Pedido de Amor romance Capítulo 172

Como Selena movió el teléfono hacia un lado, Aaron podía escuchar lo que se decía en el teléfono.

—A Alberto le gustas mucho y es muy amable contigo. Mírate, como novia, tienes que ser buena con él, de lo contrario, cuando te cases más adelante, la gente cotilleará sobre ti.

—Hija, Alberto es un buen chico, y le gustas tanto, así que deberías apreciarlo. Tu padre y yo estamos pensando en ir a la Ciudad Azul a ver a Alberto dentro de un tiempo para hablar de tu matrimonio y ver cuándo podemos casarte con él...

Al oír esto, Selena se acercó inmediatamente el teléfono a la oreja y dijo:

—Mamá, mamá, ¡de qué estás hablando! Todavía soy joven.

Se estaba volviendo loca.

Lo entre ella y Alberto sólo fue una pura actuación, pero su madre adoptiva se lo tomaba en serio, e incluo empezaba a arreglar el matrimonio para ella.

Selena charlaba con su madre sin prestar atención al rostro frío y gélido de Aaron, quien se sentaban una al lado de la otra.

«¿Se gustan mutuamente? ¿Matrimonio?»

En ese momento, su mano en el volante no pudo evitar apretar unas cuantas muescas, sólo para sentir un bloqueo en el pecho que le hacía estar cada vez más irritado.

—Caramba, mamá, no digas nada, apúrate a comer la tarta con mi papá, voy a estar ocupada aquí, pues cuelgo.

Tras decir esto, simplemente colgó la llamada.

Dio un largo suspiro de alivio y de repente sintió que no era buena idea seguir mintiendo así, tenía que encontrar la manera de hablar con sus padres adoptivos lo antes posible, de lo contrario temía que tarde o temprano buscaran a Alberto y hablaran con él sobre el asunto del matrimonio.

Guardando su teléfono, Selena miró a Aaron, que conducía, y no pudo evitar murmurar:

—No puedo creer que tu cumpleaños es el mismo día que el de mi padre.

El rostro de Aaron era frío y guardó su silencio ante Selena de inmediato, ignorándola.

Selena no entendía por qué el hombre parecía tan muerto de repente, pero pensó que ahora era la jefa de una empresa de bodas y tenía que aguantar al hombre por el dinero.

Después de todo, el único cliente de su empresa de bodas es Aaron.

—Para, para, para ya.

De repente, Selena vislumbró algo y le gritó que se detuviera.

El hombre pensaba que Selena iba a comprar algo para su abuela y detuvo el coche al lado de la carretera.

La mujer salió del coche corriendo.

Al cabo de unos instantes volvió llevando sus cosas al coche, cerrando la puerta y abrochándose el cinturón de seguridad.

Fue entonces cuando saqué de la bolsa de papel una tarta de cerdito rosa, una tarta muy pequeña.

—Ven, hermano Aaron, hoy es tu cumpleaños, te he comprado una tarta de cumpleaños ja, ja, ja...

Selena sonrió aduladoramente y sacó una vela de la bolsa, la clavó junto a la oreja de cerdo rosa, cogió el mechero y la encendió, sostuvo la tarta e inclinó la cabeza para mirar a Aaron:

—Feliz cumpleaños, hermano, te voy a cantar una canción de cumpleaños, pide un deseo.

Selena había oído hablar de que Aaron nunca había celebrado su cumpleaños.

Por eso, cuando Aaron le pidió que celebrara su cumpleaños hoy, ella se sentía un poco extraña, pero más sorprendida.

La limusina se detuvo y Aaron miró la cara aduladora de la mujer, siempre pensando que esta no tenía buena intención celebrando su cumpleaños.

Tal escena le trajo a la mente la celebración de su cumpleaños con Alberto y al recordar el comentario anterior de Florencia en el teléfono, el hombre se puso tan molesto que ya no tenía ganas de comer la tarta.

—No es necesario —dijo con frialdad, y puso el coche en marcha enseguida.

—¿Estás loco o qué? Tú eres el que me pidió que te preparara un pastel y tú eres el que no lo quieres comer.

Su cara se puso fea al instante cuando miró la vela sobre la tarta pequeña y, con un solpo lleno de quejas, apagó la vela encendida.

Sacando el tenedor de la bolsa de papel, y empezó a comer la tarta ella misma.

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