Lo miro y trago saliva. Un escalofrío entra por mi garganta y llega a mi corazón.
Ha estado investigando... Si se entera, mi identidad y mis secretos se quedarán al descubierto.
Sinceramente, lamento de haber mentido en aquel entonces. ¿Por qué me habré venido a la familia Santalla? Pensé que podría dejar atrás mi vida miserable, pero en realidad, solo he conseguido quince años de sufrimiento.
Y este sufrimiento no tiene fin.
Mirando mi mirada desesperada, Clyde sonrie y se inclina. En este momento, mi mente está en blanco y dejo de resistirme.
Penetra una y otra vez en mi cuerpo. Solo siento cada vez más humillación.
Me muerdo el labio y aparto la mirada, en trance parece que veo a Kenneth de pie en lo alto de las escaleras...
De repente, todo mi cuerpo se encoge, siento escalofríos en la espalda y se me pone los pelos de punta.
—¡No lo tengas tan cerrado! —susurra Clyde y me abofetea—. ¡Sí que eres putilla!
El dolor me hace despertar y, cuando vuelvo a mirar hacia allá, no queda rastro de Kenneth.
***
A la mañana siguiente, mientras ayudo a Kenneth a levantarse, mis pensamientos vuelan. Me avergüenza pensar en que he estado haciendo eso con Clyde durante dos noches seguidas, entonces no me atrevo a mirarle los ojos a Kenneth.
—¿Te encuentras bien? —me pregunta Kenneth cuando abotono mal por segunda vez su camisa.
—¿Eh? —Me asusto, y mi corazón latía a toda prisa por miedo—. Na... Nada.
—¿No dormiste bien anoche? —pregunta suavemente.
Bajé la cabeza y no hablé.
—Lo siento, Selena —Kenneth me disculpe, tocando mi cabeza—. He molestado tu descanso, ¿verdad? Creo que... es mejor que me vaya a dormir a la habitación de invitados a partir de hoy.
—¡No! —digo apresuradamente.
¿Cómo puedo dejar que vuelva a dormir en la habitación de invitados? Ya estamos casados y deberíamos dormir en la misma habitación, pero he traicionado a mi marido en estos dos días... Creo que, si el castigo existe de verdad, acabaría en el infierno.
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