PECADO DEL DESEO romance Capítulo 67

Me sorprendo un momento.

Reacciono inmediata, ¿era Miranda quien reveló a Clyde mi paradero?

—Él me preguntó.

Miranda toma la iniciativa de admitir,

—El día después de que te fuiste, vino a preguntarme sobre ti. Dijiste que no querías que le dijera nada, así que no quería decirle al principio, pero él...

Pregunto ansiosa,

—¿Qué hizo?

—¡Me amenazó si no se lo decía, me cavaría el corazón, me arrojaría al desierto!

Me sorprendo.

—El señor Clyde es demasiado violento, a menudo quiere arrojar a la gente al desierto, ¿es de una mafia?

Bajo la cabeza, no digo nada.

Cuando los hombres se pongan ingenuos, serán realmente irrazonables.

—¿Entonces le dijiste?

Ella sonríe,

—¿No debería decírselo?

—Miranda, yo y él en realidad...

—Sé que no podéis estar juntos.

Miranda me da una palmadita en el hombro,

—Pero él está realmente preocupado por ti. Y tú, tampoco puedes dejarlo ir en absoluto. Creía que si él estaba contigo y los días en Etiopía serían mucho mejores.

—Gracias —digo sinceramente—, gracias por pensar mucho por mí.

Ella suspira,

—Pero es inútil, después de todo, has estado de vuelta y os convertís en los ajenos, y es posible que no sepas que durante el mes en que te fuiste, había muchas noticias del matrimonio entre la familia Santalla y la familia Franco. Creo que la Empresa de Bienes Raíces Sunshine de la familia Franco está a punto de abrir, así que úsalo para promover.

—Selena, solo podéis deteneros.

Lo entiendo todo, pero todavía me siento muy triste.

Respiro hondo para calmarme. Esa noche antes de regresar al país, secretamente decidí no llorar más por Clyde.

Quiero ser una fuerte Selena.

Incluso las bombas en Etiopía no me destruyeron, ¿qué más puede vencerme?

Después de regresar a casa, duermo todo el día, y vuelvo a trabajar al día siguiente. Esta vez me convierto en una gran heroína de toda la revista. Alonso me da flores para agradecerme.

—¡No es necesario! —digo con sonrisa—, hemos trabajado juntos por tanto tiempo, no necesitas darme flores... ¡Ten cuidado, si tu novia está celosa, no querré ser culpada!

—¡No te preocupes! Esto es lo que ella me pido comprar, ¡ella también te agradece mucho! —dice sinceramente.

—¿Por qué quiere agradecerme?

Alonso me guiña,

—Deliberadamente dije que me torció el tobillo.

De hecho, aunque él no dijo, yo también lo sabía, nadie quería ir a ese lugar devastado por la guerra.

Le doy unas palmaditas en el hombro.

—Oye, Selena —dice cuando se aleja—, en los últimos días, hay algunas personas venir a la revista para encontrarte.

—¿Quién?

—Unas personas de la familia Santalla.

Me sorprendo.

—Cada vez que vino era diferente, pero dijo que era de la familia Santalla.

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