y quitó la tapa. Ellos quieren escaparse, pero era tan pequeña la ventilación, no era fácil para lograrlo. Pronto, su primera huida de casa acabó.
-¡Vuelvan conmigo! Vosotros dos son muy atrevidos! ¡Especialmente tú, Adriano! ¡Parece que tu entrenamiento no era suficiente!-Rolando dijo enojado.
Pronto, este los llevó a casa.
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